Domingo,
diecisiete de enero, la gélida mañana nos recibe una semana más en el lugar de costumbre. Andrés “El
Presi”, nos convoca para el próximo
sábado (23 enero a las 19:00 horas en el antiguo centro de salud) a la importante reunión, para renovar los
estatutos y hábitos, y repartir los altos cargos, entre los más laureados. Nueve caballeros veleños, acudimos a la cita
burriclista, bien ataviados y hasta las cejas tapados, hacia territorios
navalqueños marchamos.
Iniciamos la jornada, desafiando a las
bajas temperaturas por las callejuelas norte de la villa; salimos sin hacer
mucho ruido, pero resoplando y con bastante frío en las manos y sobre todo, nos atiza de lleno en
las cuestas abajo. Somos testigos de los campos helados, de los gruesos hielos
flotando en los abundantes charcos, ¡¡¡pero seguimos sin calentarnos!!! Por el
plácido encinar, tímidos rayos de sol nos alientan, ¡¡¡vaya bendición!;
suspiramos en el destemplado pelotón ; avistamos el turgente campo blanquecino
y Chema Tino, nos comenta “sobre el crujir de los trabados caminos”. Sorteamos
un sinfín de charcos de
tamaños variados, que las recientes lluvias nos han regalado, mientras nos
deleitamos con las bondades del campo silenciado. Llegamos hasta el regato,
agitado por las movidas aguas bravías;
tanteamos el terreno, las dudas nos atacan, pero nadie se lanza
“por aquí, por allí” “quizás más abajo” (Lo que tenemos que contar, de
otros tiempos pasados), pero como no lo
vemos claro, nos vamos hacia el paso hormigonado. Marchamos en buena armonía,
de cháchara y “tocando varios palos” para templar el enrarecido día; abrimos
las porteras conocidas, unas de tablas, otras de hierro picado, pero todas sin
candado, entre las jaras y encinas escondidas. Por la vertiente pecuaria nos
recreamos antes de arribar en la villa parrillana; desde aquí, buscamos la
subida asfaltada, por cierto, a estas horas
ya hemos entrado en calor y por las caras de los compañeros, ha habido
“calentón”. Continuamos por el vallado cabrero, un paso con un encanto
particular, antes de atacar la rasgada y
enigmática bajada con el animado arroyo en la entrada; llegamos victoriosos en la villa de Navalcán, dando un
rodeo y atacando por la retaguardia. Nos reunimos y por mayoría, se decide no
ir más allá, “ mejor, lo dejamos para otro día”. Buscamos el camino de vuelta,
pero antes, decidimos repostar en el rústico puente; todo surge muy rápido y
nada esperado, Miguel “Córdobas” nos patrocina “el bocadillo” y con exquisitas
viandas, agasaja a la intrépida escuadra; anchoas de “Santoña”, queso fresco y
una garrafa de vino de pitarra, para dar luz a la grisácea mañana. Risas y bromas
alrededor de la improvisada mesa, a la vez
que Cristobalón, con colmo vuelve
a llenar el vaso de tubo, parece que nos
venimos arriba y “eso que estamos en la umbría”. Después del animoso
avituallamiento, nos despedimos del amable anfitrión veleño, con los pertinentes agradecimientos y entre risas
sanas, comentando, “en breve volvemos”.
Retomamos la etapa, buscando la vía de La
fuente alta; por el enmarañado camino -que se prevé bien embarrado- la animada cuadrilla, vamos silbando y cantando; El
Gran Maestre, se pone en cabeza, “la pócima de Baco”, “más fuerza” le ha
otorgado y por los agraciados parajes,
cabalgamos “bien decididos”. Nos adentramos en la anegada y
despierta dehesa, salvamos bastantes
tramos por los generosos aguaceros inundados,
a la vez que nos recreamos por los pasajes más
asilvestrados; cruzamos trochas de pastoso fango y alguno quiere ser protagonista y se empeña en tirarse en la natural piscina. Nuestro
amigo, Roberto “El Bueno”, -algo contento-
nos recuerda, “las plácidas pachangas que nos estamos marcando en las últimas jornadas”, a la vez que se percibe
el buen ambiente y la camaradería en la
lúcida cuadrilla. Atrás, dejamos el
inmenso encinar y sus vivas panorámicas, extensos caminos encharcados,
centenares de vacas, pastando y las
antiguas casas de labranza, con esmero vigiladas. Bien agrupados, rodamos y por estos lares
tranquilos, Nicolás “Charcos”, nos da “un curso avanzado” de los caminos públicos de antaño; más
adelante, nos aguarda el empinado repecho, nos lo tomamos con calma y para
esperar y agruparnos, nos da tiempo a
hacer “otra bajada” más. Sin más novedad,
entramos hermanados en la villa veleña y en el punto de partida –pero al sol- nos
quedamos los minutos de rigor, para estirar y comentar la embarrada jugada.
Resumiendo, ruta circular de 44 kilómetros,
los caminos transitados han sido; Camino de Velada-Arenas-Parrillas-Navalcán,
Camino de Mejorada a Parrillas, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de
Velada a Parrillas, Camino El Risquillo-Navalcán. Camino La Fuente Alta, Camino
de Navalcán a Talavera, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Los Veratos,
Camino de Navalcán-Parrillas-Arenas a Velada.
Buen día………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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