Si te gusta más, “comer sopas en paz que abundantes manjares en
tiempos de guerra”, un par de huevos fritos con pisto a cualquier receta de
alta cocina, un cocido casero a los “precocinados”, una cerveza bien tirada a un vino gran reserva, una comida “campera” que en un
restaurante de lujo, el color verde al
gris, el
olor de las encinas mojadas y a
hierba fresca a cualquier perfume prestigioso, el azul del cielo al color de la
contaminación.
Si prefieres salir por senderos y veredas que ir de
compras, una buena ruta “biciclista” que
un viaje en avión, una salida en “burricleta” que salir a ver escaparates, sendas angostas a la
anchura de los caminos, hacer unos “marrupejos”, “una”
Encarnación y “un” Niño Perdido a ir a las ferias, escalar “la gran muralla” a estar tumbado en
el sofá, una noche bajo las estrellas a
estrellarte una noche , “perderte” por el monte antes que jugar a los
videojuegos, un plácido pinar al bullicio
de la ciudad, una conversación
amena al mejor estreno cinematográfico,
el aire puro al aire “enlatado”.
Si eliges la tranquilidad del río a la
multitud de la playa, la quietud de la montaña a una “macrofiesta”, el silencio
de los senderos a escuchar “sandeces”, lo sencillo a lo superficial, el pueblo
a la ciudad, el calor acogedor de la chimenea al del combustible, lo trivial a lo embarazoso, la soledad a la
falaz compañía, ser jugador a
espectador, el camino a la carretera, un
paseo por el monte antes que por la gran urbe, un libro interesante a la
programación de TV, hablar con la persona a escribir un “wassup”.
Si prefieres la fresneda a un campo de
antenas, escuchar el canto de los “pajarillos” a las
voces, el balido a los chillidos, la honestidad del pastor al diplomático
corrupto y estafador, la austeridad a la pomposidad, la sabiduría del anciano a
la pedantería del ilustrado, al pueblerino antes que al prepotente y endiosado,
una lágrima sincera a una sonrisa fingida, el sonido de un arroyo a una canción, el
susurro de los árboles al discurso vacío.
Si prefieres esto
y has sido capaz de sonreír y pasar un minuto agradable, eres así de simple, ¿qué lo vamos a hacer? De
la complejidad a la simplicidad hay un paso. Sentimos mucho por estar en
peligro de extinción y por incordiar a los imponderables. Hay que valorar las cosas pequeñas, para
apreciar lo que tenemos y aquello que nos rodea.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
Buen día...............SALUD
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