Domingo
(25-08-2024), siete caballeros veleños
nos reunimos en el habitual punto de encuentro; con las burricletas
prestas y bien dispuestas, preparados para
“otra etapa especial de montaña”, que incluye en su planificación, comida en
familia en el restaurante “Ropino.” Continuamos con las tiradas largas, previa
presentación de la propuesta, buena aceptación por parte de la valerosa
escuadra.
Comenzamos
la etapa, “algo más temprano”, con ganas y animados; atravesamos la villa,
dirección al camino navalqueño por el paraje adehesado; agradables temperaturas
nos regala la jovial mañana y por el
reposado encinar se dejan ver varias piaras de “jabatos” y más ciervos
espantados, antes de cruzar el río “cargado de arena”. Por estos lares, el
amigo Gabriel “Machaque”, trabaja para el grupo, liderando desde la primera
línea, para no desgastar a los convocados.
Desde
Navalcán, descendemos hacia “riachuelo empedrado”; nos metemos de “patas con
las burricletas a cuestas” y con cuidado de no resbalar en sus escurridizas
aguas. Desde aquí, algún tramo divertido entre jaras, antes de colarnos en el
original camino, abrimos algunas porteras y saltamos las alambradas del
“rincón” Sin sobresaltos, cabalgamos por el ameno paisaje, con la Sierra de
Gredos cada vez más cercana, hasta que nos despistamos en el cruce del arroyo.
Nos toca “patear” por encima de zarzas y helechos, abriendo paso con “un
estaco”. Una vez dentro del “track”, arribamos en Candeleda “por la parte de
atrás” de la vía pecuaria.
Unos
minutos para llenar las botijas y un picoteo sobre la marcha, antes de
“afrontar el primer puerto de la etapa.” Seis kilómetros de entretenida subida,
con tramos más empinados, otros, más cómodos y de falso llano a la sombra,
acurrucados en un bosque de robles, con vistas de lujo a parajes más altos. Con
oficio y rigor, vamos escalando “cada cual cómo pueda y sin apretar”; cabe
destacar, al amigo Luci “Fromme” que se
ha presentado a filas, sin dormir, sabiendo la jornada que teníamos preparada.
De uno en uno vamos coronando en “el visitado santuario”; aprovechamos para
recuperarnos en el fresco lugar, hidratarnos y reponer fuerzas para afrontar la
parte más exigente de la jornada.
Desde
aquí, bajamos unos pocos metros, para enlazar con la pista “del castro celta”;
entretenidos pasos con variados “ingredientes”, de continuos subes y bajas,
entre huertas y casas de campo “que aparecen de la nada”; con algunos repechos
duros, charcas clandestinas y afortunadas vistas que apreciamos desde el
improvisado balcón. Evitando la carretera, llegamos a “la salida del Raso”,
desde aquí, comienza la larga y tendida subida; la consigna el clara “no
gastar, porque se puede hacer muy larga.” Disfrutamos de las genuinas vistas
serranas que se extienden a ambos lados, según vamos cogiendo altura; pasamos
de largo “por el Castro”, todavía la subida se hace llevadera, hasta que
llegamos al panel informativo, “6,5 kms para coronar.” Sobre la marcha, paramos
“a coger agua y ver las pinturas rupestres”, mientras “algunos compañeros se
enfilan hacia la cima.” A nuestro paso, impresionantes vistas a media ladera, y
mientras escalamos, la ascensión se va haciendo más técnica, con un río de
piedras sueltas y descolocadas, que nos obligan “a negociar la mejor trazada”.
Martín “El Fiero” y Alberto “El Maestro Ceramista” van abriendo paso desde la línea
delantera, mientras, Luci “Fromme” se da
un buen calentón para enlazar con la cabeza. El amigo Gabriel “Schweeping” como
un valiente gladiador lucha contra las incómodas pendientes y no claudica ante
la adversidad –para él, el premio a la combatividad-. Poco a poco, vamos
restando desnivel y metros –con oficio y constancia- , hasta llegar a la
elevada cima pactada, para “tocar el cielo”: unos breves instantes para
intercambiar impresiones, tomar aire y la foto de rigor, antes de realizar “el
cansino descenso”, pero disfrutón, por
los maravillosos paisajes que se extienden a nuestro paso y que captan nuestras
retinas. Más abajo, nos reagrupamos todos, hacemos un resumen de los kms
finales de la ascensión, antes de arribar en el punto pactado de la reunión
familiar.
Destacar
de la ruta, las ascensiones realizadas (Chilla y el Jornillo) con las
impresionantes vistas y enclaves donde están situadas. No menos importante, el
circuito entretenido del camino del “Castro Celta” que ha hecho las delicias de
la escuadra veleña. Para rematar la faena, baño, comida, mesa y sobremesa en
familia, en el lugar de “concentración”, Restaurante Ropino, ¿qué más se puede
pedir? “Perder la paciencia es perder la batalla.” “La constancia es el secreto
de todos los triunfos.”
Resumiendo, ruta lineal de 85 kms (1600m. D+). Los principales caminos transitados han sido; Camino de Arenas-Parrllas-Navalcán-Candeleda, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino Viejo de Arenas, Camino de La Tranca-Candeleda-Subida a Chilla-Camino del Castro Celta-Camino del “Hornillo”-Camino del Castro Celta-El Raso-Ropino.
Pd:
Martín, muchas gracias por tu aportación fotográfica (1).
Buen
día………SALUD.
“…mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario