lunes, 4 de enero de 2016

Ruta 31D Burriclista

Jueves 31 de diciembre, es la fecha señalada para despedir el año y realizar la “penúltima”etapa, a pesar de que toda la noche ha estado “jarreando agua”. Mientras desayuno,  desde la ventana  contemplo la lluviosa estampa; llamadas telefónicas y otros mensajes que van llegando, confirman la suspendida salida por parte de algunos  compañeros de fatigas ;  “sólo daban agua hasta las 9:00 horas” decían las fuentes meteorológicas  consultadas. ¿Qué pasaría si acertaran las previsiones pronosticadas? “Pues eso, que lo voy a comprobar”. Con el traje de espartano, la burricleta bien dispuesta –como en las mejores épicas- , me voy a hacer la particular “San Marrupestre”, la suerte está echada  y “será lo que tenga que ser”.

       Me paso por el centro de salud, para ver si hay algún compañero resguardado, “pues nada, jornada en solitario”; “cómo me voy a poner, para mí, enterito el pastel”.  A mí paso, caminos regados con “esmero y bien cuidados”; un magistral cuadro –la envidia de cualquier bohemio pintor- entre la espesa niebla, encriptado. Los que me conocéis, sabéis que para mí, es el día ideal para “rodar y salir a disfrutar” –agradables temperaturas  y un manto de niebla celestial  para decorar la invernal postal- . Las villas vecinas,  inundadas y  ocultas entre la espesa bruma y  vías solitarias en la amenazante jornada,  hacen florecer la magia en los resguardados rincones; un nubarrón de aire pulcro  y transparente me acompaña por el paraje complaciente y los  verdosos retales, echando un desigual pulso a la aguerrida neblina. Me recreo y escucho las proezas  de las pletóricas veredas; contemplo su exuberante encanto y por los angostos trechos de “dibujos animados”,  soy capaz de detener el tiempo; recolecto exquisitos fotogramas que se vierten en los despiertos sentidos y colecciono los placenteros momentos que purifican a la etérea jornada. Las frondosas retamas y la espesura de las chaparras enanas,  se disfrazan de  improvisadas duchas y ante la  furtiva presencia, “ingenuamente chorrean” y tiñen de vida las trochas más escondidas; olores embriagadores se desprenden de las  empapadas encinas, mientras  la hierba fresca, con sigilo, teje una alegre  alfombra en el regazo de la generosa senda. Me reconforta la espectacular panorámica grisácea, empapelada y coloreada  con la boscosa  niebla; según  van pasando  las horas, me cruzo con algún “carrerista” y otro  intrépido “burriclista”;  ya me empezaba a preocupar, “¿iba a ser el único cuerdo que anda por ahí  suelto?” Atrás dejo las villas vecinas –cuando parece,  que se empiezan a aclarar-. A la salida de Mejorada, me encuentro con Cristobalón, -arrepentido y “muy dolido”  por no haber salido antes, porque la  tempranera lluvia, con su presencia le ha convencido a retroceder. Hacemos los repechos de las piedras caballeras y las últimas campanadas, resuenan con algarabía por la senda gamonina; monumentos cerreros y "cantos" multiformes componiendo las más  divertidas canciones; la vereda de “Los lobos” también viste sus mejores galas a estas horas de la mañana  y por el ancho camino hasta el punto de partida, donde damos por finalizada la entretenida etapa.

 

    


































































    
      En definitivas, ruta circular de 45 kilómetros. Los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino del Hituero, Sendas de los Barrancos (Marrupejo largo-corto) Senda de Cervera, Camino de Meregil, Sendero del terror, Senda de los Leñadores, Camino de Segurilla-Mejorada-Gamonal; Senda de La Encarnación, Sendero de Los Lobos, Camino de Mejorada-Velada. 




   Buen día…………….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 



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