miércoles, 28 de septiembre de 2016

Ruta:Épica a Fresnedilla

Domingo, veinticinco de septiembre mañana agradable y temperaturas que se tornan favorables; seis caballeros veleños acudimos al pactado punto de encuentro, otros galardonados en Sotillo nos aguardan. Según propuso nuestro amigo Diego “Sin Miedo”,  “la conquista de  Fresnedilla” es el reto.

    Iniciamos la etapa, dirección la Oriental Cañada; cruzamos el anchuroso y reposado “terralgo”, en  tiempos remotos, a los vecinos “donado” para trabajarlo; con pericia y oficio, salvamos los temerosos arenales, pero a estas horas vamos frescos, si volvemos por aquí, “ya veremos el regreso”; marchamos animados e ilusionados, de todo un poco vamos hablando, también de la etapa programada que “nos tiene en ascuas” pero en el día de hoy, también nos enfrentamos a una prueba, a fuego marcada; por  el incómodo camino “ondulado”,  el paso de los vehículos ha “maltratado”, parece que “cabalgamos” pero no avanzamos; avistamos lujosas casas y la bravía manada todavía adormilada; retamos a la primera tachuela de la jornada y en la localidad reseñada, nos encontramos con los caballeros “esperados”  e invitados Talaveranos. Nuestro amigo Roberto “El Bueno”, en este punto nos deja, “mucho no se quiere alejar”, pero por otros lares “se irá a calentar”.  Nos adentramos en el conocido tobogán que hasta Fresnedilla nos ha de llevar; discontinuos subes y bajas vamos estirando por toda la cañada, pasos estrechos por la trashumancia, marcados, de los arroyuelos ni rastro  y las Antenas del Piélago desde lo alto, controlándonos; en primera línea aprietan los machos y otros preguntando “¿cuándo llegamos?”. Sinceramente, la ancha y extensa vía tiene de todo, es amena y entretenida, relajada y por el devenir del tiempo, silenciada, pero sin darnos cuenta -¿o sí?-  “pica parriba”, “¿detrás de aquel cerro estará?” Antonio “Medina”, lidera la cuadrilla, y a destajo caen los kilómetros ¿habrá que dejar algo para la vuelta? también nos planteamos y “algo guardamos” –por si acaso-. Sin más novedad, en la villa señalada arribamos; “los talaveranos” nos dejan, tienen prisa y para la ciudad, “vuelan”. Los demás,  buscamos la fuente que  al lado de la iglesia está  y aquí abrevamos; compartimos viandas, fruta fresca, pasas, dulces y bocatas para reponer fuerzas; llenamos las botijas de agua fresca, descansamos unos minutos y la vuelta preparamos.




     











                                                                                                





























     Reemprendemos la marcha, por la vía más rápida, en esta ocasión, “por el camino asfaltado” entre todos acordamos; rodamos con alegría, el terreno lo permite y nos configuramos “en modo de subida”; desafiamos a los  “minipuertos” que nos “examinan” y nos  ponen a prueba, pero  “desde hace unos minutos voy con la mosca detrás de la oreja” ¿”qué le pasará a la rueda delantera?”; con éxito coronamos la primera ascensión y despedimos a los caballeros “de la cerámica”, desde aquí, toman otra “carretera más directa hacia Talavera”. Los demás, nos perdemos por la disfrutona y nada transitada bajada; a nuestro paso, antiguos puentes, enebros, pinos y jaras se expanden, dando colorido a la quebrada carretera. Gabriel “Lamparillas”, nos pide el alto, “tengo que dar aire a la rueda, va bastante floja, desde hace un buen rato”. A nuestro encuentro, sale la “enésima” subida del día, tendida “pero hay que subirla”; Pedro “Hierros” y Cristobalón, de fuerzas  sobrados, se exhiben por la cómoda ascensión y Francis “El Paciente”, me deja la iniciativa “no me da ningún relevo”; según dice “va cómodo a mi rueda”. Nos agrupamos y esperamos en Navamorcuende; la vía pecuaria es la mejor opción, no se hable más y a despegar; deshacemos el camino andado encaramados en el vertiginoso tobogán; paramos en Sotillo a rellenar las botijas, sin entretenernos demasiado “por no demorar”. Continuamos por la cañada, pero para hacer más épica la jornada, “el Eolo nos castiga de cara” –para no variar-. En el cruce señalado “¿por la mataburras o rectos?”; decidimos  esta opción, en teoría la más cómoda, pero los terroríficos arenales, “ya dan miedo” a estas horas. No sé qué me pasa, “que no consigo avanzar”, mis compañeros tiran “palante”, ¿habrán mirado para atrás? Tengo que poner “coronas pequeñas” para “cabalgar” con dignidad (El lunes,  me di cuenta que la leva izquierda, la rueda delantera me frenaba y yo, aprieta que te aprieta y sin avanzar). Pedro “Hierros” me espera  una vez rebasado el profundo  mar de arena; no le puedo explicar “qué me pasará”, tampoco me paro “a mirar”; terminamos de cruzar El Baldío, afrontamos el repecho de las Casillas (¿frenado y un sobreesfuerzo realizando?) y nos agrupamos en la cima. Doy las gracias a mis compañeros por su paciencia y nos despedimos hasta la próxima y esperada contienda. 


  



   


























     







     En conclusión, ruta circular de 107 kilómetros, los caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental (desde Velada-a Fresnedilla); Carretera de Fresnedilla- El Almendral de la Cañada-Navamorcuende; Cañada Real Leonesa Oriental-Velada.


Pd: Cristóbal, muchas gracias por tu aportación fotográfica (6)


    Buen día………….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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