miércoles, 29 de octubre de 2014

Ruta: Canal de la Reseca-La Mira- Puerto El Peón-.


     Sábado veintiséis de octubre, en la jornada de hoy aparcamos las burricletas para calzarnos las “botas andorreras”. Un trío de  caballeros veleños acudimos a la llamada de  la comprometida  épica montañera. Después de las llamadas pertinentes, proveer los achiperres necesarios y no podían faltar, los  habituales  nervios (“lo cual, a estas alturas ya no entiendo”) de la noche pasada.  Nos desplazamos en vehículo,  hasta la plataforma de Domingo Fernando (El Hornillo), nuestro principal  reto,  “buscar refugio  en  la canal reseca”.

      Comenzamos entre dos luces la etapa montañera; echamos una vistazo a los paneles informativos (“no sé muy bien por qué”), a los pocos metros, ya nos adentramos en el estrecho camino,  cuidadosamente resguardado entre un mar de elevados pinos. Avistamos las “conocidas”  señales orientativas, cruzamos el “crecido río” y también divisamos “chozos escondidos”. El aletargado pinar nos acoge en su regazo, un manto  de pinochas y piñas secas guían nuestra estela, algunos hongos  también asoman  de  los caidos troncos,  elfos y hadas aún no han despertado y las ninfas de la armonía, con las vivas  aguas del río componen alegres melodías. Por nuestra parte, por el continuo ascenso también caminamos entretenidos, sin prisa pero sin pausa, tenemos momentos de guasa y cuando abandonamos la hospitalaria zona  arbolada, somos testigos del espectacular cauce empedrado y  las moles de granito que impasibles nos aguardan. Nos recreamos con los acogedores cobijos para  pastores  e intrépidos aventureros, ligeramente seguimos ascendiendo por regueros de “cantos”, piornos secos y el profuso piornal colorido que nos cubre por encima de las rodillas. Por la “escalera empedrada” bajamos a la “base esperada” y “aquí comienza a sonar el himno de Portugal”, momentos de risas, bromas y otras bolerías (“no sé,  si íbamos a tener ganas de más”). Hacemos los “quiebros” adecuados  y  por  la canal “buena”  nos enfilamos. Un sendero vertical “aquí hay para dar y tomar, cada cual, que decida por dónde andar”, picamos “algo sobre la marcha”, nos abrigamos “por lo que pueda pasar” y  trepada bastante pina entre el lavado canchal; disfruto por el “apacible camino” y aprovecho para fotografiar un rebaño de machos cabríos, “el jefe, es ese ennegrecío”.  Escuchamos voces desde lo más alto (“¿serán cánticos divinos?”)  también  saludamos, pero resulta,  que “son dos pipiolos cagarraches” que por esos torreones andan  “extraviados”. Le avisamos, “nos nos perdáis de vista”  y cuando puedan, que salgan a nuestros pasos. Les contamos nuestro plan y deciden acompañarnos, por lo menos, para salir de este laberinto “empinao”. Apretamos en el último tramo (más cómodo que lo hasta ahora andado), hasta que al “elevado balcón” nos encaramamos. El Olimpo de los dioses profanamos,  ¡¡¡parorámicas genuinas!!! ¡¡¡formidables vistas aéreas!!!¡¡¡espectacular la cadena galayar!!!  Hasta sin adjetivos se queda Chuchi “Maravillas”. Fotos de rigor para enmarcar, pero tenemos otro rincón  para los mejores momentos guardar. Pasos estrechos hacen las delicias de la osada cuadrilla, “la buscada  veta de cuarzo blanco” también nos “embelesa”, ¿qué hace esta tira blanquecina entre la mole del infinito pedregal? Hacemos trepadas sencillas y divertidas, nos guiamos por los mojones plantados…(sin perder de vista   el fantástico paisaje que nos brinda el día) para llegar al verdoso “prado de los Pelaos”, otro paseo por el “paraje lunar” y como dice Domingo “El Maca”, “el nío de ciguieña está ahí ya”. Nos encaramamos en la tranquila garita, vistazos en todas las direcciones, “por eso del contemplar y los sentidos alimentar”, “la mitad de la belleza depende del paisaje, la otra mitad de la persona que lo contempla”, fotos de rigor (“¿con algún futuro campeón?”) y nos despedimos de los aguerridos vecinos. 
"Panel informativo"
 
"Despertando al plácido pinar"
      










"Buscando más allá"


"Buena señalización"









Avistamos las primeras cumbres.


