Domingo, veintiocho de febrero, oscuridad
en el cielo y desde el revuelto ambiente la jornada se presenta amenazante. Once
caballeros veleños, nos damos cita en el habitual punto de encuentro; con las
burricletas bien dispuestas y prestas para la festiva contienda ¿llanos o
cuestas?; El Gran Maestre nos presenta
su propuesta, “al Riscal subiendo a media ladera”.
Iniciamos la jornada por la nublada
avenida, “esto es nieve en la montaña y por aquí, nada”; cruzamos la ancha cañada
y nos enfilamos a “picar la primera magra” de la mañana; comenzamos la escalada
con el establecido lema “cada cual como pueda”; fotografías para el recuerdo,
mimando los mejores momentos “en pleno esfuerzo”; esperamos y nos agrupamos,
para cabalgar hermanados; más adelante,
por el callejón encinado, nos dan el alto; “Domingo El Maca ha pinchado”; nos ponemos
manos a la obra, preparamos las herramientas necesarias y Ángel El Guerrero
(“que, por fin ha vuelto”) en tiempo
récord arregla el entuerto; también hay conato de capea, Ilde “El Suegro” y el
Maestro, “lo intentan desde el empedrado burladero”. Marchamos bien agrupados,
“de todo un poco hablamos”, pero, Eduardo “El Carpin” se empeña “en que
llueva”; atravesamos las tranquilas aldeas vecinas y bajamos por el camino del
“Pontón”, “para meternos entre pecho y espalda el temido repechón”; toca
apretar y vuelta a escalar ¿y algún
calentón? “es la hora de resoplar”; se vuelve a rasgar el grupo, pero de uno en
uno vamos coronando y los demás, unos “rebajando” y otros esperando. Desde
aquí, nos adentramos en “la reparada senda”, rincón acogedor y con pinceladas
asilvestradas, mientras damos un capricho a las despiertas retinas, entre
vallados de chaparras y muretes de alineadas
piedras. Arribamos en el molino del Riscal, lugar idílico para repostar;
nos recreamos con las singulares vistas, los murmullos del agua golpeando con fuerza
sobre las lavadas piedras y los caballeros veleños desde la grada, contemplando
la sutil estampa; además de alimentar los sentidos, también llenamos la
andorga, nos hidratamos y rápido recogemos la mesa y como diría un buen amigo,
“cabra coja no quiere siesta.
Reemprendemos el camino de vuelta y a
pocos metros, el venerado arroyo cruzamos, sobre las piedras, encaramados; no
hay tregua, y desde aquí, nos colamos en “otra fiesta”, digo, en
otra cuesta. La afrontamos con ganas y tesón en “el aguerrido pelotón” y después de recuperar “posiciones”, me adelanto para enmarcar la ideal panorámica; aquí está, la noble sierra, con los nubarrones de fondo y mis compañeros dando color y alegría
a la postal elegida. Después de la conocida trepada, llegamos a “la cruz de los
arrepentidos” y otra vez nos agrupamos. En este punto, invito al grupo a llamar
a la puerta “del desconocido camino”; la mitad de la cuadrilla, lo deja para
mejor ocasión; Martín El Fiero (“otro elemento, al que echábamos de menos”)
también nos deja, muy a su pesar;
“mejores momentos vendrán” –ya lo verás-. Pues lo dicho, amablemente
tocamos “al timbre”, tiene difícil explicación, para aquellos que antes no han
bajado por “la antigua y perdida senda”. No me cabe la menor duda, que nos ha
“engatusado”, a pesar de que “el dragón de siete cabezas” estaba aletargado. A
los pies del arroyo, “huele a quemado”, utilizamos adjetivos superlativos para
comentar la espectacular jugada y todos
coincidimos en “la celestial escalada”,
¡¡tenemos que venir enseguida!!! El Gran Maestre, no ve claro “tanto suplicio” y se
presenta voluntario para cronometrar desde la cima. Entre todos, decidimos
“subir por el vertedero” (“aunque, yo sé
por donde quería la mayoría” jajajajajaja)
parece la alternativa más “suave”. Andamos el camino y escalamos, aunque
mis pensamientos están posados en otro lado; “¿por dónde la enlazamos? Tiro
líneas y recorto por aquí, senderos, por
allá, otra subida para calentar ¿Cuándo volvemos? Les comento a los fieles
compañeros; Nicolás “Charcos” pide una semana más “para entrenar”, Diego “Sin Miedo” ¿podrá
esperar? a Roberto “El Bueno”, su silencio le delata e
Ilde “El Suegro” se muestra muy dispuesto “¿quién dijo miedo?” Entre delirios y
otras tantas ensoñaciones, fantaseamos con “la terrible cuesta”, contemplamos las vistas cerreras y “allá
camuflado, atisbamos el trofeo cuasi-conquistado”; “su fantasma nos persigue
por todos lados”. Sin darnos cuenta ¿o
sí? Coronamos “otra torreta”, mientras
esperamos y nos agrupamos en “cada tachuela”. Por los territorios “cagarraches”, nosotros a lo
nuestro y para no perder el hilo,
hablamos de bautismo; “El Angliru
Local”, “La Subida Infernal”, otras
tantas más y “erre que erre” con venir
¡ya! De esto, “a los demás compañeros ni hablar”, para que bien lo puedan “degustar”. Atrás, dejamos los pueblos cerreros, continuamos
cabalgando en un día “nada claro” del tiempo hablando; contemplamos los
verdosos y floridos prados con el lustroso ganado, pastando; el aire pulcro
reposando en “la vía zorrera” y nosotros, divagando, entusiasmados por la armoniosa postal
estampada; saludamos a otros burriclistas, bajamos alguna marcha “para
juntarnos” aunque, a estas horas “el
gato ya está en la talega”, seguimos con el desafío monotema; sin novedad,
planeamos por el descenso de “La Gamonosa” avistando la nevada serreta,
mientras “algunos se lanzan hacia el Barbú
a tumba abierta”. Pletóricos
y henchidos de "tanta emoción", el inminente reto, “despertar al dormido dragón” (“a
buenos entendedores…..”)
Resumiendo, ruta circular de 45
kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa
Oriental, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino de Buenaventura (Gran
Muralla, “Pontón”), Senda de los Pradejones-Riscal, Camino del Hituero, Camino
de Valdecolmenares, Camino de Mojosal (Vertedero), Camino de
Segurilla-Mejorada-Velada.
Pd: Roberto, muchas gracias por tu aportación
fotográfica (2)
Buen día………SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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