Domingo veintidós de marzo, mañana nublada
y la comarca aparece adornada con un cielo de lluvia amenazante ; trece caballeros
veleños nos damos cita en la jornada
“burriclista”, dos invitados también nos
acompañan, Víctor “escudero gamonino” y
Marcos “Zoco” en su “debut” parece algo nervioso al presentar la “solicitud” de
aspirante a caballero. Con las
burricletas bien dispuestas y las
mochilas cargadas con “aperos” para combatir los posibles aguaceros; hoy marchamos a
indagar y la novedosa vía explorar.
Comenzamos la jornada, atravesando las ilustres pero todavía desiertas calles de
Velada, enfilados hacia los vastos “parajes
adehesados”; bien agrupados “de todo un poco vamos rajando”, hasta que en el
grato encinar nos colamos; terrenos recién arados y por la espesura del monte, “un grupo de ciervos” huyen espantados; al amigo
Gabriel, la avería del pedal le hace abandonar y “antes de tiempo” a casa
regresar; por la plácida arboleda, su
evidente serenidad podemos respirar.
Llegamos al “arenoso río”, “nos hemos metido en un buen lío”; algunos, cruzamos
descalzos, otros buscan el paso “menos complicado”, la mayoría de los
valientes, cruzan sobre sus burricletas encaramados y más de uno –todo hay que
decirlo- con los “pinreles empapados” han quedado. Atrás, dejamos tramos
embarrados y unos profundos charcos también hemos salvado; circunvalamos la
villa navalqueña, de frente las genuinas vistas de la sierra contemplamos,
cuando nos avisan que Alberto “El Maestro
Ceramista” la cadena ha hecho trizas; pero, a Roberto “El Bueno” con su buen
hacer y maestría, no se le resiste ninguna avería; los demás aguardamos y otra vez, todos hermanados en el desconocido
camino nos adentramos; la pista ancha “acoge” a la intrépida escuadra, desde la
bajura del cerro nos deleitamos con unas panorámicas de altura y en las
peraltadas praderas, lozanas vacas paciendo despreocupadas; dominando el
borrascoso cielo, una docena de buitres
¿hambrientos? ¿Habrán oteado a algún tocado caballero?; con furor nos enfrentamos al terreno más escarpado, en
algunos momentos suspiramos, en otros resoplamos, pero para arriba con garra
y furor
arreamos; por la grisácea estampa de desafiantes nubarrones
estarcida, entre alegres retamas, presumiendo con su hábito florido, de uno en uno vamos coronando y con “tanto
pan y agua” ¿quién se habrá atragantado?
Como replica, Domingo “El Maca”, “con
queso y buen vino se anda mejor el camino” -por la retaguardia comenta- (“y nos quieren hartar a “pan y
agua”); Diego “Sin Miedo”, sigue con su plan de entrenamiento y “aliado” con Martín “El Fiero”, por los abruptos
repechos, remolcan al “Gran Maestro”. En la parte más alta, decidimos repostar
y a la “andorga engañar”; comentamos la
travesía “aguileña”, entre todos, divertidos momentos y anécdotas para recordar,
mientras degustamos los exquisitos alimentos; “vamos que cabra vieja no quiere
siesta y ahora parece que chispea”.
Retomamos la pintoresca etapa, cabalgamos por la acogedora avenida de pinos y un laberinto de jaras, avivan los ánimos de la
nutrida escuadra, después de escalar “las penúltimas cuestecillas” ; “desde
aquí, todo es bajada”. Por el vetusto camino, algunos se “dejan el alma”, otros, desafiando a los "elementos" a “tumba abierta” se lanzan y los más
“ilusos”, con las prodigiosas vistas, vamos
zurciendo el transparente aire límpido, para abrigar a los calmados sentidos. Las
callejuelas de Parrillas cruzamos y en la “disimulada subida”, “El Gran
Maestre” busca aliados, Diego “Sin Miedo” (una vez más) recoge el guante “y con
fuerza el Maestro vuela”, con tanto tesón y brío escala, que a su amigo Domingo “El Maca” se
traga; sin daños que lamentar, es la tercera liebre que guardamos “a la saca”. Hacemos
un “quiebro” al recto camino y elegimos
la opción menos transitada; nos volvemos a adentrar en el aletargado
encinar, una vistosa postal se enmarca en la disimulada estación otoñal; un día más, salto de vallas
para no variar, algo más adelante, pasamos el río por la vía hormigonada,
mientras los “flashes” con esmero se “disparan”; avistamos un rebaño de ovejas
que a nuestro paso se dispersan en sentido contrario; quitamos alguna marcha
para “no desperdigarnos” demasiado; atrás dejamos los abandonados establos y
las concurridas casas de labranza. Por la retaguardia, Nico “Charcos” y Ángel
“El Guerrero”, animan y dan aliento al incombustible Maestro. Más adelante nos enfrentamos –cada uno como puede- a la tendida –y de sobra conocida- subida para rematar otra aventura y en el
punto de partida dar por concluida la jornada.
Resumiendo, ruta circular de 58 kilómetros,
los principales caminos transitados han sido: Camino de
Velada-Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de la Tabla, Cañada Real Leonesa
Occidental, Camino de Talavera a Navalcán, Camino de Valcasillo, Carril de Pan
y Agua, Camino de Navalcán a Arenas; Camino Viejo de Arenas a Parrillas, Camino de Parrillas a Velada, Camino Los Malagones, Camino de Parrillas-Navalcán-Arenas a Velada.
Pd: Ángel, Roberto, gracias por vuestra
aportación fotográfica (2 y 1).
Buen día…………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo
perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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