Domingo dos
de agosto, otra mañana de verano y de
uno en uno, al punto acordado vamos
llegando. Once caballeros veleños y Blázquez “El Gamonino” formamos la comitiva
para aventurarnos “por los enrevesados caminos”. Parece ser, que esta noche pasada todos hemos rondado y
“no tenemos nada claro”. Hacia “el embalse del jabalí”, nos propone el atrevido
“Maestro”.
Iniciamos la jornada por la pista real, bien agrupados marchamos por los pasos
más desgarrados, “supongo, que por la
primera línea de algo irán hablando”, aunque “algunos” parece que han “salido
entregados”. Domingo “El Maca”, Goyo “El Coloso” y el relatero, en modo
distendido, nos quedamos “ por la retaguardia” y desde aquí, sí que la
animada cháchara es multitemática. Me adelanto un poco, “sólo para ver la opción que los compañeros han tomado”;
“por las rodadas, van hacia El Arenal”, aunque
, también les avistamos más allá. En los desocupados establos, nos agrupamos, antes
de adentrarnos en “el abismo del sereno
encinar”; pasos bien delimitados por los cercados alambrados, silenciados
rincones a la sombra reposando, pasamos por “el poblado abandonado”, a un lado los restos
de “la capilla de San Antón”, caída y de altos pastos revestida. A nuestro
paso, el monte “abrasado” por las altas temperaturas, callejuelas de
encinas y jaras por la encrucijada de la
acogedora dehesa enmarañada, “antes de a la Gran Cañada echarnos fuera”. Seguimos llaneando otro trecho, hasta que a
“las barandillas del paseo marítimo nos asomamos”; en este punto, cinco compañeros, “nos comentan que se
vuelven para el pueblo”. Los demás, acordamos “ que vamos a circunvalar el
pantano hasta llegar a Navalcán”; disfrutamos las refrescantes vistas, las
agradables melodías del agua también nos ¿relajan?, variedad de huellas
“selladas” en el terreno más blando;
el laberinto de jaras y
cantuesos, camuflando el sendero ganadero. Quietud y armonía por la sonora
orilla, agasajan a la reducida cuadrilla;
avistamos la diversidad de aves,
reposadas en las mansas aguas; carteles informativos a nuestro paso y también
“la portera de los pitufos” cruzamos. A lo largo de todo el recorrido,
pescadores repanchingados, atentos, aguardando;
una cantidad considerable de basura esparcida a nuestro paso –amablemente depositada por “los que van a
pasar el día-, apilada para que entre más, también “amontonada con cariño” en
los troncos de las encinas. No son las fotografías que me gustaría hacer, pero
da para pensar y hasta dónde podemos
llegar. Sobre la marcha, paramos a
“repostar”, comentamos sobre “la ruta singular”, compartimos viandas y como dice un buen amigo “cabra coja no quiere
siesta”.
Reemprendemos la etapa, ahora las aguas de la original estampa están más calmadas, pero hay más basura engalanando “la senda pajarera”; nos volvemos a adentrar en el tupido encinar, continuamos abriendo porteras; por estos lares, aligeramos la marcha, a nuestro paso, el río seco a la sombra de los chopos, bancos de arena para hacer la marcha más amena; algunos gazapos que se pasean delante de las lanzadas burricletas y por “el pozo del arco” una liebre que salta a la talega; polvo, sudor y el sofocante calor atizando, parece que va haciendo mella; sin más novedad, nos queda “el último repecho” que a más de uno, antes de llegar “ya le mete miedo”. Mientras tanto, en el quinteto de “la retirada”, según me ha contado un “pajarito”, “El Gran Maestre” ha atacado en los metros finales, para hacerse con la etapa, “el muy pillo”; "la segunda de la jornada" ha comentado "el laureado".
En definitiva, ruta circular de 55
kilómetros, los principales transitados han sido; Camino Real, Carril de Las
Mulas, Camino de Velada a la Corchuela, Camino de la Carretilla-Jabalí, Cañada
Real Leonesa Occidental, Pantano-Senda de las Aves, Camino de Navalcán a
Talavera, Cañada Real de Navalmoral, Camino de Los Veratos, Camino de
Navalcán-Parrillas-Arenas a Velada.
Buen día………………SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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