Domingo, doce de agosto y en el
habitual punto de partida, nueve caballeros veleños nos presentamos a la cita festiva. Notables ausencias en el
pelotón, titulares de renombre y “oficiales con galones” que son los menos madrugadores; con las
burricletas prestas y bien dispuestas, un “surtido de cuestas” presentamos sobre la mesa; parece que hay acuerdo, ninguna otra
propuesta y la ruta cerrera, por mayoría aprobada en la asamblea.
Iniciamos la jornada por la despejada
avenida, dirección los perales, bien
agrupados cabalgamos y sin hacer la
rotonda, bajamos por la ancha y apaciguada
cañada; agradables temperaturas nos acompañan, más adelante, con
maestría y oficio salvamos los dichosos arenales, avistamos las calmadas granjas,
antes de “preparar la primera subida de la mañana”. El irreconocible camino nos aguarda, con su pronunciada y
continua pendiente, asentada en medio del monte, nos pone a prueba y comienza a
“estirar” al pelotón de valientes. En
primera línea, gazapos saltando y las esquivas perdices, deambulando por el pastizal
achicharrado; algunos compañeros, desconocían por donde transitaban, ¿dónde
saldremos? , otros, se preguntaban; más arriba, esperamos y nos agrupamos hasta
que todos coronamos. Nicolás “Charcos”, empeñado con su cámara multifunción, intenta grabar un documental “de riesgo” para algún
canal de televisión. Desde aquí, cruzamos las villas vecinas,
circunvalamos la localidad “cagarrache”, por sus “corrales empedrados”, avistamos
variedad de cabezas de ganado, pastando y otros, repanchingados, sin apenas inmutarse de nuestro acentuado paso.
Afrontamos la fugaz bajada del “vertedero”, cogemos aire, nos tomamos unos
minutos de asueto, porque ya conocemos “la
magra” que nos espera y con los brazos
abiertos nos aguarda. Después de recorrer parajes más serenos y alejados, sin
avisar, ni publicidad, se empina el repentino
camino; “cada cual como pueda o quiera”,
nos aferramos al conocido lema; “a cámara lenta” salvamos el primer tramo, “un
dieciocho por ciento me ha marcado”, comenta alguno de mis compañeros; los
metros restantes, son más “pausados y llevaderos” pero no bajamos la
guardia, ni dejamos de
retorcemos, resoplamos, nos
esforzamos, algunos “al cielo clamando”
y de épica también tiramos, ya que en “plazas más grandes hemos
toreado”. De uno en uno, arribamos en el
punto más elevado; volvemos a esperar y
nos agrupamos, hasta que todos llegamos y retomamos la ruta, para perdernos por el balizado y enmarañado laberinto de caminos. En la villa de
Segurilla, el amigo Gabriel “Machaque” no
se encuentra dispuesto, “me da, que tuvo
noche toledana”, y abandona “el convite” antes de tiempo. Los demás, remendamos cruces y otras vías
conocidas, bajamos al Riscal y con paciencia y tesón “domamos y enfilamos” la subida más técnica y
quebrada de la jornada. Atravesamos parajes asilvestrados, sendas
acicalas, por el apabullante
silencio, custodiadas; sobre la marcha, sin apenas detenernos, nos hidratamos y algo
también picamos; “parece que vamos a destajo”.
Después de los asaltos iniciales, no sé, si reiniciamos la etapa,
si apenas hemos parado, pero, no queremos que nos ataque la fuerza del calor; bajamos hacia el insigne arroyo, y ale, sin protocolos, ni anestesia, nos
enfrentamos y bregamos con “la tercera
cuesta”; descomunales repechos de
infarto, que vigilan
el piso rugoso y asfaltado; el equipo veleño, sólo tiene “que apretar y
algo más”, cada cual, “sus pájaros” en la cabeza llevará: “No importa lo oscuro
que veas el camino, nunca tengas miedo de ir tras tus sueños”….”Sigue
escalando, no dejes que las excusas te alcancen….”; como titanes, sabemos
sufrir, sumamos metros de desnivel, no
se resiste ninguna pendiente y todo aquel que lo intenta, al final lo agradece, sonríe y se muestra complaciente.
Después del colosal esfuerzo, cruzamos victoriosos las localidades cerreras,
reponemos las botijas y nos refrescamos en “el parque quijotesco”.
Por mi parte, decido “alargar la ruta”,
por eso de “hacer algo más; invito a mis compañeros de viaje, y el total
de la escuadra, se anima a “la
fiesta extra”. Dirección Gamonal, animados,
salvamos los repechos que nos encontramos por el tobogán rasgado y de
regueras sembrado; como exhalaciones traspasamos los visitados parajes, sin hacer mucho ruido cruzamos el pueblo gamón y ahora, llaneamos por el tupido encinar con soltura, alegría y “alguna marcha de más”. En el cruce de caminos,
Ilde “El Suegro” pide tiempo, le pican las piernas, mientras se masajea en el
suelo para no tener sorpresas; Roberto “El Bueno” (¡¡vaya temporada lleva el
tío!!! ¿Dónde irá?) por la vía real,
pica a Fernando “El Benjamín” y le incita a acelerar “¿la etapa querrá
ganar?”; a pesar de los tiras y aflojas, cabalgamos hermanados, bien
agrupados, atravesando el paisaje
abrasado, por la puerta de atrás
llegamos “a los cuadros”. Nos concentramos en
el punto de partida, unos minutos para estirar y nos encontramos con los
compañeros de “las ocho y media”; Goyo “El Coloso” y Eduardo “El Carpin”, que
nos dan novedades, también nos contamos las batallas de la jornada, nos
echamos unas risas mientras no paramos de “rajar”, y así, nos despedimos hasta la próxima semana.
Resumiendo, ruta circular de 58 kms,
los principales caminos transitados han sido: Camino de Los Perales, camino de
Velada a Mejorada, Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Los Huertos, Camino
del Bonal, Camino de Velada a Mejorada-Segurilla; Camino del Vertedero, Camino
de Valdecolmenares; Camino del Hituero-Riscal, Camino de Buenaventura-Segurilla
(La Gran Muralla); Camino de Segurilla-Mejorada-Gamonal, Carril de Las Mulas,
Camino Real-Velada.
Buen día………..SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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