Domingo
(21-09-2025), con las burricletas prestas y bien dispuestas, tres caballeros
veleños hacemos acto de presencia en el habitual punto de encuentro. Previo
acuerdo y aceptación (“sin incomodar”
jajajaja) , la propuesta ya está sobre la mesa: último “test serio” antes
del gran evento anual, que ya tenemos a
la vuelta de la esquina; hoy, para probarnos y subir nota, marchamos a “las
antenas del Piélago,” por el Almendral.
Comenzamos
la etapa, con temperaturas frescas y todavía con la luz nocturna que nos guía; nos
enfilamos por la estirada cañada, salvando “regueras y tramos rotos” y algunos
bancales de arena “a oscuras”, aunque de sobra, conocemos cada palmo del
terreno, “no arriesgamos, ni queremos echar alguna liebre al morral”. Poco a
poco, se va “aclarando” la mañana,
mientras nos adentramos por parajes cerreros, en los primeros pasos de escalada
de la jornada y después el fugaz y
agradable descenso, para volvernos a acomodar en la vía pecuaria. Desde aquí,
amenas conversaciones, para hacer más llevadera la enésima kilometrada; a
nuestro paso, aparecen más “tachuelas”, irregulares
y rasgados tramos, también empinados, otros, más cómodos y rápidos por el
entretenido paisaje, con las lujosas vistas a la Sierra de Gredos, nuestro
todavía queda lejos y tenemos que buscar “sus espaldas”, cruzando algunas localidades “viriatas”, antes
de “remangarnos para encarar” el plato fuerte de la exigente ruta.
Pues lo dicho, “muchas ganas había de probar
este manjar”; sin protocolos ni publicidad, comenzamos con los exagerados y
brutales desniveles hormigonados; “cada cual cómo pueda, al tran-tran, sin
apretar”, sacamos todo nuestro repertorio “motivacional,” para hacer “más
románticas y de colorines” estas descomunales pendientes. A nuestro paso, “un
monólogo de cuestas”, paseando por el desnivelado, rastrillado y rugoso
hormigón y, de propina, “las moscas” acompañándonos en pleno esfuerzo. Lo
dicho, reprechones de ficción, verticales pistas serpenteando la serranía para
disimular tanta dureza, moscas y robles “en nuestro calvario”, antes de coger la
vía de tierra y natural, que se nos presenta más bondadosa y comprensiva; el
amigo Martín “El Fiero”, sublime, nos comenta de lo terrible de estas pendientecillas,
¡¡¡viva el sentido del humor en plena faena!!!; a la sombra, aire fresco y transparente, rezumando de la
profunda tranquilidad del reconfortante pulmón; generosas fuentes, miradores
estratégicos con bancos, plantados en las aceras del acogedor pinar, para el deleite de los bohemios visitantes.
Por estos lares, nos acompaña Pablo “El Zorrero” hasta la pradera pielaguera,
vamos de “cháhara”; desde aquí, solo nos queda disfrutar de las espectaculares
vistas, antes de hacer cima en la privilegiada cúspide. Aquí, desde el elevado
altar, unos minutos para recuperar fuerzas, hacemos comentarios varios,
adjetivos superlativos y el amigo Gabriel “Machaque” cuando corona y después
“del susto”, nos comenta “que no son normales estas cuestas”, a la vez que se
trastea el bocata (no conocía la subida por esta vía), mientras nos recreamos
con el afortunado entorno que nos acoge y envuelve; fotografías de rigor para
el recuerdo, mientras preparamos la vuelta, ya que en lo alto, el biruji de
deja notar.
¿El
camino de vuelta? Continuamos “como puñales, rajando las dos vertientes” de la
excelente postal; efímera bajada, bastante desnivelada, “pestosa” y técnica, por
el imperfecto y áspero cemento, acurrucada en el vistoso castañar. A nuestro
paso, más subidas entre las angostas callejuelas, antes de aterrizar en Marrupe, donde paramos
en “el salvador pilón”, para recargar botijas y mochilas. En este punto,
decidimos cambiar el itinerario, “por eso de echar horas extras” y alargar el
corral, ya que vamos bien de tiempo; paseamos victoriosos por los enebros,
aunque “hasta el rabo todo es toro;”, contamos las puertas del conocido camino,
mientras continuamos cruzando localidades. Desde este punto, “estamos de
suerte”, nos tenemos que enfrentar con “el aire de cara”, ¡¡¡hacía tiempo!!!,
para echar más ingredientes y endurecer la pactada etapa, “¿qué os voy a contar?,
que no sepáis y se haya dicho ya. Como viene siendo habitual, desde el
solicitado canal, (en esta ocasión no llegamos a Talavera) “buena marcha” -pero
muy frenados-, sin perder de vista la retaguardia, bregando contra vientos y
mareas, sacamos nuestra mejor versión; las fuertes rachas de aire, nos obligan
a aminorar la marcha, esperar y agruparnos. Antes de clausurar la variada
jornada, algún repecho más, el infinito polígono y como no podía ser de otra
forma, “La Gineta” para poner la guinda final.
Destacar de la ruta, además del itinerario pactado, las buenas temperaturas que hemos llevado durante toda la jornada, en especial -por la bajada considerable de las mismas- desde Navamorcuende hasta el alto de las antenas del Piélago. Además, la espectacular subida desde Almendral y todo el paisaje que la envuelve, entre robles, pinos y castaños, que hacen de este lugar, un rincón único y muy particular. “Los grandes logros nacen de ideas que un día se nos presentaron como imposible. “ “La belleza natural no necesita gritar, sólo necesita ser cuidada.”
En
definitiva, ruta circular de 110 kms (1.800 m. aprox. D +). Los principales
caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental (C.R.L.O), Camino de
los Huertos- Los Pinos -Cerro Arriero-, Camino de la Herrería (El Madroño),
C.R.L.O (Sotillo- Navamorcuende-Almendral), Camino de las callejuelas- Camino
del Real de San Vicente- Camino de Hinojosa- Subida a las Antenas- Camino de
Hinojosa-Marrupe-San Román de los Montes-Pepino (siete puertas), Camino de
Talavera-Cordel-Vía de Servicio N-V, Canal Bajo del
Alberche-Talaverilla-Antiguo Camino de Oropesa-El Casar-Torrehierro-Cordel-Gamonal-Velada.
Pd:
Martín, muchas gracias por tu aportación fotográfica (1).
SALUD…………………….y
TIEMPO.
“…mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”

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