martes, 15 de marzo de 2016

Ruta: Subida Valdecolmenares-Pontón (Segurilla)


     Domingo, trece de marzo, mañana “algo fresca y ventosa”  tenemos a primera  hora; diecisiete caballeros veleños nos congregamos en el pactado punto de encuentro ¿Qué ha pasado?¿Qué celebramos? Siempre es buena noticia,  que os animéis a acompañarnos. Tenemos  etapa de “caballeros” con sus correspondientes “puertos” y al finalizar, en “La Tasca de Domingo El Maca”, catas de vinos de “pitarra” y degustación de la exquisita pitanza. Era la fecha señalada, despertar al “dragón dormido” y que salga el sol “por donde quiera”.

     Iniciamos la jornada por la despejada avenida de la villa para llegar a la alargada cañada; minutos de distensión, chácharas y carcajadas en el aguerrido pelotón; por el  camino de Los Huertos, nos invitan a “recoger sarmientos”  y  entre arengas y otros chistes, avisamos a “los famosos cuatreros” para que no se despisten;  salvamos arroyuelos y  el temido arenal,  antes de comenzar a escalar. La senda de los pinos nos da posada, deleite y algarabía por la angosta vereda  ¡qué gozada! Sigo “retratando” la quietud ahogada de encanto, “todavía quedan atrás  algunos compañeros” – los demás, me avisan.  A lo lejos,  escucho la voz de alarma ¡¡¡¡¡averíaaaaaaaaaaaaa!!! Media vuelta y subo,  para ver qué pasa en   la retaguardia;  Goyo “El Coloso”, “tres radios ha tronchado” y  muy a su pesar,  “tiene que abandonar” y  va de vuelta  para casa. Por la senda de los pinos, metemos “una marcha más” y de tranquilidad “nada”; allá en el alto, el resto de la escuadra, nos aguardan; pasamos lista y damos novedades,  antes de adentrarnos en el andén de los sueños. Cuadro de dibujos animados y  la etérea fantasía,  danzando entre las encinas y  haciendo las delicias de los burriclistas afortunados; inmortalizamos los momentos vivenciados y se disparan los “flases” por todos lados; debajo de las piedras, desde la copa de las chaparras  y  a ras de tierra, desde la verdosa moqueta. Nos sacudimos el placentero  letargo  y minutos de calma  por el ancho camino; saludamos a otra numerosa escuadra y animados  con tanta devoción, nos colamos a escuchar los trinos del venerado arroyo. Antes de iniciar la trepada, damos el alto,  “faltan bastantes compañeros”;  esperamos –otros,  inician la ascensión más despacio-  y después de un buen rato, nos agrupamos, “segunda avería del día” – nos comentan los rezagados- . Nos ponemos “el mono de faena”; “subimos media cuesta” y viramos a la izquierda; seguimos el rastro del insigne regato que reposa camuflado entre acogedores pasos  entre encinas y arboleda de rivera. En  este punto, suenan gaitas y trompetas e Ilde “El Suegro” nos avisa, ¡comienza la fiesta! "Los buenos jugadores se inspiran a sí mismos. Los grandes jugadores inspiran a otros." Azuzamos la empinada cueva y despertamos al dragón de siete cabezas; nos recibe escupiendo fuego de colores  ¡¡¡cómo calienta!! Aplicamos “El Teorema de Ascensio”; cada cual como pueda “despacio y con buena letra” y cuidado con las prisas “que el tío del mazo” se pasea por ahí arriba. Esfuerzo, tesón y mucha ilusión en la temida ascensión (“tampoco era tan fiero el dragón” jajajajajajaajaja); tenemos tiempo de recrearnos con la vista cerrera que nos envuelve, engatusa  y atiza en la empinada y estirada cuesta. Después de las fotografías que testifican la escalada, de  uno en uno vamos coronando, colores vivos en los rostros, caras de satisfacción, más de un calentón y El Gran Maestre “sobrao”,  que “esprinta” en el último escalón. Hacemos la foto de rigor, dando la espalda a la sierra nevada y aquí mismo,  ponemos la mesa y firmamos la  parada; fruta fresca, pasas, dulces, bocatas y algún polvorón para contrarrestar el empinado sofocón.



