Domingo trece de diciembre, en el habitual
punto de encuentro, hemos montado un “taller de emergencia”, para reparar
“averías y los imprevistos del Gran Maestre, con más rapidez y eficiencia”. Se hace esperar el
“susodicho”; Ilde “El Suegro”, con “el
compresor industrial” y demás componentes del equipo de trabajo, preparados “bien concentrados” en el tajo. Para no variar, las ruedas
trae desinfladas y en un
“santiamén”, dicha tarea está
solucionada. Catorce caballeros veleños (entre aprendices y escuderos) nos
damos cita en la jornada festiva. “No se
hable más”, altos cargos anuncian con autoridad, “a la charca de la guarra” nos
vamos a asomar “y aquel que quiera también puede retozar”.
Iniciamos la jornada, buscando
la senda Real; la agradable mañana, nos agasaja con templadas
temperaturas, para hacer más llevadera “la enésima aventura”; atrás
dejamos, variadas granjas ganaderas y
abriendo la primera portera, se presenta dignamente
ataviado, el magno bosque
adehesado; pasos “poco frecuentados”, antiguas
vaguadas perfectamente conservadas,
longevos alcornoques y un
batallón de encinas al recóndito rincón dándole vida; a nuestros pies, el
efímero otoño dejando su particular huella, hojarasca seca y bellotas
desparramadas por la tupida moqueta. Continuamos abriendo porteras y otras
cancelas y en el arroyo de Los Alhijares, además de los vallados alambrados, también “con cable
¿eléctrico?” nos han cortado el paso; ¡¡Los electricistas del grupo!!!!
–solicitamos-, Ilde “El Suegro” y Cristobalón, a inspeccionar el terreno, -no
da tiempo a dicha misión- Martín “El Fiero”,con la mano ha sujetado la cuerda "cargada", “lo veis, no pasa nada”;
otros pocos, pasamos por debajo “por si acaso”. Pues muy bien, otra “pulla más”
en los caminos públicos de nuestros aledaños, “además de “coger prestado otro peazo”
y cortar el paso, con cable lo
adornamos” (“Esto de decorar ¿será por las fechas de navidad?”). Continuamos cabalgando al abrigo
de la serena mañana, idílicas postales entre las callejas de los encinares,
cuadros coloridos de estaciones pasadas,
y ya es “un tema preocupante” esta
primavera adelantada y la falta de lluvia de temporada. Abrimos la enésima
puerta, la vía está bien marcada –al
principio-, por desuso u olvido y otras prácticas menos decentes, hacemos “un
campo a través”,” -en otras ocasiones, íbamos por mitad del monte”- recordamos,
los que anteriormente ya hemos pasado. Para no variar - hacemos un salto de
vallas-, trabajos en equipo para saltar las burricletas y a cuatro pasos, está “la charca de los milagros”. Arribamos en
“la ciénaga marrana”, peculiares olores
y el sobrante del agua, que rezuma por los juncales. Fotos de rigor, historias
divertidas también se escuchan en el “escondido spá”, mientras, recibimos “la orden” de repostar –“si no
hemos hecho nada más que empezar”. Compartimos viandas, dulces, fruta fresca y
algún bocata, también sale de “la talega”.
Reemprendemos la vuelta, dando explicaciones
y posición de coordenadas, a aquellos que desconocen y que no frecuentan estas recónditas estampas. En cabeza del pelotón,
decidimos adentrarnos por el laberinto de pistas –“para alargar algo más la
etapa”-; caminos bien señalados, dejando al descubierto grandes establos, fincas privadas y la
reconocida yeguada. Salimos a la avenida asfaltada, cuando parece, que
algún atrevido nublado quiere revolver la apacible mañana;
“¡¡¡atención a la escuadra adelantada!!!” avería y sin frenos se ha quedado
Domingo “El Maca”. Unos minutos de reposo en el “sospechoso arroyo”, mientras
Roberto “El Bueno” se pone el traje de faena,
“El Gran Maestre”, nos deleita con la historia “de la albarda y la
ballena”; risas y bromas en la enrarecida jornada. Continuamos por “el dehesón
del estado”, parece que “el ritmo se ha animado”, hasta que llegamos al “puente
derribado”; estudiamos el terreno rasgado y multitud de propuestas para su reconstrucción
escuchamos y cada cual, cruza como
puede; unos montados, otros, encaramados en plataformas improvisadas y algunos,
sólo tienen que “estirar las patas” y me da, que más de uno se han “mojado los pinreles”. Atravesamos la
serenidad de la dehesa, cuando avistamos “la amenaza de alguna escopeta”,
extremamos la precaución, “si están de montería, lo deberían haber avisado, en las porteras de
entrada, con la pertinente cartelería”
(Recordamos, que por caminos públicos rodamos). Llegamos al rebajado pantano y
desde aquí, el paso aligeramos, las encinas y jaras pasan “a todo trapo” y en las casas de
Villabuena esperamos y nos agrupamos. Sin más novedad, cruzamos el arroyo de
los huertos, algunas bromas y bolerías con Diego “Sin Miedo” vamos soltando,
mientras hablamos de “la galbana” que en
estas jornadas llevamos, “estamos en
pretemporada” –comentamos- . Más adelante, nos aguarda “el repecho
traicionero”, en estos momentos, ni
ganas hay de apretar, “¿por qué será?”. Circunvalamos la villa, hacia el camino de los perales, cuando
“avistamos a un caballero adelantado”, es “El Gran Maestre” que por la etapa
está luchando; cuando llegamos, nos avisa del tiempo que nos ha sacado, más la
bonificación, por haber “ganado”.
Resumiendo, ruta circular de 43 kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Camino Real, Camino de Velada a Oropesa, Camino de Alcañizo-Prado de Los Baños, Camino de “Los Trozos”, Camino de Aravalles, Camino a Parrillas y de la Dehesa de Horcajo, Camino de Corchuela a Velada, Camino de Navalcán, Camino de Los Veratos, Camino de Navalcán-Parrillas-Arenas a Velada.
Buen día…………..SALUD.
“mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo
tiempo ni sitio….”
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