Domingo (17-7-2022), cinco caballeros
veleños nos presentamos al pactado punto de encuentro; con las burricletas
prestas y bien dispuestas, nos disponemos a realizar otra etapa “clásica”
del calendario burriclista. Ruta, que agrada
y “cae” bastante bien dentro del pelotón, tanto a los ausentes
como a los presentes; después de las propuestas presentadas, nos vamos a las
Cuevas del Águila.
Para comenzar, cabalgamos por los
amplios terralgos de la villa, sin grandes sobresaltos y temperaturas a estas horas, todavía benévolas; extendemos la moqueta de
color por el relajado plató y del espeso encinar por arte de magia, aparece una
piara de jabatos y rayones, con sus
carreras y saltos descoordinados entre
el pastizal, alegrando el paisaje y a
los integrantes de la expedición. Nos escurrimos por la acogedora y sosegada dehesa, los robustos mastines nos reciben con su concierto de ladridos, antes
de aterrizar en la villa parrillana.
Desde Parrillas, nos configuramos en
“modo escalada”; con oficio y solvencia, salvamos la llevadera subida, por “el
vetusto camino”, con tramos sembrados de regueras y zarzas juguetonas, piedras
salteadas y el carril divertido y técnico por la perfumada espesura de las jaras,
y a la vez, disfrutando de las
deliciosas vistas que nos brinda la cordial serranía. Volamos por sus salvajes
profundidades, entre el sombreado pinar y destrozados barrancos. El amigo
Gabriel “Machaque”, se encarga de “limpiar el camino”, retirando el
pino benjamín que nos impedía el paso. Bajamos hacia “el inframundo”,
por el rasgado y efímero tobogán, nos recreamos con el frescor y castillo de
olores impregnados en la orilla del riachuelo. Enésima cruzada por las calmadas aguas, recordando otras hazañas
pasadas; pasamos de largo por la conocida gruta; miradas al fondo, hacia el apetecible escenario serrano, mientras por
el carril asfaltado, entramos en la pedanía abulense; minutos de relax, para
repostar e hidratarnos “al abrigo” del
generoso pilón.
En la vuelta, Alberto “El Maestro
Ceramista”, “nos abandona”, se sube a buscar las cumbres y “el frescor de Arenas”. Los demás, nos
montamos en la rápida cañada, bien organizados, cabalgamos juntos; nos
adentramos en las variadas parcelas de “Navalahierba”, destacando “el esperado
minipuerto”, amablemente recostado entre chaparras y el alineado jaral,
recalentado; exhibición por la distendida subida y sus apetecibles vistas. Por
la fugaz bajada, entre el frondoso
piornal, ni rastros de sombras, cuando el solano se remanga y “comienza a
atizar”; nos divertimos por la tranquila pista y el tramo trialera para acortar
el monótono descenso.
Luci “Fromme”, a la cabeza nos guía por la cómoda travesía; el amigo Gabriel “Sweeping”, “se agarra” con fuerza, como la grama, a todas las embestidas. A nuestro paso, durante la jornada, subrayamos la fauna en acción; el espectáculo de los jabatos, rapaces danzando sobre la escuadra veleña, la ardilla saltarina a ras de tierra y un par de liebres –sin consecuencias- que saltan por el río de arena y que echamos a la talega. Sin novedad, atravesamos el vistoso secarral, sin sombrajos y “El tío Lorenzo”, atizando en serio. “El repecho criminal” para clausurar la etapa y el refrigerio final, incluye zumo de cebada fresca y el aperitivo, en casa del amigo Luci, mil gracias. “No me asusta caer, ya sé cómo es, y aprendí a levantarme sin miedo.” “Acepta los desafíos para que puedas sentir la euforia de la victoria.”
Resumiendo, ruta circular de 70 kms. Los
principales caminos transitados han sido; Camino de
Velada-Arenas-Navalcán-Parrillas, Antiguo Camino de Arenas, Sierra del
Águila-Cuevas, Camino de Ramacastañas, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino
de Navalahierba- Camino de la Cuerda, Camino Real de Arenas-Parrillas-Velada.
Buen día…………SALUD.
“…..mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”.
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