lunes, 3 de junio de 2019

Ruta: De "caza" por la Corchuela


Viernes treintaiuno, festivo en la comunidad manchega, toca salida furtiva, a la  cacería de sensaciones variopintas; la única intención,   disfrutar de los placeres que nos brindan nuestros parajes  adehesados y de la armoniosa calma que transita por los caminos “cuasi-olvidados”.

Ruta en solitario, para “disparar” fotografías al azar, capturar alegres impresiones y recrearme por los calmados rincones; a mi paso, granjas que todavía se están desperezando, ciclistas distraídos ocupando el ancho del camino, porteras prisioneras que se han empeñado en cancelar -una vez más, abiertas se van a quedar- y algunos cérvidos,  correteando espantados entre  los generosos pastos. Todo un lujo, me siento privilegiado, cabalgar por el apacible encinar; me recreo con la belleza envuelta en silencios multisabores;  me columpio por el  estirado  tobogán,  cargado  de placenteras emociones;  con avidez, me adueño  de los refinados  aromas que se expanden por la moqueta arbolada y rescato los vistosos  fotogramas que recorren los agraciados  paisajes.

















Desde mi intrépida montura, persigo y arresto  plácidos momentos; la esparcida vacada y los desconfiados  ovinos, dando vida al “fantasmal” pantano; callejuelas de alcornoques me abren el paso; un surtido de cantuesos, tomillos y jaras, hacen un cóctel particular y riegan el camino de un olor amable y bastante peculiar. Por la anchurosa cañada “sin bajar la guardia”, secuestro agradables  recuerdos de “antaño” (“el descubrimiento” con Fernando “El Grande” y su hermano Ñono, que no se “fiaba” de la llegada; la marcha nocturna con “la vaquera” y otras cuantas tontunas)  que me hacen  sonreír y a la vez, ser consciente de lo afortunados que somos. Todavía dando guerra y de cacerías por la conquistada comarca y por  otros territorios,  descubiertos e invadidos: “poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces”, “los mejores recuerdos, son aquellos que al  pensarlos te sacan una sonrisa”.  

Como en todas las contiendas quijotescas, hay unos minutos para el relax; en la barriada de la Corchuela, repongo fuerzas, mientras paseo por el parque del chiringuito, doy un vistazo al centenario pilón, fuentes agotadas, la ermita cerrada y el jardín bien tratado.  De vuelta para casa, encuentro compañía, lo bien que marchaba, ensimismado, jugando a inventar y “otras tantas bolerías más”. Me toca bregar con el aire de cara; ¿Cuándo se va a terminar? ¿Dónde está la olvidada puerta abierta? Está gracioso el gran Eolo, no para de “currar”,  con tanto ímpetu, con la brutal fuerza nos zarandea que nos va a dislocar; “hay más felicidad en luchar que en resignarse”. Por lo alargado del camino, “al descubierto”,  no para de azotar el temido “airoteo” y como bien puedo, me defiendo del terrible enemigo; avisto parajes achicharrados por las altas temperaturas de un verano precipitado; abundantes cosechas de pastos y  gramíneas,  esperando atentas  para ser recolectadas; el impasible encinar, ahogado en la inmensa quietud, ni quejas, "ni un paso atrás";  mientras, me mantengo atento y concentrado, voy echando cuentas por la vía de llegada: “el arte de vencer se aprende en las derrotas”.




















Resumiendo, ruta circular de 50 kms, los principales caminos transitados han sido; Camino de Velada-Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de la Tabla; Cañada Real Leonesa Occidental-La Corchuela. Camino Corchuela-Velada-Camino Real-Carril de Las Mulas-Las Dehesillas-Cañada Real Leonesa Oriental-Velada.  


Buen día……………..SALUD.


“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…..”


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