"Todavía por la estrecha senda"









"Puesto Pío"


"Cogiendo pendiente"









"Por las escaleras pedreras"

"Abandonando el poblado"

"Preparando el himno"
En la base de la Canal














Buena vista hacia atrás.
"Comenzamos la novedad"












"Aquí ya no hay pérdida"
"Postal de Gredos habitual"











Portilla del Gran Galayo



"No hay nada que comentar"










"Famosa veta de cuarzo blanco"

Con los compañeros de Segurilla











"Testigos del paso blanquecino"
"Abriendo otra ventana"












Vertiente de la Canal Seca.


"Otro paso más........"










Fuente de Los Pelaos.
"Salida al collado de Los Pelaos"











¿Paisaje lunar?
La Mira: a nuestras espaldas "El Galayar"











"Demasiado para contemplar...."
"Otra más de hermandad"











"Despedida: de la Mira y de la pareja de Segurilla".
     Decidimos, parar a repostar en el “resguardo del refugio caído”, cogemos agua “en la reconfortante fuente” y “ya es la hora del bocata”; dignas  “flautas” de jamón “bien curao”, fruta fresca, también frutos secos y mis compañeros de fatiga,  ni en las  alturas,  perdonan el zumo de fresca cebada; comentamos los buenos momentos vivenciados y lo monumental de los parajes visitados. Reemprendemos la apoteósica etapa, ahora más relajada, a nuestras espaldas dejamos cumbres de sobra conocidas,  nos salimos del convencional camino, para echar un vistazo por el espectacular precipicio. Seguimos por la vereda escondida entre el perenne piornal, un tupido canchal de piedras nos guía, sin perder en ningún momento las genuinas vistas. Arribamos en el “Puerto del Peón”. Desde aquí, nos recreamos con la  privilegiada estampa “del Espaldar” y “La Canal” que hace horas, ilusionados remontamos, a la vez que comentamos el  “corral que llevamos cerrado”. El descenso, lo hacemos “sin prisa pero sin pausa”, paramos a abrevar en los refrescantes caños, algunos minutejos paramos a reposar, con ironía y guasa “interpretamos las gigantescas piedras formadas”. En un marcado “zig-zag” vamos perdiendo altura por la empedrada senda, cuando  el paisaje granítico va dejando paso a los matorrales y las praderas montanas. La vuelta se hace amena, entre risas y divertidas anécdotas, como se trata de  una jornada larga, da para “mucho rajar” ;  llegamos al serpenteante y frondoso  pinar, lugar idílico, con embriagadores olores, morada de duendes y dríades, subidos helechos, vereda inundada entre matorrales, viramos señales informativas …En estos momentos,  “ponemos los pies sobre la tierra”, somos conscientes por las postales de fantasía, que la placentera jornada entra en la recta final…………

Desde el interior del refugio
Jornada de muchas estrellas.


     








"Abandonando el refugio de Los Pelaos"
"Panorámicas de vértigo"











"Veredas, piornos y vistazo a la izquierda"
"El penúltimo tramo de subida"











"Desde el Puerto del  Peón,,,"
... un vistazo a la conquistada Canal











Fuente del Peón Bajo
Por el límpido pinar.











Plataforma de Domingo Fernando
     Resumiendo, ruta circular de 24 kilómetros, el itinerario recorrido ha sido el siguiente: desde la Plataforma de Domingo Fernando, senda del puesto Pío, Canal Seca, subida por la Canal Reseca (Espaldar  de los Galayos), Portilla del Gran Galayo, “Trocha Palomo”,  Collado de la Canal Seca, Pradera de “Los Pelaos”, La Mira, Cabecera de la Hoya del Cura- Senda  Puerto El Peón- Domingo Fernando.

Pd: Domingo, Chuchi, muchas  gracias por vuestra  aportación fotográfica (3) y por supuesto, por la excepcional compañía y la sobresaliente  jornada.

Buen día………SALUD.

“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….”


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