martes, 16 de junio de 2015

Ruta: La Sierra del Águila

     Domingo catorce de junio, mañana fresca y el tiempo revuelto por culpa de los presentes nublados, “a mediodía pronostican chubascos”. Ocho caballeros veleños acudimos al marcado punto de encuentro, puntuales  y mirando al cielo. El Gran Maestre propone  “tocar las campanas de San Rafael” y Gabriel “Lamparillas” visitar las encrucijadas de Navalcán y Parrillas; parece que en  esta ocasión, se lleva la palma la segunda alternativa.

     Comenzamos la jornada cruzando las principales calles veleñas y más de uno,  con los brazos y las pantorrillas “en carne de gallina”; atravesamos la adormilada  villa, con  dirección hacia la prodigiosa dehesa. De todo un poco vamos hablando, intercambiamos “pareja de baile”  y a “la húmeda,  dale que dale”; al fondo, las altas cumbres, ocultas tras las oscuras nubes. Nos adentramos en la calmada dehesa, palpable quietud y agradables olores que han plantado las tormentas y aguaceros de los días pasados; cruzamos  porteras- en esta ocasión abiertas- y Goyo “El Coloso” nos advierte de “la posible capea”, no se da tal acontecimiento y seguimos rodando en plena armonía y esparcimiento; “a pata” cruzamos el arenoso río y en un giro “a izquierdas” nos colamos en una vía más acogedora y de presencia  tranquila; continúan “las amenizadas chácharas”, deportes, historia de Velada, pronosticamos el tiempo, todo a una carta, en la programación de la nubosa mañana. Circunvalamos el pueblo navalqueño, saludamos a los madrugadores lugareños, “hacia el camino asfaltado nos vamos”; sin prisa pero sin pausa, marchamos, de reojo mirando a los amenazantes nublados y  en el cruce indicado, esperamos, hasta que llegan los rezagados. Nos adentramos en la anónima vía –para algunos de los compañeros incorporados a filas- ; con continuos subes y bajas nos agasaja la pista ancha; disimulados repechos entre cercados de piedra y espigadas retamas y “las primeras gotas de agua, puntuales nos lavan la cara” –“no es para tanto, por eso, ni el chubasquero sacamos”- afrontamos la rampa más empinada, por pasos rasgados y por el agua tratados. La retaguardia, custodiada por   “El Gran Maestre”,  como un jabato viene “apretando y resoplando” –“los compañeros ya han coronado”- para darle ánimos –le comento-;  damos el último “arreón” por la pista tendida, para llegar con el resto de la cuadrilla. Resguardados entre pinos nos esperan, “más atrás,  hacía frío y el agua era una amenaza” - comenta Domingo “El Maca”. Paramos a repostar, en esta ocasión, más rápido de lo habitual, “por eso de no quedarnos frío y tal”; comemos fruta y dulces, bien  nos hidratamos y en un santiamén el campamento levantamos; aunque antes de partir, unas risas nos echamos.


     


























      Antes de proseguir la marcha, “¿a los pinos quiénes se animan a  bajar?”; opiniones varias, “tampoco hay que obligar”. Un quinteto de caballeros,  abandonan  la osada  expedición, “vamos despacio y en algún punto nos encontramos” – nos comentan los altos cargos-. “Cada cual por su camino….” Nosotros,  elegimos la bajada “del ministro”; descenso espectacular, por el terreno rasgado e irregular; de repente, se caen las temperaturas y “cuatro gotas de agua”, nos pretenden amedrentar “en el inframundo pinar”. Recolectamos las analgésicas  fragancias, a nuestro paso esparcidas, callejeamos entre jaras y pinos por angostas trochas y el empinado camino; comentamos “el rincón encantado”  y por  “la cuerda marchamos”.  Desde aquí, el amigo Gabriel “Lamparillas”, nos “apea por la senda desconocida”;  un tramo descaradamente asilvestrado, que  por los vecinos y voluntarios “parrillanos”, ha sido  recientemente habilitado. Disfrutamos “como enanos” entre vallados “empedrados”  y  las desafiantes zarzas, colgando y algunos arañazos, “otro día que llego magullado”; nos dejamos llevar por la inercia de la dibujada bajada, a la vez que nos recreamos con los parajes ensalzados; atrás dejamos la villa de Parrillas y de los compañeros adelantados “¡¡¡ni rastro!!!”. Se vuelven a abrir las porteras del bendecido encinar, vadeamos las escasas aguas del extendido y río y más adelante, pinchazo en la burricleta de Nico “Charcos”; arreglo con el “líquido mágico” un poco de aire  y asunto solucionado. Alegramos la marcha por la tupida dehesa,  ¿dónde andará el  rebaño de cérvidos? “¿los habrán espantados los caballeros adelantados?”, granjas a nuestro paso y otra marcha más para aligerar. La desgastada  rueda de atrás vuelve “a dar guerra”, “a ver si hasta las escuelas  llega”, Nicolás nos comenta; en el último apretón, amagos de calambres y algún tirón. Sin novedad,  llegamos al punto de partida y allí intercambiamos la experiencia con el resto de la cuadrilla; Domingo “El Maca”, -“también hemos esperado un rato en Parrillas”.



    







     Resumiendo, ruta circular de 60 kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Camino de Velada a Arenas-Parrillas-Navalcán; Camino de Talavera a Navalcán; Camino de Navalcán a Candeleda – Camino de Valcasillo; Carril de Pan y Agua;  Camino de Navalcán a Arenas; Sendas del Águila;  Carril de la Cuerda; Camino del Torilejo; Camino Real de Arenas de San Pedro a Parrillas; Camino de  Parrillas-Navalcán-Arenas a Velada.


    Buen día…….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

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