lunes, 2 de enero de 2017

Ruta “Fin de año”: 31D

     Sábado treintaiuno de diciembre, último día del año y el termómetro tempranero nos regala temperaturas bajo cero. Ocho caballeros,  entre gamoninos y veleños acudimos al habitual punto de encuentro, bien ataviados y hasta las cejas “tapados”: “¿con este día, dónde vamos?”;  “la chimenea bien atizada, sería  la mejor ruta, para pasar la mañana”; algunos vecinos, nos miran extrañados y también nos avisan,  que por ahí  “nos vamos a quedar congelados”;  la alternativa más tentadora, era la de quedarse bien arropados en casa. Con las burricletas bien dispuestas y prestas para la gélida contienda, los aquí presentes “tenemos ganas de marcha”. Martín “El Fiero” también nos acompaña, después de unos meses de “baja voluntaria”, éste,  está hecho de “otra pasta”. ¿Quién dijo miedo? ¿Quién da más? Pues lo dicho, hacia los cercanos  territorios cerreros a andorrear.

      Iniciamos la etapa, ante nosotros, un grisáceo escenario y  la compacta niebla predominando en el apagado decorado; a nuestro paso, un manto blanquecino envolviendo el paraje veleño y un violento “airoteo” de hielo, sin piedad  nos zarandea por el rígido descampado. La subida por “La Gamonosa” no se hace cómoda y el combativo “Eolo” con su tridente escarchado, a su antojo nos sacude “para todos lados”;  entre tenues tonos y la generosa  capa de escarcha de la noche pasada, intuimos paisajes conocidos que nos guían por el aterido camino: “gozan los ánimos fuertes en las adversidades, al igual que los soldados intrépidos triunfan en las guerras”. Cristobalón, de fuerzas sobrado, se adelanta, para darle a "esto de la cámara"; los demás, nos queremos calentar a "golpes de pedaladas" por la desteñida pista. Con el susto del frío, recorriendo  el cuerpo, arribamos en Mejorada y para templarnos a estas horas, un café bien caliente, dulces variados,  el calor acogedor  y  el animoso  recibimiento de sus gentes.
Después de la reconfortante pausa, cruzamos la villas cerreras y nuestro amigo Martín, por precaución, nos comenta: ” hasta aquí he llegado  y me doy  la vuelta”. A los demás, según dice Ilde “El Suegro”, “parece que el  café la vida nos ha dado” y el festival de sendas comenzamos; con caminos anchos y veredas de “dos palmos”,  hilvanamos postales de ficción: rincones de todos los colores, entre chaparras congeladas, ceñidos  tramos por el hielo trabados, estrechos cercados de piedra que del gélido temporal nos resguardan; inmortalizamos momentos de dibujos animados, pero de la espesa neblina y de los  tramos helados,  que no nos libramos.  Con ánimo y brío continuamos remendando la ruta  y Diego “Sin Miedo”, nos cuela en la Senda del Pozo; escalamos un tramo “pero en calor, hace ya tiempo hemos entrado”; se cae el telón y nos adentramos en la mágica y desconocida senda; todo un exquisito manjar para los sentidos de los elegidos y para “paladares selectivos”; el menú exclusivo,  nos deja sin habla y “del susto” nos entra hasta hipo; a nuestro paso, divertidos  elfos y duendes gobiernan la celeste encrucijada, mientras,  las ninfas aladas revolotean sobre nuestras etéreas siluetas. A la salida del embrujado paso, paramos a repostar, compartimos viandas, con exagerados superlativos, ensalzamos la misteriosa senda,  brindamos por la fantástica trocha y por muchas más,  que en nuestras andanzas “nos harán divagar”. Después de unos minutos de asueto, proseguimos por las inmediaciones del inframundo; salvamos el generoso arroyuelo, nos deleitamos con sus atractivas y asilvestradas  estampas, abrimos algunas porteras y solventamos una avería sin consecuencias. De nuevo,  nos colamos en una enmarañada “pantalla” de pasos ganaderos, sendas con subes y bajas, perdidos en medio de la nada,  antes de internarnos a “predicar”  en “La Catedral de San Marrupejo” y de profanar  otro entretenido sendero (El Riscal) aunque algunos compañeros, pasaron de largo  y  “se lo perdieron”, a pesar de tener “instrucciones claras”,  se despistaron por ir adelantados: Ángel “El Guerrero” nos imparte un máster sobre rastreo, “por aquí no han pasado, si no, la paloma  antes habría volado”. Escalamos El Hituero, pero de  “los escapados,  ni rastro”, esperamos en la cima, oteamos para todos lados y unos minutos aguardamos. Algunas llamadas para reencontrarnos “y si que iban adelantados”; antes de entrar en la villa “cagarrache”, nos agrupamos. Atrás, dejamos la villa zorrera y con nuestros mejores deseos,  despedimos a  los amigos gamoninos; Roberto "El Buenos" y Cantalejo, su osado escudero;  los últimos kilómetros los hacemos sin sobresaltos por la vía “algo despejada”, dejando entrever el contorno cerrero y  en modo distendido, paladeando los sabrosos  manjares, degustados en la fructífera jornada. Sin novedad,  arribamos en villa veleña, felicitaciones por la glacial épica y al ser posible, para todos/as un año cargado de mucha prosperidad: “todos nuestros sueños se pueden volver realidad si tenemos la valentía de perseguirlos”.


































































































































     Resumiendo, ruta circular de 50 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: camino de Velada-Mejorada-Segurilla; Camino del Hituero, Camino Antiguo de Segurilla-Sotillo; Senda Cervera, Camino de Meregil, Senda de Los Leñadores, Senda “Paseo del Terror”, Senda “El Pozo”; Camino de Los Dornajos; Camino de Marrupe-Segurilla;  Senderos del Marrupejo Alto; Vereda del Riscal; Camino del Hituero-Segurilla-Mejorada-Velada.


Pd: Cristóbal, Diego, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (3-5)


Buen día……….SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 




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