Domingo catorce de julio, doce caballeros
veleños congregados en el habitual lugar de encuentro (Los colegios).
Bien armados y prestos, con las “burricletas” dispuestas, preparamos una nueva
gesta. “¿Dónde ponemos el chozo en el día de hoy?” nos preguntamos, sin verlo nada claro,
tampoco concretamos. “Nos vamos a los
motores de Navalcán”, comenta Gabriel
“Lamparillas” a la indecisa cuadrilla. “El Gran Maestre” llega con “algo”
de retraso, con los “planos en la mano” y
su propuesta “queda en aguas de
borrajas”.
Comenzamos la jornada, cruzamos la “aldea veleña” por la tranquila plaza y las vacías callejuelas que nos llevan
a las “afueras”. Bien agrupados y en armonía “arropados”, por caminos
conocidos hacia la extensa dehesa nos
enfilamos. Alegres “chácharas” en modo distendido, todos los palos “tocamos”,
por el llano “vamos rajando”. Mientras,
“alrededor” oteamos; reses vacunas “invadiendo” los abundantes pastos, la sentida calma del encinar en el
púlpito del lugar, una pareja de ciervos, con “sutil elegancia” saltando las
alambradas “como si ná”, entre “roderas
tapadas por el pastizal”, la osada mesnada “cabalga” sin
novedad. Vadeamos el “reseco torrente”, un banco de espesa arena nos “apea de las “espantadas” burricletas”.
Marchamos por pasos ganaderos, por los
“hierbajos” estrechados y un
valle de encinas hacia territorio navalqueño nos guían. Circunvalamos la
nombrada villa, entre huertas bien atendidas y granjas variadas, para buscar el
pactado destino. De frente, la vistosa
“postal” de Gredos, detrás de la
“calima” escondida, “cogemos algunos repechillos” -“ ya da igual, en todas partes hay cuestas”,
Domingo “El Maca” se queja, y nos
“perdemos” por una “tediosa y rápida
bajada” para “encallar” en las “apacibles aguas”
buscadas.
Repostamos a
la sombra del “animado riachuelo”, contemplamos el “divagar del cauce” una vez
más. “¿Qué pensará cada cual?, ¿qué pasará por las cabezas de los reunidos?” Como sabiamente dijo Heráclito, “nunca puedes bañarte dos
veces en el mismo río……”. En el inédito paraje inmortalizamos breves
momentos y “engañamos a la andorga” con
buenos alimentos. “El Gran Maestre” se “encarama en el rústico altar”, parece
“predicar” o “pidiendo” protección para “escalar”.
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"Cruce Villabuena-Trujillano" |
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Camino de Navalcán |
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"Intentando seguir el camino...." |
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" Por caminos tranquilos...." |
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Camino de Talavera a Navalcán |
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" Granja navalqueña" |
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Domingo "El Maca" en cabeza |
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"Camino rural de Navalcán" |
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"Directos hacia el río...." |
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"Ale, ahora parriba...." |
Reemprendemos la marcha, “después del
“ligero ágape”, nos sirven “el exquisito
postre”, una subida tendida nada más
comenzar y la “digestión” acompañar. Para unos, una “maravilla” para otros, una “pesadilla”,
algunas “burricletas” se encabritan, a otras les “rechinan” hasta los dientes,
pero todos “parriba” como valientes. En fila de a uno, vamos “coronando la
cima”, algunos resoplando de lo lindo,
otros, en sudor empapados y todos “bien atizados” por el
“repentino repecho”. Esperamos para reagruparnos y a lo lejos llega el “Gran
Maestre”, escoltado por Ángel “El Guerrero” y Pedro “Hierros”, “lo he
conseguido solo, sin ayuda del tractor”
comenta el distinguido profesor. Nos adentramos por caminos tranquilos, una
intensa polvareda vamos dejando como rastro del “ligero cabalgar” y un vasto y engalanado olivar nos hace honores a modo de
“paseíllo” para entrar (otra vez) en la localidad de Navalcán. Más de
uno se ha quedado con ganas de “postre repetir”, a pesar del vocerío del
“churrero veleño”, y “algún rezo para sus adentros”, otro “repechón” nos espera
en la villa al salir. Entre callejas estrechas, valladas de piedras y huertas bien regadas, otro momento
para “subir y sufrir” (“¿o no?”), al paso vamos dejando encajonadas encinas y algo de la agradecida
“umbría”. Atrás dejamos “castillos conquistados” (“suspiros, resoplidos y más
de un quejío”). Por otras pistas más
“solícitas” y amenas con el paisaje vamos tejiendo el mapa de la etapa. Bordeamos
la aldea parrillana por “vías sagradas” para llegar a la “gran cañada”. De
nuevo la dehesa nos abre el pórtico de
“ensueño”, entre la frondosidad de las encinas, callejones de jaras y fornidos quejigos, todo aparece más
bonito; hasta que “surge un inesperado
idilio burricletil”; en la hormigonada “pasarela”, entre “El Carpin” y
Vitorino “Bravío” brota un “tierno”
romance de verano, en las arenas del
romántico puente. Una vez sellado
el “pacto pasional”, “con revuelco por el suelo”, la comitiva sigue su camino por la noble arboleda,
cuidando y “animando” a los
“romanceros quinceañeros”. Continuamos
por parajes cercanos, sin novedad, con
un “enlace consumado”, avistando antiguas labranzas y una manada de ciervos
sale a nuestro encuentro en la plácida serenidad del encinar; el “llevadero”
calor y el planear de la fatiga ya
visitan a la atrevida escuadra por las inmediaciones de Velada y antes de dar por finalizada otra entretenida jornada.
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"El Gran Maestre con escolta" |
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"Final de la subida" |
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"Rodando bien agrupados" |
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"...otra vez parriba..." |
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"...buscando los sombrajos..." |
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"El Carpin con poderío...." |
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"También tenemos espectadores" |
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"...entre cabras y ...." |
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"Territorio parrillano" |
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"Adentrándonos en la profunda dehesa" |
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"Recruzando el Río Guadyerbas" |
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"Dejando atrás paraje adhesados" |
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"Por el seco arroyo..." |
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Camino de Parrillas a Velada |
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"Dejando atrás antiguas labranzas" |
En conclusión, ruta circular de 55
kilómetros, los principales caminos por los que hemos transitado, han sido,
Arenas de San Pedro, Parrillas, Navalcán, Talavera a Navalcán, Camino de
Valtravieso hasta el río Tiétar (“Motores de Navalcán”) . Camino Valcasillo,
Camino de Navalcán a Parrillas, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de
Parrillas a Mejorada, Velada. Hemos cruzado el río Guayerbas (ida y vuelta).
Hemos cruzado la localidad de Navalcán
(ida y vuelta), también hemos estado por las inmediaciones de Parrillas.
Buen día……………SALUD
“mil caminos
por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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