Domingo
quince de noviembre, ya se nota la bajada de temperaturas a primeras horas de la
mañana. Ocho caballeros veleños acudimos al habitual punto de encuentro; unos
de largo, otros, hasta las orejas
tapados y de hábito corto, los más osados ¿o “piraos”? Pasamos lista al parte
de novedades, Martín “El Fiero” continúa en “el dique seco” –se presenta con el
justificante- y Diego “Sin Miedo”, “de
su rodilla espera resultados”, según nos
comentan. Andrés “El Líder –en
funciones-“ y Chema, también acuden a la llamada dominguera, nos van a
acompañar algunos kilómetros, aunque para no demorar, “ya tiran palante”. Los demás, con las burricletas bien
dispuestas, excepto “la jamelga” de casi-siempre, que mira por donde, también
hoy cojea. Entre pitos y flautas, la salida se retrasa, no tenemos “un destino
fijo”, pero entre todos acordamos, “asomar la gaita por esos llanos” -y ya vemos dónde llegamos-.
Comenzamos la jornada, atravesando las
principales calles de la villa y “mira que se nota el fresco por la cuesta del
ayuntamiento”; cruzamos la plaza desierta, la dirección es, hacia la extensa
dehesa. Rodamos bien agrupados, dejando a nuestro paso, los establos de “los
errenazos”, “la calancha” brillante, por
el generoso aguazo que la madrugada nos ha dejado
y pendiente abajo, continuamos de cháchara con las historietas de la semana pasada. Abrimos las porteras del sereno encinar; la colorida
hierba bien empapada por la complaciente rociada, salvamos los tímidos charcos y otros que esquivamos, somos testigos del “sediento pantano” y de una manada de vacas, pastando a sus anchas; en
este punto, un par de compañeros, deciden “acortar el paseo” y dan media vuelta.
No nos podemos quejar de “la plana
estampa”, “la recogida avenida del alcornocal” y también nos recreamos con “la agradable brisa
pantanera”; a veces, jugamos con los tramos quebrados, por las
pasadas lluvias levantados, también, avistamos cientos de grullas, con su
espectacular vuelo –todas juntas- y su animosa orquesta sinfónica, dando vida
al “desteñido día”. Continuamos
“cabalgando” por el tupido llano, “sin prisa pero sin pausa”, los expectantes sentidos van
atentos por el sosegado paisaje arbolado;
me adelanto, para inmortalizar el paso por el conocido arroyo, tantas veces
confidente de divertidas historietas, ¡¡¡sorpresa, ni gota de agua lleva!!! No se
mueven ni los montones de arena. Marchamos por la estirada vía, comentando “el
próximo reto” y otros acontecimientos de actualidad; “planteles de jóvenes
encinas”, ¿quién las conocerá? -nos dice Alberto “El Maestro Ceramista”; un
despistado aguilucho (“¿habrá salido a desayunar?”) lidera el pelotón –mientras
pedaleamos- pedaleamos y vamos “rajando”-
nos va abriendo el paso; los tenaces galgueros también se dejan ver “por
estos lares” y allá al fondo, se asoma “el castillo de Oropesa” envuelto en un
marco de grises tonos. Hacemos un giro
por la callejuela de la izquierda,
mientras se deja ver, “bien ataviada la lozana siembra; el divagar del adentrado otoño también deja su huella en los árboles frutales y por la puerta
trasera, arribamos en los antiguos
lavaderos “torralbeños”. Paramos a repostar, compartimos viandas –y buenos
momentos- nos echamos unas risas, con las travesuras y faenas que hemos
“liado”, “hace ya algunos años”.
Reemprendemos la marcha, pero hacemos un
inciso en la calmada plaza, fotos de rigor con “los verracos celtas” –de imitación-
y Roberto “El Bueno”, que se quiere
llevar “un lechón”, para que vigile y sustituya
al marrano del “cerro gamón”. Pasamos por la
calle honorífica y nos adentramos en la alargada vía; El Águila de Alcañizo sobrevolando sus territorios marcados, se
quiere “retratar” con el novedoso “traje de gala”; seis ovejas “descarriadas”
toman la delantera, “como sigan con este trote, llegan hasta Velada” y otras ideas “malévolas” se nos pasan por la
cabeza - que entre risas comentamos. Hacemos labores de pastoreo e Ilde “El Suegro”
hace de “carea”; se adelanta, las amaga y vocea, hasta que se hace con ellas,
para que puedan marchar con las demás. Llegamos
a la pista Real, los espigados quejigos, presentan armas a nuestro paso, salvamos el
enésimo arroyo –éste con agua-, más granjas a nuestro paso –nos libramos del temeroso arenal- y menos mal,
que la pista está bien compactada.
Alberto “El Maestro Ceramista”, que no se cansa, “tira para Mejorada”, por mi
parte, quiero “cargar el bono-bici” para la próxima semana (- falta nos hará-) a
los demás, también en casa les esperan para “sus tareas” ; tiramos por la opción más
corta y entretenida, saludamos a Julián “El Andarín” y echamos la vista atrás, para recordar a tanta
buena gente, que nos han acompañado en nuestras andanzas, durante estos veinte años de aventuras y épicas burriclistas.
Sin más novedad, entramos en la villa “por la puerta trasera” preparando “el
gran asalto” para la próxima semana.
En definitiva, ruta circular de 50
kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Camino de Velada a
Arenas de San Pedro-Parrillas-Navalcán, Camino de Los Veratos, Cañada Real
Leonesa Occidental, Camino de Navalcán a Oropesa, Camino de Jarandilla a
Torralba de Oropesa, Camino de Torralba de Oropesa a Navalcán-Velada, Camino
Real a Velada.
Buen
día…………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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