martes, 7 de marzo de 2017

Ruta: Rincón del Sapo-Oropesa

Domingo, cinco de marzo,  otra mañana de niebla “meona”   , pero  agradables temperaturas  nos acompañan desde primeras horas. Once caballeros veleños,  acudimos al habitual punto de partida, con las burricletas  bien dispuestas , prestas para la nueva contienda y cambios de ruedas  para la GT, la más longeva. Pocas propuesta sobre la mesa, “al sapo” nos propone “El Gran Maestre” con seguridad  y bastante  temple.

Iniciamos la marcha hacia  los cuadros de La Vega y  por asfalto hacia la vía de servicio enfilamos; el maestro ha salido disparado,  desde el inicio “anda escapado”, ¿la rueda delantera le habrán trucado? Los demás, “como el ejército de Pancho Villa”,  bien alineados de “cháchara” andamos, risas se escuchan por la retaguardia y de todo un poco vamos hablando por el rutinario camino allanado; coches que “a pitido limpio” nos saludan y entre la gris estampa,  con nuestras “bolerías” vamos alegrando la mañana.  Atrás dejamos la gasolinera y nos colamos en vías “más agraciadas” hacia “La Betania”; pasos agradables y amenos entre robustas encinas y la senda de “La Raya” haciendo las delicias de la crecida escuadra;  a nuestro paso,  un desfiles de   ovejas, vacas y  caballos y  en mitad del camino  “un improvisado corral”  que tenemos que tirar de navaja, para poder pasar; qué manía,  a todos les da “por cerrar y amasar de lo legal”. Continuamos por la maraña de caminos, entre campos sembrados y otros,  despuntando de colores vivos y  floridos; por la puerta de atrás,  entramos en la localidad de Alcañizo, bicheamos por sus estrechas calles, cruzamos aguas residuales y por la esmerada vía nos adentramos en “el refugio del sapo”. Por el acogedor encinar, testigo mudo de “taitantas andanzas”,  vamos haciendo bromas y retransmitiendo  pasadas anécdotas vivenciadas “en esta sala”; “pájaras del cinco, guardas con escopetas, odisea nocturna  y la encina vigía” son las más recordadas. A estas alturas del cuento,  “hay menos emoción, ya  ni nos perdemos, ni nos dan el alto, ni  por los barbechos rodamos”, entre risas comentamos;  Andrés “El Líder” en todas las fotografías sale en primera plana, ¿querrá la mejor portada? y Domingo “El Maca” que no se calla ni debajo el agua, mientras “cabalgamos” distendidos y en plena armonía por la cómoda avenida. Atrás dejamos,  establos y labranzas caídas, abrimos porteras y nos desviamos por el escondido guardaganados, para tomar la vía arbolada, de sigilo y misterio sembrada.  Por la Ermita de Peñitas, arribamos en la villa de Oropesa, nos desmarcamos con el amigo Roberto “El Bueno”, en busca de una farmacia,  pero no tenemos suerte, “es la de Trujillo la que está de guardia”. Recorremos las callejuelas medievas  y a las puertas del parador real, pedimos “posada” y  paramos a repostar; frutos secos, pasas, fruta fresca y dulces, componen el  menú tradicional,  para llenar “la panza”  y unos minutos reposar.






















































































































Reempredemos la  marcha, dirección a Torralba; anchos caminos y bien cuidados, mientras rodamos hermanados por el infinito llano; por estos lares, sumergidos en la plácida dehesa, acurrucados entre sus reposadas ramas, danzamos con el aire cristalino por los rincones más recónditos y  tranquilos; recogemos  el  estirado camino, unos tramos arreglados, otros con piedra suelta y algunos pasos  con “roderas agrietadas y  secas”; difusos pensamientos pasean por  mi cabeza, es lo que tiene rodar “en modo relajado” y disfrutando; El camino es el que nos enseña la mejor forma de llegar y nos enriquece mientras lo estamos cruzando”, es algo más que correr y dar pedales, es saber detener el tiempo y degustar los exquisitos manjares que las generosas  mesas del entorno nos ofrecen. A la entrada del camino Real, unos compañeros dan por finalizada la etapa y, desde este punto, marchan para casa; los demás, en línea recta, por el tímido tobogán nos adentramos en El Arenal del Lobo. Abrimos las porteras pertinentes, otras saltamos, “porque el árbol caído todavía no han retirado”; una vez dentro, en el sosegado bosque del Cerro Dávila, comentamos sobre el camino de la discordia, sin quitar la vista del fértil campo, de esparragueras abarrotado; nos adueñamos del reposado monte y de todo su vistoso esplendor, mientras el guarda veleño con buen tono y educación, nos invita a dejar cerradas las puertas. También cruzamos la silenciada finca del Barrero, por el camino arrestado, ni rastro de los jefes y mandados; campamos a nuestras anchas por la  raptada pista, comentando “que por aquí se ha pasado toda la vida”; más adelante, tenemos que saltar la portera amurallada, que por cabezonería, bien por dejadez o “caciquería”, corta el paso a los vecinos de la villa y el acceso centenario hacia otros territorios de la comarca. Sin más novedad, comentamos sobre los escritos “que desde hace años hasta la actualidad en el ayuntamiento hemos presentado”; además de otros litigios y acciones realizadas;  antiguos y  actualizados mapas, autoridades forestales y testigos veleños consultados, pero a día de hoy, el camino permanece cerrado; por estos lares –Camino de Velada a Corchuela (MTN 50- 625: 2003) - arribamos en la villa veleña y sin más, nos despedimos hasta la próxima jornada. 
















































































PARA SABER MÁS:  JUSTIFICACIÓN LEGAL


En conclusión, ruta circular de 55 kms, los principales caminos transitados han sido: CM 9510, Vía de Servicio N-V, Camino Betania, Camino de la Raya del Monte; Camino de Talavera; Camino de Alcañizo- Puente del Arzobispo-Oropesa. Camino de Oropesa-Torralba-Navalcán-Velada. Camino de La Corchuela a Velada.


  Buen día…………SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


2 comentarios:

  1. Lo que mas me gusta de esta ruta es el paisaje que nos deja la Dehesa de Velada

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  2. Mucha razón Nico...y lo afortunados que somos, todos aquellos que podemos disfrutarla....SALUD.

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