Domingo
(9-10-20229), en el habitual punto de encuentro, tres caballeros veleños nos
damos cita después del grandioso y sonado evento. Con las burricletas prestas y
bien dispuestas, también merecen su reposo en “la postemporada”.
Aparecemos la mar de tranquilos,
apáticos y con los deberes hechos. No
tenemos nada planificado, ni ruta previa propuesta, ni dirección, ni la “presión
extra” de las última jornadas; parece,
que nos hemos quitado “un peso extra” después de la épica cacereña.
¿Y
ahora, qué? Después de “la resaca” de
kilómetros de Cáceres y de las exigentes salidas anteriores, de preparación,
previas “al gran asalto.” Como somos
adultos y responsables, decidimos. Bueno será el merecido descanso temporal, el
saber desconectar, realizando otras actividades, por ejemplo, salir andar al campo o a la
montaña, practicar otro deporte, leer o, simplemente el no hacer nada, nos
vendrá muy bien para recargar las pilas, activarnos y plantearnos nuevos
objetivos. “El descanso activo” es otra alternativa, ¿en qué consiste? Muy
sencillo, salir con nuestras burricletas, a disfrutar de nuestro maravilloso
entorno, de los preciosos paisajes y colores que nos brinda el entrañable
otoño, salir sin rumbo, sin planificar, olvidándonos del “servilismo de los
números”, menos kilómetros, menos intensidad; disfrutando del campo,
de los placeres que nos brinda cada
estación, de lo afortunados que somos pudiendo disfrutar en plena naturaleza, pero siempre motivados y con las mismas ganas –con más experiencia-
que cuando iniciamos esta aventura burriclista y con el foco en próximos
retos.
Pues
eso, hemos salido, mucho más distendidos que en los últimos meses, -una vez
conseguido el objetivo- como si hubiéramos soltado una mochila de 192 kilos.
Nos colamos por “La Gamonosa”, “sin apretar”, amenas conversaciones por el
plácido camino; las aldeas vecinas continúan plantadas en “su sitio”; los
empinados cerros y el escenario revestido de encinas, tampoco se ha movido. Los
convocados, estiramos las piernas y distorsionamos los lienzos que nos vamos
encontrando; Jesús “El Serrano”, se aprieta en los tramos menos benévolos,
entendemos su afán de superación. El amigo Roberto “El Bueno”, tampoco quiere
descansar y se apunta –fijo- a las jornadas domingueras.
Surcamos
amenos decorados, un límpido laberinto de cerros, engalanado de dignas vistas y
un castillo de apacibles subes y bajas, que hace más atractivo y divertido el
variopinto itinerario. Sobre la marcha, reponemos fuerzas y estiramos “el
recorrido elegido.” Descendemos hacia Pepino, nos “merendamos” la empinada
tachuela –al 20%- para coger carrerilla y lanzarnos hacia la zona recreativa de la Portiña. Desde aquí,
nos adentramos en el concurrido y prolongado canal; andarines y más biciclistas
nos saludan en la apacible y tranquilísima mañana. Nosotros, a lo nuestro,
descanso activo, recuperación y estiramiento de piernas desde el circular
salón.
Destacar
de la ruta, la tranquilidad y quietud de la mañana, el circular recorrido, con
variados ingredientes, diferentes caminos –pista limpia y cómoda, piedra y
grava suelta y el asfaltado de canal. “….guerrea a favor, nunca en contra, con
entusiasmo y actitud positiva….como el líder maestro, que recluta avecillas y
suelta águilas…”
Resumiendo,
ruta circular de 62 kilómetros. Los principales caminos transitados han sido:
Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino del
Hituero, Antiguo Camino de Segurilla-Sotillo de las Palomas, Cervera de los
Montes- Pepino- La Portiña- Canal Bajo del Alberche, Alto de las Zuecas,
Polígono Torrehierro, Gamonal- Velada.
Buen
día………SALUD.
“…..mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”.
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