   

































































































     Reemprendemos  la etapa, sin alejarnos hacia el  más allá;  el asalto de “La Gran Muralla” se tiene que consumar, para la etapa de pata negra etiquetar. Cuatro compañeros “con galones”  nos dejan, a pesar de que “el reto les tienta”; “nos vamos para adelante a preparar la mesa”- nos comentan. Los demás, cruzamos la aldea “cagarrache”, nos persignamos en “La Cruz de los Arrepentidos” y con alegría nos enfilamos hacia “ los abajos” del abismo; cruzamos el cristalino arroyo, unos montados y otros sobre los pedruscos, encaramados; escalamos por “El Riscal”, tramos agrietados, levantados y “algo de barro”, antes de adentrarnos en el  decorado  “más asilvestrado”; muretes de piedras, zarzas y chaparras nos encajonan en la entretenida vereda. Encendemos las luces y preparamos “la segunda magra de la mañana”; descendemos “sin prisa”, de sobra conocemos  “el próximo repecho”; nos configuramos “en modo escalada” y a “penar” por la pista hormigonada, “parece que hoy  está  más empinada”, “…y más larga…” y cada cual  a su “tran-tran sin prisa pero sin pausa”; nos retorcemos, suspiramos y “otra vez nos calentamos” en la pina cuesta cementada; con arrojo y valentía, conquistamos la segunda fortaleza del día. Otra ascensión “pal zurrón” después del estoico apretón; en la  cima, aguardamos e inmortalizamos otros  “buenos momentos”; Gabriel “Lamparillas”, se tumba “panza arriba” (-este momento lo hemos vivido más de una vez-);  “¿Estás suplicando a alguna ninfa?” es  de tanto apretar, la herradura se ha aflojado –nos comenta desde el suelo, “repanchingado”. Una vez agrupados, caras de satisfacción por “la batalla librada”; Chema “Tino”, aprueba con nota “se quería superar”; Roberto “El Bueno”, el ansia viva,  “presume” de su segunda vez y el resto de compañeros, también alaban a la desconocida subida (“la primera”). Atravesamos las villas vecinas en buena armonía, comentando las anécdotas del día, “revivimos” los tramos más empinados, mientras rodamos bien agrupados, esperando y bajando alguna marcha, mirando por el retrovisor “para que no quede nadie desperdigado”. Sin más novedad por el transitado camino, nos despedimos y en unos minutos nos vemos en “La Tasca del Maca”.

 Asistimos al  concurso de catas de vinos de pitarra,  con exquisitos manjares de la tierra, café y carajillo con Torres 10,  incluido. ¿El ganador del torneo “vinero”? Goyo “El Coloso” se llevó el honorífico galardón, pero triunfó  El Legendario Club en esta ocasión. Buenos momentos en comunión, risotadas a raudales, divertidas anécdotas (no pueden faltar), varios brindis por la hermandad,  próximos retos burriclistas (Con Angliru –el de verdad- incluido)  y la comida familiar que hay  que recuperar. Las mejores ideas, surgieron en la sobremesa,  a partir de las 16:30 horas jajajajajajajaajajaja.




   

















































      Resumiendo, ruta circular de 48 kilómetros. Los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Los Huertos, Senda de Los Pinos (Cerro del Arriero); Senda  de Talavera a Montesclaros; Cañada Real Leonesa Oriental, Senda del Ruiseñor, Camino del Vertedero-Mojosal; Camino de Valdecolmenares-Camino del Hituero (El Riscal), Camino de Buenaventura-Segurilla (Pontón), Camino de Segurilla-Mejorada-Velada.



    Buen día……………SALUD.




    “mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

No hay comentarios:

Publicar un comentario