martes, 24 de marzo de 2015

Ruta: Carril de Pan y Agua (Navalcán)

     
    Domingo veintidós de marzo, mañana nublada y la comarca aparece adornada con un cielo de lluvia amenazante ; trece caballeros veleños nos damos cita en  la jornada “burriclista”,  dos invitados también nos acompañan,  Víctor “escudero gamonino” y Marcos “Zoco” en  su “debut” parece algo nervioso al presentar la “solicitud” de  aspirante a caballero. Con las burricletas  bien dispuestas y  las mochilas cargadas con  “aperos” para combatir los posibles aguaceros; hoy marchamos a indagar y la novedosa vía explorar.

      Comenzamos la jornada, atravesando  las ilustres pero todavía desiertas calles de Velada, enfilados hacia los vastos  “parajes adehesados”; bien agrupados “de todo un poco vamos rajando”, hasta que en el grato encinar nos colamos; terrenos recién arados y por la espesura del monte,  “un grupo de ciervos” huyen espantados; al amigo Gabriel, la avería del pedal le hace abandonar y “antes de tiempo” a casa regresar; por la  plácida arboleda, su evidente serenidad  podemos respirar. Llegamos al “arenoso río”, “nos hemos metido en un buen lío”; algunos, cruzamos descalzos, otros buscan el paso “menos complicado”, la mayoría de los valientes, cruzan sobre sus burricletas encaramados y más de uno –todo hay que decirlo- con los “pinreles empapados” han quedado. Atrás, dejamos tramos embarrados y unos profundos charcos también hemos salvado; circunvalamos la villa navalqueña, de frente las genuinas vistas de la sierra contemplamos, cuando nos avisan que  Alberto “El Maestro Ceramista” la cadena ha hecho trizas; pero,  a Roberto “El Bueno” con su buen hacer y maestría, no se le resiste ninguna avería;  los demás aguardamos y  otra vez, todos hermanados en el desconocido camino nos adentramos; la pista ancha “acoge” a la intrépida escuadra, desde la bajura del cerro nos deleitamos con unas panorámicas de altura y en las peraltadas praderas, lozanas vacas paciendo despreocupadas; dominando el borrascoso cielo,  una docena de buitres ¿hambrientos? ¿Habrán oteado a algún tocado caballero?; con furor  nos enfrentamos al terreno más escarpado, en algunos momentos suspiramos, en otros resoplamos, pero para arriba con garra y  furor  arreamos; por la grisácea estampa de desafiantes nubarrones estarcida, entre alegres retamas, presumiendo con su hábito florido, de uno en uno vamos coronando y con “tanto pan y agua” ¿quién se habrá  atragantado? Como replica, Domingo “El Maca”, “con queso y buen vino se anda mejor el camino” -por la retaguardia comenta- (“y nos quieren hartar a “pan y agua”); Diego “Sin Miedo”, sigue con su plan de entrenamiento y “aliado”  con Martín “El Fiero”, por los abruptos repechos, remolcan al “Gran Maestro”. En la parte más alta, decidimos repostar y a  la “andorga engañar”; comentamos la travesía “aguileña”, entre todos, divertidos momentos y anécdotas para recordar, mientras degustamos los exquisitos alimentos; “vamos que cabra vieja no quiere siesta y ahora  parece que chispea”.


     















 








































     Retomamos la pintoresca etapa, cabalgamos por la  acogedora avenida de pinos y un laberinto de jaras, avivan los ánimos de la nutrida escuadra, después de escalar “las penúltimas cuestecillas” ; “desde aquí, todo es bajada”. Por el vetusto camino, algunos se “dejan el alma”, otros, desafiando a los "elementos"  a “tumba abierta” se lanzan y los más “ilusos”, con las prodigiosas  vistas, vamos zurciendo el transparente aire límpido, para abrigar a los calmados sentidos. Las callejuelas de Parrillas cruzamos y en la “disimulada subida”, “El Gran Maestre” busca aliados, Diego “Sin Miedo” (una vez más) recoge el guante “y con fuerza el Maestro vuela”, con tanto tesón y brío  escala, que a su amigo Domingo “El Maca” se traga; sin daños que lamentar, es la tercera liebre que guardamos “a la saca”. Hacemos un “quiebro” al recto camino y elegimos  la opción menos transitada; nos volvemos a adentrar en el aletargado encinar, una vistosa postal se enmarca en la disimulada   estación otoñal; un día más, salto de vallas para no variar, algo más adelante, pasamos el río por la vía hormigonada, mientras los “flashes” con esmero se “disparan”; avistamos un rebaño de ovejas que a nuestro paso se dispersan en sentido contrario; quitamos alguna marcha para “no desperdigarnos” demasiado; atrás dejamos los abandonados establos y las concurridas casas de labranza. Por la retaguardia, Nico “Charcos” y Ángel “El Guerrero”, animan y dan aliento al incombustible Maestro. Más adelante  nos enfrentamos –cada uno como puede-  a la tendida –y de sobra conocida-  subida para rematar otra aventura y en el punto de partida dar por concluida la jornada. 

 



    















































     Resumiendo, ruta circular de 58 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Camino de Velada-Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de la Tabla, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Talavera a Navalcán, Camino de Valcasillo, Carril de Pan y Agua, Camino de Navalcán a Arenas; Camino Viejo de Arenas a Parrillas,  Camino de Parrillas a Velada, Camino Los Malagones, Camino de Parrillas-Navalcán-Arenas a Velada.

    Pd: Ángel, Roberto, gracias por vuestra aportación fotográfica (2 y 1).

    Buen día…………..SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 



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