Viernes
(30-9-2022), tarde-noche de preparativos y pequeños detalles para afrontar con
garantías el reto propuesto este año. Logística, vehículos, horarios, puntos señalados, víveres y refrigerios en neveras -para la llegada-.
La avanzadilla familiar “en caravana”, solidarias, también van a “madrugar”; cálculo de alimentación individual, luces y
focos para desenvolvernos con autonomía
durante tres horas en la noche cerrada. Llamadas, mensajes de ánimos y mucho
apoyo, por parte de nuestros amigos-as. Con
los nervios a flor de piel, desvelos y “algunos en vela” sin apenas dormir,
llega el día señalado y la hora pactada.
Sábado
(1-10-2022), entre caballeros veleños y miembros del comando talaverano, somos
once los convocados. Antes de la hora prevista (05:00 h) en el habitual punto
de encuentro, ahí nos presentamos, bien ataviados y con ánimos sobrados,
preparados para “la épica sutilmente diseñada y con rigor, planificada.” Con
las burricletas prestas y bien dispuestas -por la cuenta que nos tiene-, “relinchando y con ganas de fiesta”; foto de
rigor, para inmortalizar el momento de
partida, hacia la conquista de la
fortaleza cacereña.
Partimos,
camuflados con la armoniosa oscuridad, arropados con la quietud nocturna, bajo la cúpula estrellada y con temperaturas
fluctuantes, bajando hasta los cinco
grados. Según nos ponemos en marcha, nos vamos despojando de “los nervios
acumulados” y nos desenvolvemos con desparpajo y naturalidad por el sombreado paisaje. Por el
estirado y sereno camino imperial, sorteamos regueras, baches pronunciados y
“recordamos el barranco del guardaganados.” Atravesamos localidades a estas
horas, adormiladas; vamos poniendo los
caminos y las anchas cañadas, todavía acurrucadas y despejadas; entre dos
luces, a nuestras espaldas, nos
sorprende el despertar del nuevo día y tenemos que cambiar el registro, para
adaptarnos a luz mañanera. Entramos en Navalmoral, dónde aguardan impacientes, los
amigos que se incorporan a filas; reponemos fuerzas –“ron con melón, riquísimo”,
nos quitamos, nos ponemos, dejamos y cogemos otros “bártulos” para afrontar la exigente
jornada.
Desde
aquí, comienza otra etapa, se agradecen los primeros minutos al sol; cabalgamos
bastante cómodos por la vía de servicio, amenas conversaciones entre los
integrantes, damos novedades a los recién incorporados, mientras nos escurrimos
por el balizado camino. Disfrutamos de las estampas que se esconden por la
reconocida dehesa extremeña, sus encantos y de los primeros repechos que nos
vamos encontrando; a nuestro paso el imponente embalse, la triste panorámica de
“la sierra chamuscada” y según vamos escalando el puerto “el olor a quemado”
todavía se deja notar, asentado por las
cunetas. “Coronamos el mítico puerto”, esperamos y nos agrupamos cuando hace
falta, no nos “atracamos” y también,
tiramos “del ramal”, porque todavía, tenemos bastante “tela que cortar”.
Aunque repostamos sobre la marcha, pasamos de largo por el pueblo en fiestas
-Jaraicejo- estaban “a lo suyo, con buena música y algunos bien tostaos.”
Triunfamos por la empinada cañada, aderezada con descolocadas piedras sueltas, para añadir dificultad; después, la amena
travesía por la avenida bien marcada y entretenida, entre un mar de encinas,
disfrutando del entorno y de la presencia de la red ganadera. No tan lejos, atisbamos la
fortificación de Trujillo, asentada en La Cabeza del Cerro, motivo que nos
anima y continuamos cabalgando con tesón y ahínco; en esta ocasión, nos
sentimos afortunados, “El Eolo” se alía con la escuadra veleña y nos perdona
sus feroces embestidas, aire cero. Aterrizamos en la localidad conquistada en
ediciones anteriores -hoy, ya no es objetivo-
pedimos posada, para hidratarnos y
reponer fuerzas: con tortillas, calamares, refrescos, cafés y dulces
“cargamos los depósitos” para afrontar los últimos cincuenta y cinco kilómetros.
