El Domingo,
diez de julio nos avisa de otra jornada
con “el mercurio bastante alterado”; trece caballeros veleños, nos damos cita en
el habitual punto de encuentro, sin las ideas claras ¿dónde vamos? Unos pocos, hacia
los llanos quieren marchar y los que más, nos decantamos por la “montaña”. Francis “El Paciente” también se
incorpora a filas, después de unos meses ausente. Al final, el distinguido cuarteto (El Gran
Maestre, El Maca, Eduardo El Carpin y Gabriel) “se van hacia las descubiertas
llanuras, dirección el sapo”; los demás, buscamos las alturas para resguardarnos de las amenazantes
y elevadas temperaturas.
Iniciamos la jornada y nos enfilamos hacia
la oriental cañada; rodamos bien agrupados y la primera, “el incómodo aire, atizándonos de cara”; atravesamos el vasto terralgo, “por
los calores de temporada, abrasados”; salvamos los temerosos arenales, nadie
nos recibe en la apaciguada granja y por la vía
de los Huertos, retamos a la subida asfaltada. Trepamos alegres y a buen
ritmo, entre bufidos y resoplidos, en algunos tramos “nos retorcemos”; Pedro
“Hierros” y Cristobalón, empujando con tesón y
liderando al intrépido pelotón; coronamos de uno en uno, esperamos y nos
agrupamos, después del “primer asalto al alto zorrero”. Atravesamos las villas
cerreras, buscando los cercados empedrados y contemplando los parajes
“achicharrados”; en la estrecha vereda
de los leñadores, me adelanto para “retratar a mis compañeros” y "de sopetón" me encuentro a
otro burriclista de frente y en “el aviso” a la parte trasera, por “culpa” del disimulado tocón de la encina, el Relatero “echa una
liebre a su mochila”; inmortalizamos relajantes postales por la camuflada senda, a la vez que
se recrean los sentidos y se sacian las atentas retinas. A nuestro paso, nos
encontramos con “otros grupos burriclistas” y por la asfaltada pista, “emerge” la ninfa deportista;
arribamos en la aldea montesa y Alberto “El Maestro Ceramista”, nos guía a la
búsqueda de una fuente para abrevar; en el solicitado “surtidor”, apaciguamos
la sed y las botijas rellenamos. De
nuevo, nos ponemos en marcha, en esta
ocasión subimos por el camino de “la Meregil” –toca otro apretón- , nos colamos
en la senda Cervera, en la sombra
recostada y sus entretenidos recovecos, haciendo las delicias de la entregada
cuadrilla, y a la salida del túnel de la
fantasía, paramos a repostar. Minutos de
distensión y guasas para “relajar”, compartimos
“viandas”, fruta fresca, pasas, dulces y
bocatas para reponer y las fuerzas recuperar.
Reemprendemos la marcha, por caminos
“tantas veces recorridos y de buenos momentos vividos” por estos lares cerreros;
continúa “la romería” de burriclistas por la ancha pista y por El Hituero,
“azuzamos” el avispero y Pedro “Hierros” entra al trapo y hace “un llano de este repecho”. Cruzamos la
villa “cagarrache” y también, atrás dejamos la vecina Mejorada; desde aquí, nos disponemos a "llevar" (“para que no se
pierda”) al amigo Roberto “El Bueno” hacia la localidad de Gamonal, que al final, hasta “La Laguna del Conejo” nos
iba a acompañar. No hay tregua “esto es un no parar”, libramos las tendidas
pendientes “como si na”, mientras vemos la panorámica cerrera pasar a toda
prisa, “apenas da tiempo a retratar”. Otra vez nos agrupamos y todos esperamos
y por “el descuidado” descenso, “volamos”; cruzamos la villa gamonina y como
“la hora nos acompaña”, todavía tenemos
ganas de “más fiesta”; Ángel “El
Guerrero” no se echa para atrás y “otros
pocos más” (Cristóbal, Jesús, Pedro, Alberto y El Relatero) “por El Carril de
Las Mulas” nos disponemos a alargar la
etapa; "si algo fuerte y divino hay en el hombre, es la voluntad"... de volar. En la carretera, algunos
compañeros, dan por concluida la jornada, Gabriel “Lamparillas” lo deja “para
otro día”, Francis “El Paciente” le
sigue detrás y otros tantos
“voluntarios”, hacemos unos kilómetros
“extras” -para redondear a 50- por los encinares de “las Dehesillas y el
laberinto de Cornocosillo”, para algunos de nuestros compañeros, parajes desconocidos.
Sin más novedad, “tocamos a retirada”, cuando el sol comienza con fuerza a calentar; llegamos a los colegios a estirar
y para “clausurar” y recuperar líquidos,
nos refrescamos “entre bromas y otras chorradas” con “la reconfortante pócima” de zumo de cebada.
En definitiva, ruta circular de 50 kilómetros,
los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental,
Camino de Los Huertos, Camino de Mejorada a Segurilla; Senda de Los Leñadores;
Camino de Segurilla a Cervera de Los Montes; Camino de Meregil, Senda Cervera;
Antiguo Camino de Sotillo a Segurilla; Camino del Hituero, Camino de
Segurilla-Mejorada-Gamonal; Carril de Las Mulas, Camino de Alcañizo a Velada,
Camino Real a Velada.
Pd:
Cristóbal, muchas gracias por tu aportación fotográfica (2)
Buen
día……………SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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