Domingo
(10-12-2023), los dos caballeros veleños “de guardia”, nos presentamos al habitual punto de
encuentro, con las burricletas prestas y bien dispuestas, para continuar con las buenas costumbres del fin
de semana. Propuesta clara, “otra clásica en
la temporada más relajada; al
embalse de Cazalegas por el canal.”
Iniciamos
la etapa, mañana grisácea y bastante templada, con temperaturas altas –a
pesar, de las fechas en las que estamos-
acompañando a la intermitentes rachas de niebla, por las que nos dejamos llevar. A nuestro
paso, extensas parcelas y cunetas, encharcadas, “a timbote” de agua, dando
brillo y alegría a la vistosa estampa.
A
nuestro paso, más biciclistas y “carreristas” por la monótona pista; cabalgamos
animados y con soltura, con distendidas conversaciones, “repanchingados” en la
terraza de casa; jóvenes olivares, secaderos en reforma y granjas anegadas de
barro, cubriendo a las vacas hasta las patas. Recolectamos un surtido de
embriagadores olores, a hierba fresca
por toda la cuneta, los estirados chopos impregnados de humedad y las chimeneas
encendidas de las urbanizaciones que nos transportan a “otro lugar”.
Por
estos lares, salpicado de ingredientes variados, arribamos en el imponente
embalse; aguas bravas saltando y rebosadas corrientes, siguiendo su curso por la frondosa arboleda.
Unos minutos para reponer fuerzas –con un plátano lo arreglamos-, mientras nos
recreamos con la imponente postal, que
nos brinda el interminable pantano. Inmortalizamos algunos momentos, a la vez,
que nos relajamos en la acogedora zona recreativa; no sabemos, cuándo puede ser
nuestra última aventura burriclista, aunque somos conscientes de la cuenta
atrás.
El
camino de vuelta, más de lo mismo por la estirada vía, “sin prisas pero sin
pausa”, cabalgando embelesados; sobre la marcha, nos salimos de la ruta y
paramos a recargar “la botija”; poco a poco, nos vamos acercando al objetivo mínimo –tres
horas-, sin sobresaltos ni apreturas por la cómoda y placentera avenida. Sin
novedad, entramos en la localidad vecina de Gamonal y nos despedimos, hasta la
próxima semana. Antes de llegar a casa, me entretengo por “el rompeolas” con
“El Gato Gamón”, unos minutos para intercambiar impresiones, después, cada cual sigue con su camino.
Destacar
de la ruta, además de ver todo el campo empapado y cargado de agua, arroyos
vivos de corrientes y la variedad de arboleda (encinas, chopos y pinos)
engalanando el recorrido con las
impresionantes vistas que nos brinda “el pantano” y sus aledaños. Recomendable
para pasar una jornada de campo, situado en un entorno natural. “La
tranquilidad perfecta consiste en el buen orden de la mente, en tu propio
reino.”
En
definitiva, ruta lineal (ida y vuelta) de 68 kms. Los principales caminos
transitados han sido, Camino de la Vega, Camino Chilines, Polígono Torrehierro,
Canal Bajo del Alberche, Embalse de Cazalegas.”
Pd:
Roberto, muchas gracias por tu aportación fotográfica (2).
Buen
día……..SALUD.
“….mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio…”
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