lunes, 11 de agosto de 2025

Ruta circular: Subidas El Berrocal-Los Marianistas-Las Morañegas-La Centenera-Refugio de las Campanas-La Francisca.


Domingo (10-08-2025), con las burricletas prestas y bien dispuestas, dos caballeros veleños, huyendo de las altas temperaturas que abrasan el llano, marchamos para Arenas, buscando el frescor de la Sierra. Previas conversaciones de la tarde-noche anterior, otros tantos compañeros, optan “por una ruta maratón por la comarca”, para “los serranos, una especial de montaña.”  

Nos desplazamos hasta la vecina localidad de Arenas de San Pedro, ya por la avenida principal, encontramos algunos vecinos en manga larga. Descargamos las burricletas y en nada, estamos en marcha; para no variar y “calentar”, comenzamos escalando, a la sombra y justo lo que buscábamos, agradables y bastante llevaderas las temperaturas. Enseguida, nos adentramos en el tupido y adecentado pinar; subimos sin prisas, controlando “los datos”,  ya que nos aguarda “un prolongado puerto”. Nos escurrimos por las primeras pendientes, sin perder de vista las estampas de fondo, antes de adentrarnos en el frondoso callejón, para aterrizar en “La Parra.”

Desde este punto, por la disimulada subida, buscamos la conocida pista forestal de “Los Marianistas”; el amigo Gabriel “Machaque”, me vuelve a recordar “las bajas temperaturas que llevamos”, hasta que avistamos los primeros puntos carbonizados, pasamos del frondoso verdor a un negro desolador. “Se nos cae el alma al suelo”, ante el dantesco paisaje que se extiende ante nosotros; nos quedamos sin habla, cuando “podemos decir algo” es para lamentar; las abrasadas cunetas, huérfanas de helechos y orégano, centenares de pinos caídos, heridos de muerte, otros; algunos rastros de humo y también, algunas chorreras de agua fresca, dando esperanza de vida entre tanta desolación, en una panorámica en plena recuperación (del incendio del año 2009). En pleno ascenso, con el corazón en un puño, vemos cómo han quedado al descubierto pistas y sendas que permanecían ocultas por la espesa arboleda, mientras vamos inmortalizando algunos rincones de la zona, fotografías que jamás hubiéramos querido realizar; por supuesto, desde estas líneas, también denunciamos este y otros actos similares, destacando el encomiable trabajo y duras tareas que realizaron los profesionales contra este incendio.   

Sobre la marcha, por el mítico y cómodo puerto –también afectado por el fuego-, nos vamos hidratando, “picamos algo” y llenamos las botijas en el refrescante pilón, para afrontar los últimos kms de la larga ascensión. Desde aquí, continuamos ganando altura, por la entretenida y compactada pista, “al tran-tran” sumando más desnivel, asomados a las cornisas, a media ladera, para ser testigos de la desgraciada postal. Las penúltimas curvas y tramos más exigentes, antes de hacer cima en el rústico refugio. Momentos para recrearnos con las genuinas vistas, fotografías de rigor, mientras reponemos fuerzas y comentamos “las mejores jugadas” del privilegiado paraje.  

Tras el merecido –y corto- descanso, reemprendemos la marcha; con calma, contemplando los picachos que nos rodean, destrepamos la empinada bajada, sin arriesgar, para descender hacia el Arenal por el lado opuesto del puerto; un remanso de  tranquilidad, silencio y aire fresco,  nos acompañan en la generosa sombra que nos regala la frondosa arboleda. Saboreamos este manjar, atravesamos la localidad en fiestas y por la vía rápida, nos preparamos para afrontar la última subida de la jornada. Al principio, después del largo descenso, las piernas “no responden”, “en doscientos metros están a pleno rendimiento”, le comento a mi intrépido escudero. Sin prisa, pero sin pausa, nos acomodamos por el placentero mini-puerto: discontinuos tramos de sol y sombra, prevaleciendo la fresca umbría, pasos estrechos bien resguardados del amenazante calor y alguna chorrera soltando agua “a granel,” nos llevan en volandas por la angosta pendiente, antes de coronar y arribar en el punto recreativo. Paramos a “echar un trago” y cambiar el agua de los botes, para afrontar el final de la etapa; nos recreamos por la técnica bajada y el embriagador paisaje que nos muestra su mejor versión. Desde El Hornillo, por la vía rápida –para no demorar- ya que ”el gato está en la talega”, llegamos al punto de partida para clausurar la espectacular etapa de montaña. Para brindar por la ruta realizada, zumo de cebada fresca y exquisitos aperitivos, mientras comentamos el itinerario realizado y compartimos conversaciones montañeras con la pareja veleña (Ángel y Catrina).

Destacar de la ruta, como no podía ser de otra forma, las frescas temperaturas que hemos tenido durante toda la jornada, sin olvidarnos, de los grandiosos paisajes y panorámicas –a pesar del fuego- que siempre nos brinda la Sierra de Gredos. “La nobleza y fuerza  de la montaña,  siempre se imponen a la estupidez e ignorancia del ser humano.”

En definitiva, ruta circular de 55 kms (1.500 m. D+). Los principales caminos transitados han sido: La Triste Condesa, El Berrocal- La Parra- Pista Forestal de los Marianistas- Las Morañegas, Ruta del Confesor, Puerto de la Centenera- Senda la Rubía, Refugio de las Campanas- Puerto de la Centenera-El Arenal-El Hornillo- Pista del Mirador Estelar- Alto de la Francisca-El Hornillo-Arenas de San Pedro.


                                                     




















SALUD……….y TIEMPO.


“…mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…”

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