Domingo veinticinco
de octubre, plácida mañana en la villa de Velada –con la hora cambiada en la
madrugada pasada-; nueve caballeros veleños, acudimos al habitual punto de
encuentro. Con las burricletas bien
dispuestas (unas más que otras) y
prestas para la inminente contienda, se repite “la cantinela de siempre”,
tenemos que dar aire a la “penca” del “Gran
Maestre”. No hay propuestas claras sobre
la mesa y para no demorar, desde el consenso y mutuo acuerdo, partimos hacia la
aldea de Cervera a “explorar”.
Comenzamos la jornada, por la tranquila y
estirada avenida ¡¡¡sin señales de vida!!! A la búsqueda de “La Gran Cañada”
nos dirigimos (“por si alguno no sabe dónde está”); desde aquí, avistamos el
fortín de la Gamonosa, “otra vez comenzamos escalando”; cada cual como puede,
se entretiene; Andrés “El Líder”, nos comenta, sobre el romántico recibimiento, que “tan agradable le hemos hecho”; esperamos más
arriba, hasta que estamos todos; llde “El Suegro” –está “sobrao”- y baja otro poco, mientras otros, nos divertimos “tirando fotos”; surcamos el
apacible camino, al rebufo de la lúcida mañana, nos enfrentamos a sus cuatro repechos,
de sobra conocidos y a la vez, tratando temas entretenidos. Cruzamos
las villas vecinas –comentando las posibles sorpresas para el resto de la
cuadrilla-bien agrupados marchamos, ritmo distendido y temas de actualidad para
amenizar al personal. Trepamos otra “imitación
de cuesta” y en el “cruce conflictivo”
aguardamos a los rezagados; desde la
retaguardia nos confirman que “El Líder”,
se ha dado media vuelta “para no demorar”. Para los demás, se nos abre “el
mágico portón”; la angosta senda, rebosante de encanto y rezumando diversión;
pasos agrietados y escalonados por la ceñida vía, cercados de piedra y chaparras
bien perfumadas, siendo testigos de la insigne estampa. Salimos del túnel del
tiempo y afrontamos la rápida bajada, circunvalamos la aldea montesa y en el tramo asfaltado, seguimos perdiendo
unidades (Chema y Eduardo tienen prisa). Domingo “El Maca” también amenaza con “desertar”,
pero “El Gran Maestre” (-hay complicidad e idilio entre este par- ) le cuenta
la milonga de no abandonar. Continuamos por “pasos ganaderos”, antiguos
establos y rústicos cercados, “preguntamos por el buscado mirador”; callejeamos
un poco, dejamos abiertas otras vías para investigar “otro día”, escalamos la
pendiente de “Las Cruces” y arribamos en “el chiringuito del mirador”.
Impresionantes vistas de la comarca, “otras plazas elevadas” y las antenas del “Piélago” a nuestras espaldas;
inmortalizamos el digno momento y de paso, repostamos; fruta fresca, pasas,
frutos secos, dulces y turrón blando,
para “llenar la panza” y endulzar la
conquista cerrera.
Reemprendemos la marcha, pero en
este punto, Diego “Sin Miedo” coge el timón, “vamos a bajar por una senda de
ficción (“desde estas líneas, queda cerrada –para bajar- la convencional de hormigón”). Callejeamos por
caminos cuidadosamente vallados y pasos bien compactados; “está a las afueras y hay
que girar hacia la derecha” nos indica
el aventurero letrado. Dicho y hecho,
giramos y comienzan a florecer exagerados adjetivos, gritos y vítores de
admiración por “la vereda del indio”,
resuenan tambores de guerra, gaitas y alegres dulzainas por el secreto rincón; elfos
saltarines y ninfas danzarinas coloreando el lienzo de “las diez maravillas” y las vistosas sonrisas de los
intrépidos “burriclistas”. Roberto “El
Bueno” quiere volver a empezar o el próximo domingo ¡a repetir! Los demás, más
de lo mismo, salimos “muy crecidos” de
la senda indígena y entre todos acordamos,
buscar otros tramos y continuar investigando por “los rincones privilegiados”. Después
de los dulces momentos de deleite y
delirios manifestados, salimos a la vía de las siete puertas; a nuestro paso, senderistas y más burriclistas en el camino de
la Portiña –además de la satisfacción contenida- jugamos entre el laberinto de
pinos por la senda recreativa, animados
pescadores en el embalse resguardado y nosotros –por no dar la vuelta- escalamos el tramo “más empinado y arreglado”;
saltamos, mejor nos agachamos por una
retorcida alambrada –para no perder viejas costumbres- , y no podían faltar, los minutos rigurosos de aventura
(perdemos ¿o nos salimos? del ancho camino) y hacemos un campo a través, entre
ramas choperas, montículos levantados y altas hierbas, antes de salir a la
cañada extremeña. Desde aquí, cogemos la vía romera, pero hoy no es día de “hacer
penitencia” y seguimos a lo nuestro, por parajes empapados de quietud y
sobriedad, que tenemos que adentrarnos
en la encarcelada dehesa; sin novedad por el pausado encinar, todavía no nos
hemos quitado de nuestras cabezas, el espectacular sendero, sembrado de tanta
belleza; salvamos pequeños repechos, entre abandonadas y derruidas casas de
labranza, dejamos atrás pasos coloridos y vistosos antes de llegar al Casar. Entramos
en el polígono ¡¡¡vaya senda más ancha”, y por la vía pecuaria “las fuerzas empiezan a
fallar”, por lo que bajamos alguna
marcha antes de llegar a Gamonal. Despedimos al amigo gamón “hasta la próxima
ocasión”; nos hacemos con los placenteros senderitos gamones –cada uno se divierte como
puede- y nos agrupamos, para llegar juntos
al punto de partida. “Una sucesión de pequeñas voluntades, consigue un gran resultado”, a buen entendedor……
En definitiva, ruta circular de 53 kilómetros,
los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental,
Camino de Velada-Mejorada- Segurilla, Camino del Hituero, Antiguo Camino de
Segurilla a Sotillo de las Palomas, Senda Cervera, Camino de Meregil, Camino de
Cervera a San Román; Senda La Alcornosilla, Camino de San Román a
Pepino-Talavera; Portiña- Cañada Extremeña, Camino de Santa Apolonia, Camino de
Los Contrabandistas (Valdelacruz, Malojo), Casar de Talavera, Vía Pecuaria, Veredas de Gamonal- Velada. Hemos pasado por las localidades de Mejorada,
Segurilla, Cervera de Los Montes, Pepino, El Casar de Talavera y Gamonal.
Pd: Roberto, Diego, gracias por vuestra
aportación fotográfica (7)
Buen día………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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