Después
del tiempo de “recuperación”, reemprendemos la marcha; cabalgamos por un sube y baja continuo por la ancha, amarillenta y “trillada” cañada; a nuestro paso, vamos abriendo
porteras, cambiando de decorados; unos desteñidos, otros, más abigarrados entre encinas y
chaparras de cuento, aunque, escondidos entre exigentes repechos que nos siguen
castigando según van pasando las horas sobre las burricletas. Algunas averías
sobre la marcha, sin consecuencias para la cuadrilla, cruzamos dos localidades
más, por pasos bastantes llevaderos y amenos; somos conscientes de que nos
vamos acercando a nuestro destino; un último esfuerzo por el laberinto
extremeño y nos agrupamos por enésima
vez, para entrar hermanados. Recorremos las principales avenidas de la ciudad,
buscando “su espectacular casco antiguo”, donde nos aguardan nuestras pacientes
y “benditas” familias. Sabemos, que la descomunal épica está consumada, ya que
comenzamos a escuchar gritos, aplausos y la algarabía a la entrada de la
repleta y concurrida plaza. Emoción, felicitaciones, alegría inmensa, sonrisas
de satisfacción, algunas lágrimas y
saludos más cercanos, entre la multitudinaria expedición, tras la heroica aventura finalizada.
Después
del caluroso recibimiento, fotografías oficiales de la conquista conseguida y, para reponer fuerzas y recuperarnos del esfuerzo realizado, “el exquisito picnic casero”, zumo de cebada
fresca para brindar, comentando las mejores jugadas de la
jornada. Buen fin de semana, de deporte,
historia y cultura en una “plaza” cargada de encanto y un entorno muy
particular: Cáceres ya es historia.
Muchas
gracias a todas las personas que nos animasteis y distéis apoyos, antes,
durante y después de la hazaña conseguida. De forma muy especial, a nuestras
familias, por estar ahí y “soportar” nuestras “locuras y andanzas”. Además, doble
agradecimiento, porque sois vosotras las que os encargáis de la otra parte más
importante -nosotros, somos más desastres y básicos-; reservas de alojamientos, trámites y gestiones varias, comidas, visitas y de la página
cultural. Nosotros, sólo tenemos que pedalear. Por supuesto, la alegría y
emoción es infinita, cuando llegamos y
nos encontramos con nuestro grupo favorito de animadoras y “los churumbeles” saltando
y corriendo hacia nosotros. ¡¡¡¡¡MIL GRACIAS, por muchos años más!!!!! “Primer
paso, tener un objetivo claro. Segundo paso, tener los recursos necesarios para
lograr lo que deseas.” “ Del otoño
aprendí, que aunque caigan las hojas el árbol sigue en pie.”
En definitiva, ruta lineal (ida) de 192 kilómetros (1700 m. D+). Los principales caminos transitados han sido; Camino Real, Cañada San Marcos, Cañada de los Gallegos, Camino de Navalmoral, Vía de servicio, antigua N-V, Cañada Puerto de Miravete- Trujillo, Cañada Real de Trujillo, Camino Sierra de Fuentes-Cáceres.
Pd:
Mª Sol, Roberto, Martín, Francis, Diego, Cristóbal, muchas gracias por vuestras
magníficas aportaciones fotográficas (17).
Pd1:
localidades por las que hemos pasado; Corchuela, Ventas de San Julián,
Navalmoral de la Mata, Almaraz, Casas de Miravete, Jaraicejo, Trujillo, La
Cumbre, Sierra de Fuentes, Cáceres.
Buen
día…………SALUD.
“…..mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”.
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