lunes, 17 de agosto de 2015

Ruta: V Aquelarre Burriclista

     Viernes catorce de agosto, a las 21:30 horas de la noche, es la hora pactada para “perdernos” en la nocturna velada. Trece ( 12 + 1, para los más supersticiosos) burriclistas, caballeros veleños, osados gamoninos y aspirantes al exigente  título nobiliario, acudimos al pactado punto de encuentro; con las burricletas bien dispuestas y prestas para la oscura contienda, con precisión revisamos los nimios detalles; ajustamos los candiles y demás achiperres luminosos para “asaltar” los territorios más cercanos y en otras batallas encomiados.

     Comenzamos la etapa, por “los cuadros de la Vega” hacia “la estirada cañada”; en los primeros metros, probamos los artilugios encendidos, “acoplamos” la vista al horizonte apagado, mientras “cabalgamos” por la explanada  relajada. Agrupados en dos líneas,  bajo “la bóveda estrellada”, vamos entretenidos con las distendidas chácharas, pero sin perder la concentración en una madrugada de ficción. En la parte delantera “momentos de exhibición”, “¿llevarán prisa?” ¡¡qué presión “la competición”!!! Por la distendida retaguardia, nos adueñamos del reconfortante frescor que rezuma del paraíso celeste; Roberto “El Bueno”, nos comenta – que lleva toda la jornada  nervioso, como en días de las grandes épicas- Goyo “El Coloso”, “hace rato que ando desorientado. ¿Por dónde vamos?”- también se “inventa” una capea,” a ver quién torea” y Domingo “El Maca” con sus divertidas  historias, va alegrando a los “más rezagados”.  En “la vía férrea” nos agrupamos y por el camino sembrado “de cantos”, “otra vez el grupo se ha quebrado”; luces sueltas por las diminutas cuestas y antes de llegar a Alcañizo, “damos santo y seña” y la táctica para “afrontar la encrucijada del sapo”. El Gran Maestre toma el mando, “por galones  y  como noble local”, por “el buen camino nos ha de guiar”. En la sentida oscuridad, intuimos los parajes que nos vigilan, “por aquí, por allá”,  “por los establos no vamos a pasar,  para el sueño no perturbar”; seguimos más adelante, “a la derecha tenemos que virar” (“aparecen los antiguos fantasmas del despiste, pero esto no va a más); a nadie queríamos desvelar, pero las cuadras conocidas, ya están ahí arriba. Nos echamos unas risas, mientras  otros compañeros se disgustan por la noticia futbolera. Después de los minutos de divertido desconcierto,  nos adentramos en la acertada avenida; se alegra la marcha en la primera línea del pelotón y  en la parte de atrás, damos “luz” a los que han sufrido “el apagón”. Entramos por “la puerta de atrás”,  en la villa de Oropesa; en la  Ermita de “Peñitas” se concentran fieles a la tardía misa, pero nosotros,  al “Castillo nos vamos a poner la mesa”; por las  repletas calles , nos reciben los joviales aldeanos, “unos expectantes, otros sorprendidos y también vítores de ánimos escuchamos”. En la acogedora fortaleza paramos a repostar, fotografías de rigor, revisamos los aparatos luceros, pactamos el camino de vuelta (por cambiar, respecto a ediciones pasadas) y desde la torre más elevada, la princesa “su rescate” nos reclama.



     
























































     Reemprendemos la marcha por las serenas  calles iluminadas, el grandioso castillo dejamos  a nuestras espaldas, y más adelante  “parada obligada para soltar aguas”; retomamos la oscura senda y “enchufamos los sentidos en la ahogada noche”. Nos perdemos por la vía de la sentida tranquilidad, la oscuridad perfumada a la retaguardia se engancha y la profusa concentración de estrellas, danzan ante la presencia de la valerosa  escuadra. Al paso de “los elegidos iluminados”, dormidas casas de labranza, derruidos establos silenciados  y los tramos arenosos, nos ponen a prueba y hay amagos de “echar liebres a la talega”. Nos decidimos por “El Carril”,  “los más fuertes,  dale que dale a los pedales”, para los demás, “no hay novedad”; disfrutamos los últimos metros de  la serena noche y sin nada más que destacar  a “La laguna” llegamos. Despedimos a los amigos gamoninos -¿de la jarana no se habían enterado?- y los demás, marchamos a visitar  “La Tasca” de Domingo “El Maca”. Productos de la tierra y de la propia cosecha, refrigerios para abrevar,  “la pócima quemada”  para brindar por la edición  vivenciada  y “El Gran Maestre” amenizando y dando vida al jovial ritual, exclamando al unísono “fuerza y vigor y vino para el corazón”;  buenos momentos y muchas risas para clausurar “la noctámbula ruta”, antes de retirarnos  a nuestros aposentos  a descansar.




  




























































     
     Resumiendo, ruta nocturna de 56 kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Calera-Aldeanueva  a Alcañizo, Camino de Alcañizo a Puente del Arzobispo-Oropesa. Camino de Oropesa a Torralba, Camino de la “vía de servicio A-V, Camino de Alcañizo a Corchuela, Camino de Oropesa a Velada (Horcajo- Salabroso), Camino de Calera a Navalcán, Camino Real, Carril de las Mulas-Velada.


   Buen día…….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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