martes, 30 de junio de 2015

Ruta:"El rescate de la princesa"

     Domingo veintiocho de junio, desde bien temprano el mercurio  nos poner en alerta, con valores altos. Siete caballeros veleños, fieles al culto  semanal,  acudimos al pactado punto de encuentro; ¿llanos o cerros? ¿pantano  o  hacia la cuerda? El mapa “no luce con claridad”, al final, hacia Oropesa, “al rescate de la princesa veraniega”.

     Comenzamos la jornada, de los cuadros de la vega, hacia “el desgarrado camino imperial”; bien agrupados de todo un poco vamos hablando, el colmado encinar da testimonio de nuestro paso hacia la aventura palaciega y liberación de la encarcelada  soberana; Goyo “El Coloso”, hace arengas “de los parajes adehesados”, contemplamos decenas  de alcornoques magistralmente descorchados  y el esplendor de estas tierras, asediadas sin piedad por el belicoso  verano ; comentamos las victorias de otras batallas ya pasadas y avistamos próximos retos para tiempos venideros. Entre tanta divagación, nos recreamos con las tranquilas vistas, aunque parezca mentira, “estos parajes no son la misma fotografía”; unos espigados cañaverales y  otros tantos pinos  silvestres, rompen la monotonía de la estirada pista. A lo lejos, divisamos la temida fortaleza y por estos lares, “rueda que te rueda”,  por “la calle de Velada”  (a Cristóbal le hacemos que lea)  entramos en la localidad de Torralba. Por la calmada localidad rodamos,  “en esta ocasión, por  la retaguardia conquistamos”, entre todos acordamos. Con precaución,  cruzamos la vía férrea y entre olivos y pastos torrados,  a la “empinada pendiente” desafiamos y para rematar la faena,  el repechón de hormigón, antes de tomar el vigilado torreón y  poniendo  a prueba al reducido pelotón; escuchamos comentarios varios, “hasta la burricleta se ponía de manos”, “si aprieto más,  rompo hasta el acelerador”, y mientras,  otros pidiendo paso. En los jardines de la fortificación, preguntamos por “la princesa presa”, los más allegados nos comentan,  “al Raso marchó a darse un chapuzón”. Pues nada, "ya vendremos otro día"; nosotros a lo nuestro, que a eso hemos venido, aprovechamos para repostar y “la panza llenar”; comentamos la jugada (sobre todo de la cuesta de la puerta de atrás), comenzamos a decir “palabros varios”, unos bien utilizados y otros que  proceden del castellano inventado; entre risas y guasas por el repertorio “¿bien utilizado?”,  Eduardo “El Carpin” en su  mochila  ha detectado una fuga y hasta por las correas se escapa el agua. Antes de partir, nos damos un paseo alrededor de las ilustradas murallas, compartimos momentos con eruditos  literatos,  con  gigantescos títeres de cultura empapelados (“alguno está herido y se cimbrea hacia un lado”)  amistosamente  departimos con  la  atenta vecina, que  de los próximos actos nos pone al día.



     















































      Reemprendemos la marcha, “ahora sí, a casa”, fotos de rigor en el cartel “de la exigente expedición”; por el ancho camino, campos bien cosechados y “el calor atizando”, llegamos al pueblo del “Gran Maestre” (por cierto, ¿dónde habrá quedado?) atravesamos sus frescas calles y a la altura de los colegios, desde la retaguardia nos dan el alto, “el amigo Gabriel que ha pinchao”. Echamos un vistazo, “hay que poner cámara nueva”, a sacar la herramientas, “preparar  el amocafre, la bacinica y otro aperos que llevo en la troje”. Roberto “El Bueno” (no sé qué  le pasa hoy. A partir de ahora es  “El Niño del Amocafre) que está sembrado, no para de reírse  de los desconocidos vocablos y “hay intentos de amenazas hacia sus compañeros”; con buen humor y bromas arreglamos el entuerto y a continuar llaneando a la “sombra” (por poner algo)  de los caminos bien marcados; Eduardo, tiene la mosca detrás de la oreja “este camino no me suena, vamos muy rectos” ¿se habrá desorientado? si es la vía tradicional; le tranquilizamos, en un momento hacia la izquierda giramos; después del sube y baja “empedrado”, granjas a un lado, al otro, la tierra recién arada y hondos surcos levantados; llegamos a “la Cañada Real”, ¿Qué os voy a contar? Rodar, rodar y rodar ¡¡¡¡qué arboleda!!! ¡¡¡¡qué surtidores de agua cristalina!!! ¡¡¡qué frescura!!!  y el termómetro que marca casi 40º grados de temperatura – El amigo Roberto nos cuenta con soltura- (¡¡¡¡vaya día nos has dado!!!) Como dice Ilde “El Suegro”, “también tiene su encanto esto del  llano”. Bien hermanados, cabalgamos agrupados, entre polvo, la fatiga amenazando y tanto calor “parecemos gorriones nuevos”; sin novedad por la extendida vía, paramos a abrevar antes de llegar al punto de partida; frutos secos,  pastelitos y zumo de cebada fresca, para celebrar “el rescate de la princesa”.



     














































Pd: cada cual,  va al rescate de la princesa “cuando le apetece” jajajajajajajajajajaja.


    Resumiendo, ruta circular de 48 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Camino Real, Camino de Velada  a Torralba (Monte)- Oropesa, Camino de Oropesa a Alcañizo, Camino de Aldeanueva, Camino de Los Molinos, Cañada Real Leonesa Oriental-Velada Hemos pasado por las localidades de Torralba de Oropesa, Oropesa y Alcañizo.


    Buen día…………..SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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