Domingo,
nueve de abril, aunque hemos cambiado la hora de salida, las bajas temperaturas
mañaneras, nos obligan a ponernos prendas de abrigo todavía. En el punto de
partida, nos juntamos catorce caballeros veleños, “una caterva” de burriclistas
y eso que faltan otros tantos fieles y de alto rango. Con las burricletas
bien dispuestas, nos preparamos para la nueva contienda, no hay duda, nos vamos
a rescatar a la princesa a la villa de Oropesa.
Iniciamos la
jornada bajando por el camino
“imperial”, vamos a cabalgar por el paso
tradicional, aunque, por el primer
tramo, todavía no podemos (Camino de Velada a Corchuela-Camino Real) está
pendiente de “limpiar y habilitar”. Cabalgamos “sin prisa pero sin pausa”,
intercambiamos conversaciones con los compañeros, para hacer el camino más
ameno y llevadero; enseguida nos adentramos en la dehesa más profunda y
admirada por la numerosa escuadra; abrimos las porteras correspondientes (“unas
cuantas en esta jornada”) pero, las
abigarradas postales merecen la pena ser contempladas. Para no variar, “nos
habla el guarda” y según me comentan mis compañeros ( Ya me había adelantado unos metros, para hacer fotografías) Nicolás “Charcos” con
“cariño” y un toque en la “chepa”,
le ha cantado las cuarenta, “con guardaganados hay que abrir las puertas”. Recorremos
terrenos poco transitados y asilvestrados, que se pierden
por el remanso encinar, pero
que, ante nuestra serena presencia y deleite para los sentidos, aparecen cargados de encanto;
veredas ganaderas, vaguadas “poco marcadas” y otros tramos ocultos entre el sembrado “esconden el camino centenario”
–pero no olvidado-. Desde este punto, tomamos la vía de Horcajo, mejor marcada
y balizada, aligeramos el paso con soltura y mucho desparpajo; sin novedad por
la monótona y anchurosa vía, arribamos
en la villa festiva. Repostamos frente al lujoso parador, recorremos sus
recargadas callejuelas, visitamos su conocido
mercadillo medieval, jardines bien cuidados, mientras recorremos el
perímetro del majestuoso castillo
amurallado, a estas horas, no tenemos noticias de la princesa encarcelada, “esta pájara, está
cautiva en sus aposentos bien acompañada y todavía no ha salido de la cama”.
Reemprendemos la marcha, a nuestro
paso, descendiendo desde el tranquilo castillo, cedemos el paso a un rebaño de ocas y los
inmutables camellos, ni notan nuestra
presencia; en esta ocasión, cruzamos la vía ferroviaria para
adentrarnos en el camino más
directo. Desde este punto, marchamos en plena cháchara, “pero sin bajar la
guardia” ya sabemos que estamos fraguando “otra pachanga”; por estos lares,
hacemos “ataques de peseta” para animar
a la osada grupeta. En la primera línea,
“se afilan las armas”, Martín “El Fiero”
vuelve por sus fueros, dando guerra; Alberto “El Maestro Ceramista”, éste ante
cualquier alarma, nunca se “achanta” y Gabriel “Lamparillas” echando más madera
a la caldera para volar por la pista reseca. Después de este arreón, bajamos
alguna marcha y esperamos a los demás compañeros, mientras “el trío guerrero”,
nos avisa, que “quieren llegar pronto a misa” y salen disparados con más prisa.
Los demás, nos tomamos con “algo de calma” el camino real, disfrutando su
particular forma de reposar y su sentida tranquilidad; a falta del timón del
presidente, toma la palabra “El Águila
de Alcañizo” el primer lugarteniente, “vamos por la vía más corta y
entretenida”, ya que la retaguardia marcha herida. Desde este punto, pasamos al
lado de los mansos astados, posamos al lado de las longevas encinas,
percibiendo “parajes achicharrados” y
mirando hacia atrás, buscando a los rezagados. Sin más novedad,
arribamos en la señorial villa, hacemos los estiramientos de rigor, comentamos
la jugada y despedimos a los compañeros hasta la próxima jornada.
En
conclusión, ruta circular de 45 kilómetros, los principales caminos transitados
han sido; Camino Real, Camino de Velada-Oropesa (Camino de Horcajo)Camino de Oropesa-Torralba-Camino
Real-Velada.
Pd: Martín,
muchas gracias por tu aportación fotográfica (2)
Buen
día………SALUD.
“mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo
tiempo ni sitio….”
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