Jueves, treinta de mayo, mañana serena y de temperaturas “frescas”. Día
festivo, para los “devotos” reforzar la fidelidad
“burriclista”; toca jornada furtiva que promete exquisita, “aliñada” en
fogones de alta cocina. Mensajes con “paloma”, señales de humo, llamadas
al “celular”, gestiones “express”, para
a los invitados “congregar”. Al final, tres caballeros veleños acudimos al
lugar de encuentro, el pliego de ruta
está firmado antes de empezar,
hoy nos vamos al laberinto del
ingente robledal.
Comenzamos la jornada a la búsqueda del camino que a Mejorada nos ha de llevar, “cabalgamos”
relajados y sosegados, “tiempo tendremos
para calentarnos”, alegres “chácharas” (“arrieras, camineras y pielagueras”) para amenizar la generosa etapa. Atravesamos
aldeas vecinas, para adentrarnos en las entrañas de los indómitos y
agrestes cerros. Visitamos a “San
Marrupejo” (para no variar, en la
festividad), el frescor de la mañana, la “palangana” del santo y el aguazo de la madrugada pasada, los “pinreles” nos lavan. Montamos en el
“tobogán” de cuestas cerreras, a la
deriva en un mar de chaparras y encinas, “perdidos” en un lugar rebosante de armonía. Llegamos a
la localidad “Marrupeja”, en las alturas, luce imponente el “Genuinus Pelagus”, camuflado en la espectacular sierra. Nos
adentramos en el “laberinto de las emociones”, hormigón en la abigarrada postal y el verdor del musgo “brillando” en las
callejas de esculpidas piedras. Se abre
la puerta de la asilvestrada “serreta”, un valle de jaras floridas, aromas agradables y el arrullo
del arroyuelo, un exquisito manjar para
templar los sentidos del trío
“bicigrino”. Por angostos pasos de umbría marchamos, la frondosidad de la
arboleda da vida a la excelsa belleza,
“escalamos” repechos y buenas “cuestas” para “encabritar y espantar
a las burricletas”, pero Roberto “El
bueno”, consigue domar a “la fiera”. Llegamos al empíreo robledal, magia, color
y silencio celestial, donde el tiempo reposa acunado en la sigilosa calma; cruzamos el brioso torrente, morada para elfos
y duendes, “vagamos” por la estrecha y
acicalada vereda, custodiada por estirados robles y pinos que nos guían
por momentos divertidos de pericia y
“vértigo” para “escapar” del “andén de
los sueños”, donde se abandona la turbada “razón”. Como alguien dijo una vez, “la verdad se detiene en la inteligencia;
la belleza penetra en el corazón”. Llegamos
a la reconocida villa serrana, repostamos para “apaciguar” el trago pasado,
dulces “viandas” compartimos y el buen “yantar” para el regreso preparar.
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"Camino de Segurilla a Sotillo" |
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"La señal de la ruta...." |
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"A la orilla del Arroyo Marrupejo" |
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"Cerro la Cervera" |
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"Llegada a Marrupe" |
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"...a través del aguazo mañanero.." |
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"Primeros repechillos en el hormigón" |
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"A las puertas del edén..." |
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"....momentos de distensión..." |
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"Entre jaras en flor...." |
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"...antes del gran repechón..." |
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"....pasos de belleza singular..." |
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"...pendientes de todos los colores...." |
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"Entrando en el gran robledal..." |
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"...disfrutando del lugar...." |
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"..también cruzamos arroyos..." |
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"...y nos preparamos para la foto..." |
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"...en rincones para no olvidar..." |
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"¿Hacia dónde vamos...?" |
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"...a buscar pasos estrechos...." |
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"...ocultos por estos vericuetos..." |
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"....también tenemos pinos al pasar...." |
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"...y la bajada al pueblo...." |
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"Monumento Renacentista" |
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"Pilón tradicional...." |
Emprendemos la marcha, dejando atrás
agraciadas estampas “montesas”, por la vía rápida y la extensa cañada donde
la reposada quietud descansa. Vadeamos el rebosado riachuelo, juncos
sanos, una espesa vegetación y la tupida
arboleda para “engalanar” el camino de vuelta. También cruzamos Sotillo, aquí, Martín “El fiero” no hace
“ascos” a la idea de volver por los “andurriales y cerros”, “estaba
escrito en el testamento rutero…”. Seguimos subiendo “ y hasta vamos bien de tiempo….” Ganado vacuno,
cuatro ovejas y algún marrano pacen y se recrean en la amplia pradera con su
laguna bien llena. Atravesamos el vetusto altozano con “rampillas” y la bajada
por la ajustada senda hacia el “monumento santo” ¡¡¡¡¡una
maravilla!!!! “Atrochamos” por la “empinada veredilla y
caminos conocidos nos acercan a la villa de Segurilla, también cruzamos la
limpia aldea zorrera, ni un gato en sus
apacibles y solitarias calles. Es hora
para el esparcimiento y recrearnos en los buenos momentos vivenciados; último tramo que nos acerca a casa. Para salir de la quimera montañera y completar una
fructífera mañana “burriclitera” por parajes de ensueño, envueltos en un
peculiar esplendor, que se quedan cortos al ser descritos en
“este cuento”.
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"....a dónde el río irá..." |
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"Buscando la mejor postal..." |
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"Dejando el Piélago atrás.." |
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"...llegando a Sotillo..." |
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"Camino de Sotillo a Segurilla" |
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"...otros repechos cerreros..." |
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"...subiendo como jabatos..." |
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"...haciendo el marrupejo corto.." |
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"...por senderos angostos..." |
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"Camino de Mejorada a Velada" |
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"....por los cerros de la Gamonosa...." |
Resumiendo,
ruta circular de 73 kms, los principales caminos transitados han sido, Camino
de Velada a Mejorada (ida y vuelta), Camino del Hituero, Camino de Segurilla a
Sotillo de las Palomas, Marrupe, Camino de Navamorcuende y Cañada Real Leonesa
Oriental. Hemos estado por los cerros de La Cervera, Los Dornajos, los Jarales
y la Sierra de San Vicente (Piélago). Hemos cruzado los arroyos Marrupejo,
Manoteras y el río Guayerbas. También hemos pasado por las localidades de
Mejorada y Segurilla (ida y vuelta), Marrupe, Navamorcuende y Sotillo de las
Palomas.
Pd: Roberto, muchas gracias por tú
excepcional aportación fotográfica.
“mil caminos
por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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