miércoles, 18 de marzo de 2015

Ruta: Épica a Buenaventura

      Domingo quince de marzo, mañana de temperaturas templadas y al  pactado punto de encuentro, “con cuentagotas”  vamos asomando. La mayoría de la cuadrilla,  con la indumentaria de invierno todavía; los más osados, Ilde “El Suegro” y Martín “El Fiero” ya aparecen de corto, predicando y dando ejemplo al personal. Doce caballeros veleños y un gamonino, nos apuntamos al novedoso reto dominguero. El Gran Maestre  “ya se ha adelantado”,  quiere escalar  la cuesta  para no hacernos esperar; pero  como la etapa se prevé larga, acordamos tomar la alternativa más derecha  e inicialmente  programada. Hacemos las llamadas pertinentes y desde Mejorada, dos escuderos  acompañarán  al “maestro” y  a   la “extensa cañada”,  vendrán a nuestro encuentro. Con las burricletas bien dispuestas y prestas para la inminente contienda, “todos a una, partimos hacia Buenaventura”.

      Comenzamos la etapa, desde el inicio,  con la consigna bien clara, “rodar por la prolongada vía pecuaria”; cabalgamos bien agrupados en  los terrenos llanos, por el estirado camino  vamos combinando las posiciones; salvamos los trampales de los famosos arenales a pesar de algunas dificultades, un gigantesco mastín “algo efusivo”  nos viene a “recibir”, también  nos fijamos en algunos ejemplares de  bravos astados  y más adelante, hacen acto de presencia,  Diego “Sin Miedo” y Antonio Medina con el “Caballero Descarriado”. Reunidos todos los componentes, damos novedades a los presentes y continuamos la marcha por el ganadero cordel; de todo un poco vamos hablando, avistamos la repanchingada ganadería de “Chinillas” antes de afrontar la primera subida del día; de uno en uno vamos coronando, esperamos a los rezagados y en Sotillo nos agrupamos. Continuamos la animada marcha, al fondo, “la límpida bandera”  del Piélago  y “sus antenas” divisamos; cruzamos el rebajado torrente, la mayoría  descabalgados y Nico “Charcos” y “El Gran Maestre” montados, los muy  valientes; hasta Navamorcuende, el tramo transcurre en sentido ascendente; antes de llegar a la próxima villa,  Eduardo “El Carpin”, “se huele la tostada” y se da la vuelta  con gesto prudente. Más adelante, volvemos a esperar, para reagrupar y unidos la marcha prorrogar. Llegamos al tramo hormigonado, a la izquierda giramos y  con las espectaculares vistas, a la vez que  nos guían, nos recreamos; en pleno descenso –con tanta emoción, nos pasamos de largo-retomamos el buen camino y las puertas del esperado paraíso se abren para la escuadra de notables; nos adentramos en el prominente jaral, tramos desgarrados y hacia el averno, con escalonados pasos nos “topamos”, descomunales piedras y la ratonera gruta, embelleciendo a  la acreditada vereda; unicornios alados y duendes de colores, danzando por los  profundos rincones; la moqueta de  verde relumbrante, resguardada entre muretes  de  cinceladas piedras   y  “las barbas de viejo” ondeando en la arrinconada arboleda, que hacia nuestro destino no lleva. Entramos triunfantes en la tranquila aldea, fotografías para recordar, risas con los lugareños del lugar, mientras hemos parado para repostar y las piernas aliviar. Reponemos fuerzas con el menú tradicional; fruta fresca, pasas, dulces y algún bocata, por lo que pueda pasar. 













  




























































































     Después del merecido asueto, “preparamos la vuelta “pal pueblo”; Ilde “El Suegro”, toma las riendas de la atrevida cuadrilla  y de lo que nos espera,  también nos avisa; cogemos altura después de “bregar” con los tendidos repechos (con mucha prudencia, ¡¡¡qué son nuevos!!!); en la zaga,  las fuerzas comienzan  a fallar, "alguna queja" en la parte delantera,  pero todos esperamos con sentida solidaridad; bajamos más de una marcha y nos “detenemos” una vez más. A nuestro paso, cercados de piedra; a ambos lados, el holgado  encinar, una cristalina quietud planea sobre nuestras cabezas, las alegres melodías de los pájaros es la banda sonora de la placentera etapa y  hace un buen rato “que avisa la pájara” en  la parte de atrás. Tres lustrosos terneros se empeñan en venirse  con nosotros, “a Montesclaros van a llegar”; abrimos la “verja” encadenada, establos y labranzas dejamos a nuestras espaldas y por el  novedoso y ameno  camino,  llegamos a  la aldea montesa. Paramos unos minutos para abrevar y retomamos la faena “por los caleros” , que  vamos más derechos; nos despedimos de los “Caballeros Talaveranos”, los demás, por la vía asilvestrada para deleitar a  los ávidos sentidos y endulzar al  paladar; el impasible encinar, cobija en su traslúcida morada a la valerosa escuadra; también nos atrevemos con el “temido río” y al cruzar, de  la arenosa orilla “una liebre salta a la mochila”. Desde la pista de “Casillas”,  ya hay  claros  indicios  “de baterías vacías”; más adelante, aguardamos al “caballero tocado” y atendiendo “a uno de los  mandamientos internos, velaremos por nuestros compañeros”  y parafraseando a Homero, “llevadera es la labor, cuando muchos comparten la fatiga…..” por el extenso “Baldío”, marchamos “el rezagado trío”, a lo lejos, vemos a nuestros compañeros  escalando ya, por el alargado camino del “Molino”…..Sin más novedad, otra épica conseguida  y archivada en  los anales de la inacabada  historia….. 


    

























































      En definitiva, ruta circular de 70 kms, los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental (de Velada a Navamorcuende), Camino de Navamorcuende a Buenaventura, Camino de Buenaventura a Montesclaros, Camino de Montesclaros –Los Caleros-  a Talavera, Camino de Montesclaros-Velada (Casillas- El Torilejo). Hemos pasado por las localidades de Sotillo de las Palomas, Navamorcuende, Buenaventura y Montesclaros.


     Pd: Alberto, Diego  gracias por vuestra aportación fotográfica (2 y 1).

   
Buen día………SALUD.


 “mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

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