martes, 19 de enero de 2016

Ruta: Pachanga en Navalcán.


     Domingo, diecisiete de enero, la gélida mañana nos recibe una semana más  en el lugar de costumbre. Andrés “El Presi”,  nos convoca para el próximo sábado (23 enero a las 19:00 horas en el antiguo centro de salud)  a la importante reunión, para renovar los estatutos y hábitos, y repartir los altos cargos,  entre los más laureados.  Nueve caballeros veleños, acudimos a la cita burriclista, bien ataviados y hasta las cejas tapados, hacia territorios navalqueños marchamos.

     Iniciamos la jornada, desafiando a las bajas temperaturas por las callejuelas norte de la villa; salimos sin hacer mucho  ruido, pero resoplando y con bastante frío en las manos y sobre todo, nos atiza de lleno en las cuestas abajo. Somos testigos de los campos helados, de los gruesos hielos flotando en los abundantes charcos, ¡¡¡pero seguimos sin calentarnos!!! Por el plácido encinar, tímidos rayos de sol nos alientan, ¡¡¡vaya bendición!; suspiramos en el destemplado pelotón ; avistamos el turgente campo blanquecino y Chema Tino, nos comenta “sobre el crujir de los trabados caminos”. Sorteamos un sinfín  de charcos  de  tamaños variados, que las recientes lluvias nos han regalado, mientras nos deleitamos con las bondades del campo silenciado. Llegamos hasta el regato, agitado por las movidas aguas bravías;  tanteamos el terreno, las dudas nos atacan, pero  nadie se lanza  “por aquí, por allí” “quizás más abajo” (Lo que tenemos que contar, de otros  tiempos pasados), pero como no lo vemos claro, nos vamos hacia el paso hormigonado. Marchamos en buena armonía, de cháchara y “tocando varios palos” para templar el enrarecido día; abrimos las porteras conocidas, unas de tablas, otras de hierro picado, pero todas sin candado, entre las jaras y encinas escondidas. Por la vertiente pecuaria nos recreamos antes de arribar en la villa parrillana; desde aquí, buscamos la subida asfaltada, por cierto,  a estas horas ya hemos entrado en calor y por las caras de los compañeros, ha habido “calentón”. Continuamos por el vallado cabrero, un paso con un encanto particular, antes  de atacar la rasgada y enigmática bajada con el animado arroyo en la entrada; llegamos  victoriosos en la villa de Navalcán, dando un rodeo y atacando por la retaguardia. Nos reunimos y por mayoría, se decide no ir más allá, “ mejor, lo dejamos para otro día”. Buscamos el camino de vuelta, pero antes, decidimos repostar en el rústico puente; todo surge muy rápido y nada esperado, Miguel “Córdobas” nos patrocina “el bocadillo” y con exquisitas viandas, agasaja a la intrépida escuadra; anchoas de “Santoña”, queso fresco y una garrafa de vino de pitarra, para dar luz a la grisácea mañana. Risas y bromas alrededor de la improvisada mesa, a la vez  que Cristobalón, con colmo  vuelve a llenar el  vaso de tubo, parece que nos venimos arriba y “eso que estamos en la umbría”. Después del animoso avituallamiento, nos despedimos del amable anfitrión veleño, con los pertinentes agradecimientos y entre risas sanas,  comentando, “en breve volvemos”.


    


































          Retomamos la etapa, buscando la vía de La fuente alta; por el enmarañado camino -que se prevé bien embarrado-  la animada cuadrilla, vamos silbando y cantando; El Gran Maestre, se pone en cabeza, “la pócima de Baco”, “más fuerza” le ha otorgado  y por los agraciados  parajes,  cabalgamos “bien decididos”. Nos adentramos en la anegada y despierta  dehesa, salvamos bastantes tramos por los generosos aguaceros  inundados, a la vez que nos recreamos por los pasajes más  asilvestrados; cruzamos trochas de pastoso fango y  alguno quiere ser protagonista y  se empeña en tirarse en la natural piscina. Nuestro amigo, Roberto “El Bueno”, -algo contento-  nos recuerda, “las plácidas pachangas que nos estamos marcando en  las últimas jornadas”, a la vez que se percibe el  buen ambiente y la camaradería en la lúcida cuadrilla. Atrás,  dejamos el inmenso encinar y sus vivas panorámicas, extensos caminos encharcados, centenares de vacas,  pastando y las antiguas casas de labranza, con esmero vigiladas. Bien  agrupados, rodamos y por estos lares tranquilos, Nicolás “Charcos”, nos da “un curso avanzado”  de los caminos públicos de antaño; más adelante, nos aguarda el empinado repecho, nos lo tomamos con calma y para esperar y agruparnos,  nos da tiempo a hacer “otra bajada” más. Sin más novedad,  entramos hermanados en la villa veleña  y en el punto de partida –pero al sol- nos quedamos los minutos de rigor, para estirar y comentar la embarrada jugada.



    


     




































     Resumiendo, ruta circular de 44 kilómetros, los caminos transitados han sido; Camino de Velada-Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de Mejorada a Parrillas, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Velada a Parrillas, Camino El Risquillo-Navalcán. Camino La Fuente Alta, Camino de Navalcán a Talavera, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Los Veratos, Camino de Navalcán-Parrillas-Arenas a Velada.


    Buen día………..SALUD.  


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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