martes, 8 de marzo de 2016

Ruta "El Cordelillo" (Montesclaros)

     Domingo, seis de marzo y trece caballeros veleños acudimos al habitual punto de encuentro. Con las burricletas bien dispuestas, "parece" que todos nos presentamos con las revisiones pasadas y mejor supervisadas. Se incorporan Goyo “El Coloso”, Gabriel “Lamparillas”  y  también  debuta Sergio “El Charcos benjamín”, parece que el personal se va animando y la cuadrilla aumentando. Ilde “El Suegro”, toma el timón,  “a Montesclaros, por el cordelillo” es la ansiada decisión. 

     Iniciamos la jornada por la desierta avenida en busca de la Real Cañada; atravesamos el terralgo  del Baldío, azuzando a la agradable mañana, mientras,  agrupados “en dos bandos”, “otras cosas vamos comentado”. Atravesamos los aletargados  establos, sin sobresaltos por el camino de los Huertos y “a hacer el cabra por  las Carboneras” se le ha ocurrido al amigo  Martín “El Fiero”. Esperamos a los demás compañeros, pero  “los descarriados cuatreros” ¿para dónde habrán tirado? Les esperamos durante “un buen rato” en el tramo hormigonado,  les avisan por teléfono, “¿se habrán despistado?” En “La Herrería” hemos quedado. Los demás, nos adentramos en la entretenida y ceñida cueva; rincón multicolor para los despiertos sentidos y entre regueras y angostos pasos, hay que hilar fino para no perder el equilibrio. Salimos a la empinada cuesta – para abajo en esta ocasión-  para “colarnos” en la siguiente vereda de “ficción”; entre el variado mosaico de chaparras, cantuesos y retamas, coqueteamos con  el aire límpido y cristalino que nos muestra su mejor versión en un escenario idílico. Ya en la cañada, Roberto “El Bueno” se despide, tiene que estar pronto en casa, pero “tiene muy claro, por dónde hará la vuelta” (pillín). Los demás, “pagamos peaje” para entrar en el cordel encantado, “pero el bravío río” nos da el alto, ¡viene crecido! Tanteamos el terreno, pero cruzamos “sin mojarnos”;  El Gran Maestre “no lo ve claro, porque no quiere ir calado” y bien se las ingenia “con sus piraguas de plástico” para salvar el manso regato ¿Qué vamos a contar del privilegiado lugar? Entre fincas alambradas y el olor de la hierba fresca perfumada, afrontamos la tendida escalada; el animado musical de los pájaros trinando, abren  túneles entre lozanas  chaparras, pasos “con algo de barro” y más charcos para continuar salvando obstáculos, mientras la  magia, rezuma a borbotones a nuestro paso; algún tramo hacemos con la burricleta del ramal y en el indómito  tobogán de piedras, “la segunda liebre que salta a la talega”. Saboreamos la impasible quietud que nos regala la jornada, desde esta pintoresca  postal “en medio de la nada”; terreno bien señalado  por los ariscos jabatos y todos muy atentos, alineados por  la marcada  rodada. Por estos lares,  nos recreamos y aumenta la emoción de los caballeros convocados, entre desvaríos y algún “aullido” por los serenos cuadros recorridos. Bordeamos la población, para hacer la vuelta más amena y por la puerta de atrás, entramos en la aldea montesa. Paramos a repostar y también abrevamos; pasas, fruta fresca, dulces y polvorones  y “algún bocata” nos merendamos, entre comentarios varios, a la vez,  que preparamos “el camino de vuelta”; "la mejor opción,  el camino parrillano", entre todos acordamos. 




  


















































































      Después del ágape, continuamos  la etapa, “parece que nos hemos quedado fríos en los minutos  del bocadillo”; entre verdosos prados y parcelas bien tratadas, nos “trasteamos” la tachuela  que amaga “parriba”, para entrar en calor y con nuestra presencia,  damos brillo y alegramos  el enaltecido laberinto; desde aquí, nos adentramos  en la fantástica alfombra, entre una maraña de encinas tapizadas; vetustos caminos y  pasos ganaderos, vaguadas “cuasiperdidas” nos guían por la inmensa dehesa engalanada; antiguas chozas y  “chajurdas”  abandonadas en el tiempo, vacas pastando “en modo relajado” y el encanto místico que se adueña de la fiel estampa, hacen las delicias de la osada cuadrilla. Abrimos porteras, saltamos vallas “arrestadas” y volvemos a pasar a “la finca prohibida” y con recelo vigilada; el abigarrado paraje  nos agasaja con su embrujo a lo largo del sosegado bosque arbolado y parece que  en el día de  hoy, tampoco  nos van a  dan el alto. Cruzamos el enésimo arroyo, buenos momentos de armonía  y carcajadas, y en “un no parar”, El Relatero, “directamente echa un pie a lavar”. Continuamos abriendo porteras en el clandestino silencio y  el caballo “apadrinado” sale a recibirnos “dando saltos”; en un ambiente animado “pasamos el río por el tramo hormigonado” y el amigo Ángel “El Guerrero” nos enfila  por el  longevo camino “del parador”; cabalgando por  las propiedades reconocidas, marchamos con alegría por la armoniosa vía, a la vez que atendemos las llamadas recibidas. En estos minutos de cháchara, a mis compañeros pierdo de vista, “allá van a lo lejos, han pasado las casas”, meto alguna “marcha más” y los fotogramas pasan a toda prisa. Cuando nos agrupamos,  algunos caballeros  se han “escapado”, porque tienen reunión en familia; por la retaguardia, parece que “las pilas  ya van consumidas” y afrontamos los últimos kilómetros, más distendidos,  comentando próximos objetivos, aunque  algunos, también se exprimen en el tramo más pino.  Sin más novedad, nos agrupamos y aguardamos en “lo más alto”,  para entrar hermanados en nuestra villa.


     
























































      En conclusión, ruta circular de 50kms, los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de los Huertos, Senda de Las Carboneras; Camino de Talavera-Mejorada a Montesclaros; Cañada Real Leonesa Oriental; Senda del Cordelillo-Montesclaros. Camino de Montesclaros-Talavera-Parrillas; Camino de Aldea de Arango-Velada; Camino del Parador Aguirre-Parrillas-Navalcán-Arenas a Velada.



   Buen día…………….SALUD.


   Pd: Roberto, Ángel, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (1,2).


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 



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