Domingo
(17-09-2023), previo pacto -aunque alguno pasara lista a la hora oficial- ,
porque dan lluvia en la mañana,
acordamos salir a las 15:00 horas. Cinco caballeros veleños nos presentamos al
habitual punto de encuentro; con las burricletas prestas y bien dispuestas, nos
configuramos para cabalgar en “horario
de siesta” . ¿Dónde?, propuestas sobre
la marcha, sin rumbo fijo, pero con un objetivo claro; cinco horas sobre
nuestras "jamelgas", por lo que habrá que diseñarr “un buen corral”.
Comenzamos
la atípica jornada, la hora de partida,
pide otra actividad más relajada
para el cuerpo, por lo que, el
inicio “es perruno”; ¿ a dónde vamos? , por aquí, “parriba”, tira recto, más
allá….¡¡¡qué pocas ganas!!! Al menos, se ha quedado buena tarde y los anchos
caminos se han quedado
compactados –por las lluvias caídas estos días- y así, no levantamos polvo. Cerreamos y
ratoneamos por “los pinos”; continuos subes y bajas perfumados, a
ver si “vemos la luz” y encontramos “la
inspiración” acurrucada por los
lúcidos paisajes que vamos despertando.
Por
la estirada avenida, amenas conversaciones, “contando” las largas etapas que
nos quedan, antes de afrontar el reto anual; “este año tiene chicha y promete” –como todos los años, vamos- ;
tenemos momentos más serenos, otros, que
nos atiza el aire de cara, antes de afrontar la primera subida “más estirada del día”. En este punto, se ve, que todavía “estamos adormilados”; sin hacer
ruido, pasamos por la localidad de Sotillo y nos enfrentamos a los empinados
desniveles hormigonados: lo mejor, la
amable temperatura y el aire limpio que impregna el extenso y pletórico
encinar.
Sobre
la marcha, nos “surgen las dudas”; “¿cuándo paramos a echar el bocata?, ¿dónde vamos a estacionar?”. Nos escurrimos por “el placentero tobogán” de
los enebros; como siempre, este digno
rincón vestido de gala “para la ocasión”; atravesamos las siete puertas,
mientras vamos de menos a más, una vez que hemos sobrepasado las dos horas,
parece que ya hemos vuelto de “la pardala”. En Pepino, una breve parada, para
rellenar las botijas y reponer fuerzas; fruta fresca, barritas y el
amigo Gabriel “Machaque”, que no perdona su merienda.
Desde este punto, “buscamos para dar más vuelta” hasta llegar “al canal”; Francis “Sevilla” y Martín “El Fiero”, en primera línea, marcan el ritmo, “cómodo y llevadero” por la vía asfaltada, aunque nos atiza el aire, “cabalgamos con alegría”; algunos relevos y también, pasamos “a la sala de recuperación” para guardarnos y relajarnos. Por estos lares, continuamos “sumando” y en la cabeza, echando cuentas de “hasta dónde tenemos que llegar”. En el cruce “del polígono”, un trío de compañeros, satisfechos, “se salen” para recortar la etapa. Alberto “El Maestro Ceramista” y “El Relatero”, “pedimos ficha”, cabalgamos animados y con bríos, nos proponemos estirar más el mapa, para llegar al objetivo inicial. Dicho y hecho, nos acercamos hasta Calera y tomamos el camino más largo hasta llegar a la vecina Gamonal. Desde aquí, por “La Gineta”, tenemos que dar “una perivuelta” por la circunvalación de Velada, para “quedarnos tranquilos y a gusto” y redondear la jornada. Destacar de la ruta, en primer lugar, la hora de salida, a las tres de la tarde, ya que por la mañana, teníamos amenazas de lluvias por la comarca –mejor prevenir….- Las primeras horas, se nos han hecho “algo raras”; achacamos al horario, la digestión, que cuesta arrancar –tenemos costumbre de siestear-, pero según pasaba el tiempo y los kms, hemos ido de menos a más. También, al final, “el corral cerrado” y la etapa, no han quedado mal. “En las adversidades sale a luz la virtud”. “No le temo a las tormentas, ya que estoy aprendiendo cómo navegar en mi barco”.
Buen
día……………SALUD.
“….mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio…”
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