Domingo, dos
de julio, en el habitual punto de encuentro nos damos cita ocho caballeros
veleños. Con la ruta previamente pactada y la estrategia de las kilometradas,
nos vamos a la conquista del cerro de “La Estrella”. El Gran Maestre y Nicolás
“Charcos”, no lo ven claro y por su cuenta, diseñan otro itinerario, ya nos
contarán, cómo les va su jornada. También, nos acompaña Luci “Froome”, que después de dar
el callo, viene sin dormir de empalme al
tajo.
Iniciamos la
marcha, hacia los cuadros de la vega, buscando la vasta cañada; a nuestro paso,
anchurosos páramos que el ofuscado estío bien ha marcado, mientras cabalgamos
bien hermanados y animados, tratando
temas varios, entre ellos, ambiciosos “proyectos
señalados”; atravesamos el estirado llano, también nos prodigamos por el
territorio protegido de la avutarda “el gran pájaro” y en pleno apogeo, tenemos
una grata sorpresa, se incorpora a filas el amigo Ángel “El Guerrero”, ¡¡¡qué alegría después de
tanto tiempo!!! Nos damos novedades, comentamos “hacia dónde vamos” y de rajar
no paramos; cruzamos la villa calerana y en la vía verde nos colamos.
Atravesamos amplios terrenos sembrados, cruzamos los túneles correspondientes,
El Puente Amador también se hace eco de nuestra presencia, mientras seguimos la
estela del memorable río; a ambos lados,
nos protegen extensas plantaciones de
almendros, a la vez que cabalgamos entre terrenos perforados. Más adelante de
la estación de “Aldeanueva” buscamos el desvío que a nuestro destino nos ha de
guiar, mientras que Roberto “El Bueno” y Ángel, continúan “todo rectos”, tienen
ganas de rodar más e ir más allá. Los demás, el quinteto aguerrido, rodamos por
el nuevo itinerario, el cual, para algunos
compañeros es desconocido y se han
empeñado en conquistar; “volamos” por el tramo asfaltado, salvamos pequeños
tramos empinados entre encinas y jaras refugiados. Alberto “El Maestro
Ceramista” se encarga de animar el grupo y nos deleita “con alguna bolería”,
también vamos poniendo “picas” en las zonas más elevadas que se asoman al
frente, haciendo ilusorias cábalas, antes de enfrentarnos a “la temida subida”,
según les comenta Gabriel “Lamparillas”; por mi parte, intento quitar “hierro”
al empinado asunto, pero de sobra sé, que vamos a sudar y “el caldo se va a
cocer”. En el cruce señalado, les marco el punto de partida, “cada cual como
pueda”, pero con cuidado “que nos podemos atragantar”; vamos cogiendo altura,
después de subir algún “repechillo” y en los puntos hormigonados, doy el aviso,
“la fiesta ha comenzado”. Primero, la
curva de “San Pedro”, con un desnivel de
más del veinte por ciento y el
amigo Luci: - ¿queda mucho?- preguntando; sufrimos, disfrutamos, bufamos y “de
más de uno nos acordamos”; no hay dolor, “fuerza y vigor”, mientras continuamos
la exagerada escalada; Alberto “de fuerza sobrado” lidera la expedición y
amansa al terrible repechón, El Relatero se para a retratar lo contado, pero no
tiene nada que ver, “hay que estar”. Salvamos otros tramos fuertemente
escarpados y en el último giro, una señal de 400 metros para coronar, nos
recuerda que lo mejor está por llegar; nos retorcemos, hacemos eses, otros, prefieren
la línea recta, fotografías por aquí, fotografías por allá, más suspiros y
pedimos clemencia antes de conquistar la serrana fortaleza. Todos nos
“graduamos” y alcanzamos la izada gloria, vítores y algarabía desde la torre
vigía, inmortalizamos el gratificante momento, mientras nos hidratamos y con
ganas nos alimentamos; escuchamos comentarios varios, por parte de “los
iniciados”, no me “esperaba menos”, nos comenta Martín “El Fiero”. También
intercambiamos opiniones y múltiples batallas con el senderista polivalente y
aventurero, que resulta ser conocido de Ángel y Nico “Charcos”.
Después de la grandiosa hazaña y divertidos
momentos vivenciados, reemprendemos la marcha, hacemos la desnivelada bajada,
apreciando y saboreando los rincones que hemos trepado, aunque algunos
compañeros se ponen el traje de “kamikaze” y descienden rompiendo el sonido y
cortando el aire. Desde aquí, el mismo camino, pero cabalgando con más ganas y
brío; Luci “Froome” y Alberto “El Ceramista”, se exhiben a base de fuerza y pundonor desde primera línea hasta que cogemos la
monótona vía; nos agrupamos, esperamos, mientras divisamos el majestuoso vuelo
del buitre leonado; también hacemos una
parada exprés para coger agua en la
abandonada estación; continuamos rodando y con prisa los kilómetros “cayendo”,
más de lo mismo y “poca emoción” ; nos damos relevos, pero los de Martín "El Fiero" dan miedo, todos entramos, pero
tenemos que quitar alguna marcha para acomodarnos. Saludamos a otros
burriclistas y senderistas, ¡¡¡TULÉ, TULÉ, TULÉ AINNNSSSSS!!!! Pero antes, la peculiar melodía de Gabriel "Lamparillas" para avisarles y
ponerles en fila sobre la acera de la pista; sin novedad, deambulamos y nos “escurrimos” con el continuo
llaneo, dejando Calera atrás, rodando bien agrupados, aunque no vamos nada mal,
“hay ganas de más”, pero todavía, tenemos que tirar del ramal. Desde la vía
pecuaria, algún compañero revoltoso, se empeña “en azuzar
el avispero” – aunque hay que mirar atrás- hay amagos de escapada y apretones
“de peseta” hasta más allá de la laguna gamona, hasta que se calman las
revueltas aguas, entre risas y guasas no hay ganas de disputar la etapa. “Somos
estados de ánimo….somos lo que hacemos”. Muchas Gracias compañeros por la
jornada.
En
definitiva, ruta lineal de ida y vuelta de 86 kms, los principales caminos
transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Carril de la Raya de
Chozas, Camino de Navalcán a Calera; Vía
Verde de la Jara, Camino de Aldeanueva a La Estrella, Subida al Cerro (Sierra
Ancha)-ida y vuelta- .
Pd: Martín,
gracias por tu aportación fotográfica (3)
Buen día….SALUD.
“mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo
tiempo ni sitio….”
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