Domingo, quince de julio, en esta
jornada nos desplazamos a la villa de Arenas de San Pedro, tenemos
marcada etapa de montaña: “Volvemos a
nuestra querida Sierra de Gredos”, como bien dice el amigo Diego “Sin Miedo”.
Cuatro Caballeros Veleños, acudimos a “la llamada montañera”, animados e hipermotivados
`por frecuentar e inspeccionar “el
paraíso privilegiado”.
Iniciamos la marcha, desde “la
urbanización los castaños” al centro de Arenas, con temperaturas más bajas de
la cuenta y, a las que no estamos
acostumbrados en esta fechas por la villa de “los llanos”. Un tramo de
carretera local por las piscinas naturales, escuchando las alegres notas del bullicioso río, comentamos lo agradable del lugar y “tanto bienestar” que
todavía “nos dan más ganas de cabalgar”; pocos metros más adelante, avisamos en
el giro de izquierdas, para que no haya sobresaltos ni sorpresas, “a
ver si nos vamos a atragantar”. Sin apenas calentar ni protocolos, nos topamos
con la primera cuesta seria y dura, bien
apuntalada y apuntando “parriba”; paso
hormigonado, bastante empinado y constante al quince por ciento por el
zigzagueante cemento. Por el exigente “cuento”, apenas hablamos, escuchamos la
entrecortada respiración, suspiros y bufidos, ahogados en el estrepitoso
silencio, sumidos entre un vergel de helechos y la tupida arboleda que nos
alberga y que nos va a suavizar las piernas; “comenzamos con ganas”, “apostamos
fuerte para empezar” y otros comentarios de prudencia y admiración se escuchan por la descomunal ascensión. A nuestro paso,
huertas bien cuidadas y árboles frutales en pleno apogeo, que nos invitan a
degustar sus llamativos y exquisitos frutos; mientras escalamos, oteamos las limpias y genuinas vistas que nos
regala el rincón de las mil maravillas ¡¡¡¡así da gusto” ¡!!! Y de paso, nos recuperamos
del tempranero susto. Por el camino de
la Francisca, continuamos con nuestro
prolongado ascenso, bien resguardados a
la sombra del bondadoso pinar y con el
termómetro marcando menos de veinte grados,
cabalgamos a buen ritmo y sin amilanarnos por los terrenos más elevados.
Cristóbal “El Nazareno” que viene “de empalme”
derecho del trabajo, encabeza la marcha y de tanto apretar, un radio de la rueda no ha aguantado la
presión y “ha cascado”; no pasa nada, revisamos la avería, “cortamos por lo sano” y a rodar. Por el
estirado puerto , además de la transparente
quietud y el reposado paisaje,
encontramos cruces conocidos, pasos perfectamente balizados,
chorreras y pilones bien abastecidos para que no nos falte el agua en
todo el camino; disfrutamos de la tendida subida, sobre la marcha, “algo picamos”,
mientras, varios temas vamos comentamos, principalmente relacionados con la sierra y la variedad que nos ofrece, todo no va a ser pedalear “a destajo”.
Alberto “El Maestro Ceramista” además de su fuerza en la escalada, nos deleita
con florituras y caballitos bien logrados; por estos lares, entre pitos y
flautas, fotogramas de ficción y el
cuarteto agrupado, arribamos en la cima de “Mingo Fernando”. Unos minutos para
recrearnos, inmortalizar las vistas del lugar y “pabajo” que “aunque parezca
mentira”, nos quedamos helados.
Desde este punto, preparamos el largo
descenso, pero tendremos que meter algún tramo de propina, por eso de la etapa
alargar, a ver si luego, nos vamos a quedar con ganas de más. La bajada se hace
amena, en modo distendido, aunque parezca mentira; pista ancha, temperatura “ideal”, espectaculares paisajes que nos alegran la
vista y sacian los sentidos; recogemos los caminos de vuelta
y nos llenamos del aire límpido que riega a borbotones estos afortunados
rincones. A nuestro paso, por otra vertiente, terrenos heridos, que poco a poco
se van recuperando del incendio de hace unos años (2009), “lo imposible solo
tarda un poco más”; mosaicos de parcelas
hortícolas, árboles frutales, chalets camperos, plantados en medio de la nada,
¡¡¡qué felicidad!!! Desde “La Parra”, marcamos “otra tachuela” y trepamos hacia
“El Berrocal”; por estos lares, todavía no hay síntomas de calor, callejones
sombreados y pasos bien “pateados”; con su
ímpetu y tesón, Alberto parte la cadena,
¡¡¡vaya día que lleva!!! , después de la amenaza e inflar en varias ocasiones la rueda trasera. Escalamos, sabiendo que la fiesta llega a su
final y en el furor de la mansa bajada, “una piedra saltarina” a Diego le abre una
brecha en la pierna, ¡¡¡¡vamos a tener que venir con espinilleras!!! Sin más
novedad, nos paseamos por la urbanización de los famosos, pero antes, nos hemos
merendado otro repechón, recorremos el lujoso barrio y por la parte de
atrás, aterrizamos en el punto inicial.
Para clausurar, cerveza fresca, morcilla con pan, a la sombra “de Los
Castaños”, relajadas conversaciones, hacemos un resumen de la jornada
montesa y otras posibles que vendrán.
Hasta la próxima semana.
Resumiendo, ruta circular de 45 kms,
los caminos transitados han sido; AV-P 711, Camino de Los Pinos al Hornillo,
Camino La Francisca-Mingo Fernando, Camino forestal del Mirador Estelar-El
Arenal, GR 180 (Arenas de San Pedro-Mombeltrán), Penca Baja, Camino de la
Morañega, Camino de Los Marianistas, La Parra, Camino de El Berrocal,
Urbanización de Los Famonos-Los Castaños.
Pd: Mª Carmen (Suegra de Alberto) Muchas gracias por el pincho y el fresquito refrigerio.
Buen día..............SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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