Domingo
(10-09-2023), seis caballeros veleños nos presentamos al habitual punto de
encuentro. Con las burricletas prestas y bien dispuestas, todo en orden para afrontar
la etapa combinada, con traca que incluye “puerto de montaña”. Hoy ,
además de la kilometrada, previa reserva
y en familia, nos quedamos a comer-merendar
en Navalcán, “por eso de reponer fuerzas”.
Comenzamos
la jornada, animados, con muchas ganas,
sabemos que “la etapa promete”; clásica con pedigrí, especial, con muchos
ingredientes, ¿podremos cruzar el Tiétar?¿Cómo quedaremos después de la larga
subida? Agradable mañana, se respira el
frescor de la dehesa, que nos “lleva en
volandas”; amenas conversaciones por estos lares, cuando salen a recibirnos un
buen rebaño de ciervos y algunos jabatos espantados, correteando en todas las direcciones por el
plácido encinar.
Sin
novedad, cruzamos la localidad navalqueña, al fondo la Sierra de Gredos, se
presenta cubierta de nubarrones, pero luce con “personalidad propia”. Por la
rápida bajada –que tendremos que subir a la vuelta- aterrizamos en el empedrado
río, tantas veces sorteado; unos, descalzos, otros, cruzan sin pensarlo, antes de adentrarnos en
“el jaral encantado”; las embriagadoras fragancias de las jaras y el monte
silvestre, bien perfumado, nos conducen por el acomodado rincón. Aunque
seguimos “el track”, enseguida nos damos cuenta de que este no es “el camino
original”, hasta que le volvemos a retomar –la vuelta, será por aquí- para
arribar en la villa de Candeleda, muy colorida y “presumiendo” de sus fiestas.
Sin demorar, “picamos algo” y fotografías en “el buzón del amor”, para
inmortalizar la parada, antes de
afrontar la conocida subida.
Desde
este punto, nos configuramos en “modo escalada” y recordamos todas las consignas; “sin
apretar”, “sin pasar de 11…ni cebarse,
que hay que volver”. Pues lo dicho, hasta el depósito, los repecho y
desniveles, son considerables…”y cada
cual, como pueda”. Sobre la marcha, esperamos, nos reagrupamos y disfrutamos de
la privilegiada ascensión; “auténtica poesía,
planeando a nuestro alrededor”, versos de calidad que encontramos en
plena escalada, “algunos, dolorosos, otros más tiernos”; muchas páginas engalanadas de robles y el tupido pinar, garabateado con delicados y furtivos
renglones, dedicados a la vida y al fluir del tiempo. Repletos pilones y agua fresca sobre la
marcha e impresionantes estampas que recopilamos en nuestro poemario; también, tenemos páginas que nos hablan
de las afortunadas alturas y de las
bondades de la fresca mañana, armonía y sosiego apiladas en letra pequeña, que
tampoco se quieren perder la fiesta de la entretenida lectura; una vez salimos “al calvero”, nos permitimos “el lujo de
apretar y leer más deprisa” en “el penúltimo escalón”, que rima con …..; nos recibe la ajetreada
pero tranquila majada y la reformada “estación del nogal”. Unos minutos para
disfrutar del momento estrella, recrearnos con las genuinas vistas, impregnadas de poesía, examinar el reforzado
paisaje y refrescarnos en la generosa fuente del altonazo, antes de emprender
el camino de vuelta.
En el efímero descenso, al trío adelantado, “ni los vemos”; otros, previo pacto, optamos por el deleite y más “pendientes del por si acaso”, bajamos “saboreando” las mejores estampas por la profusa arboleda, recogiendo la avenida y que todos llegamos ; en la plaza del pueblo, paramos unos minutos para hidratarnos y recuperar fuerzas (arriba, “hacía frío”). El camino de vuelta, se hace rápido y ameno, en esta ocasión, por el tradicional recorrido; recordando y sumando más anécdotas; alguna liebre –sin consecuencias- que echamos a la mochila, perros caseros que salen arrastrando vallas, trompicones y remojones en el arroyo empedrado…y un “espidicien milagroso” para curar los males de la etapa…. antes de “clausurar la etapa” y llegar al restaurante, “un calentón”, por los repechos navalqueños. Aquí, nos aguardan nuestras familias; “lavado rápido”, zumo de cebada fresca y la merecida comida para recuperar y alargar la sobremesa."La vida es una aventura, no un viaje organizado".
En definitiva, ruta semicircular de 96 kms (1400 m. D+). Los principales caminos transitados han sido, Camino de Arenas-Parrillas-Navalcán-Camino de Valcasillo-Candeleda-Alto del Nogal. (ida y vuelta).
PD: Francis, Martín, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (5).
PD: Las fotografías están en orden inverso a la realización de la ruta.
Buen
día……….SALUD.
“……mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio……….”
No hay comentarios:
Publicar un comentario