martes, 17 de enero de 2017

Ruta: Senda del Pozo (Cervera de Los Montes)



     Domingo, quince de enero, mañana gélida a primeras horas nos espera. Seis caballeros veleños, acudimos al pactado punto de encuentro; después de asuntos varios, descansos domingueros,  se incorporan a filas, Andrés “El Líder”, Martín “El Fiero” y  “El Relatero” ; Ilde “El Suegro” y Diego “Sin Miedo” nos aguardan allá,  por territorios zorreros. Con las burricletas bien dispuestas, nos disponemos a desafiar al terrorífico  frío y demás elementos que encontremos por los serenos caminos.

     Comenzamos la jornada, hacia “los perales” para resguardarnos del ambiente helado, pero desde el inicio, nos damos cuenta que “estas  temperaturas  no son para tanto” –según comentamos;  estamos acostumbrados a dígitos negativos y otros polares desafíos, a pesar de que algún compañero nos informa que cabalgamos algún grado bajo cero. Para intentar entrar en calor,   escalamos “El Torreón de la Gamonosa”, cada cual  a su ritmo y de paso “combatimos el tímido frío”; a nuestro paso, rodeados de alturas adormiladas,  alfombras congeladas, caminos secos y de escarcha trabados  y  cuidadosamente compactados; marchamos bien agrupados y en “puntos clave” esperamos y nos agrupamos; fotografías de rigor para inmortalizar la invernal etapa, mientras,  de cháchara  “subimos las casi-cuestas sin darnos cuenta”. Arribamos en la villa de Mejorada, nos encontramos en la plaza  con “los esperados” al sol, más que  relajados. Damos novedades y continuamos hacia adelante y en un “pispás  bordeamos la localidad “cagarrache”. Parece que tienen fiesta organizada –según nos informan los operarios-   “por San Antón”, a la vuelta  nos invitan “a un tonel de cerveza y un plato de habichuelas”. Nosotros a lo nuestro y no paramos de planificar y tantear nuevos retos: “El Lago Helado” nos propone “El Gran Maestre” para próximamente, pero en la parte delantera,  se habla más  de “La primavera de Arenas” y de la confirmación de “La etapa estrella”,  que tendremos que presentar en comunidad, todo esto y otros escarceos  sin dejar de “cabalgar”, “ni de soñar”. Nos colamos en la antigua senda de “Los Leñadores”, recorremos sus angostos pasos, la extensa pradera y la marcada vereda con alguna escalera empedrada, resguardada entre esbeltas encinas y sus llamativos  muretes de piedras.  Recorremos caminos “monteses” y avistamos un grupo de burriclistas averiado y  paramos a socorrer,  como así dictan nuestros decretos caballeros; Roberto “El Bueno” siempre dispuesto, se pone a la faena, pero  este trabajo es más de fuerza; parece “que estamos de matanza” y no somos capaces de echar la burricleta a la mesa; entre todos apretamos, unos con herramientas, otros a tirones para sacar la cadena; hasta que Martín “El Fiero” se “remanga” y con tesón y ganas, deja a “la herida jamerga”  apañada para bregar y andar; sin más,  nos despedimos de los agradecidos ciclistas. La escuadra veleña, continuamos custodiando los caminos y a los necesitados, prestando auxilio; comentamos la jugada y viramos a derechas para adentrarnos en  el sendero soñado. Entre apretones y resoplidos nos tragamos  un encajonado repecho y con el animado  sonido de las dulzainas y gaitas, un castillo de fuegos artificiales nos abre la colorida portera de la encantada vereda; entre chaparras enanas, con “barbas de viejo” engalanadas, una verdosa  moqueta tapizando nuestro paso y la magia del silencio  sobrevolando y embriagando  nuestra presencia; superlativos adjetivos, palabras de admiración y otros “vocablos” para intentar describir la onírica experiencia,  que una vez más,  nos ha dejado mudos por la emoción. Después de tanta devoción, paramos a repostar, compartimos viandas, dulces, fruta fresca y pasas, a la vez  que,  seguimos erre que erre con algunos desvaríos comentados y los inminentes y variados  retos programados.



    
















































































     Reemprendemos la marcha “en modo escalada”, por el rasgado camino, agrietado y hacia “arriba apuntando”,  entre los frondosos  cerros,  acurrucado  y  por  el benevolente  astro  “bien caldeado”; despedimos a nuestros amigos  Ilde y Diego, que se disponen a alargar la ruta y hacia Marrupe acuerdan ir. Los demás, nos recreamos por las alturas y sin avisar (ni falta hace ya) nos colamos en la estrecha trocha, entre piedras descolocadas, salvamos  divertidos  escalones y  “danzando” con la  exuberante belleza,  nos deleitamos columpiados de su enigmática presencia, recortando y pegando tramos divertidos y olvidados, con otros más transitados. Desde Segurilla, un trío de compañeros (Andrés, JoseMa y Martín) , nos dicen que se van “pal pueblo”, ante la invitación de Alberto “El Maestro Ceramista” para estirar algo más la jornada, pero sin descuidar la hora. Encaramados en el ajetreo del transparente silbido,  descendemos hacia el área recreativa de la Portiña; saludamos a otros burriclistas, senderistas y carreristas, cómo se nota que la soleada mañana invita  a salir de la cueva. Desde aquí, nos montamos en la hormigonada vía y la red de acequias y numerosas granjas  se pasean a nuestro lado “llevando prisa”; también nosotros,  pedaleamos con alegría, “dando algunos  relevos”, también hay amagos de “demarraje”   -para que cunda más-  y con las arengas del  amigo  Alberto “invitándonos a volar”. Sin darnos cuenta,  nos olvidamos de canal, cruzamos Torrehierro por la parte de atrás y “algo más relajados”, Roberto “El Bueno” “nos pega el último  hachazo” antes de llegar a Gamonal; a las puertas de  su casa, despedimos al amigo gamonino, cruzamos y zigzagueamos por sus callejuelas hacia el camino veleño. Tranquilos y sin sobresaltos, arribamos en la villa señorial; unos minutos de  estiramientos, comentarios varios y hasta la próxima jornada.




    
























     En definitiva, ruta circular de 55 kilómetros: los caminos transitados han sido Camino de Velada-Mejorad-Segurilla; Senda de Los Leñadores; Camino de Segurilla a Cervera; Camino de Meregil; Senda del Pozo; Camino de Los Dornajos-Camino de Merejil, Senda de Cervera; Antiguo camino de Sotillo a Segurilla; Camino del Hituero, Carreterín de La Portiña; Canal Bajo del Alberche-Polígono Torrehierro-Gamonal. Camino de Gamonal a Velada.


PD: Andrés, gracias por tu aportación fotográfica (1).


  Buen día……….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

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