martes, 17 de noviembre de 2015

Ruta: La Corchuela

     Domingo quince de noviembre, ya se nota la  bajada de temperaturas a primeras horas de la mañana. Ocho caballeros veleños acudimos al habitual punto de encuentro; unos de largo, otros,  hasta las orejas tapados y de hábito corto, los más osados ¿o “piraos”? Pasamos lista al parte de novedades, Martín “El Fiero” continúa en “el dique seco” –se presenta con el justificante-  y Diego “Sin Miedo”, “de su  rodilla espera resultados”, según nos comentan. Andrés  “El Líder –en funciones-“ y Chema, también acuden a la llamada dominguera, nos van a acompañar algunos kilómetros, aunque para no demorar,  “ya tiran palante”.  Los demás, con las burricletas bien dispuestas, excepto “la jamelga” de casi-siempre, que mira por donde, también hoy cojea. Entre pitos y flautas, la salida se retrasa, no tenemos “un destino fijo”, pero entre todos acordamos,  “asomar la gaita por esos llanos” -y ya vemos dónde llegamos-. 

      Comenzamos la jornada, atravesando las principales calles de la villa y “mira que se nota el fresco por la cuesta del ayuntamiento”; cruzamos la plaza desierta, la dirección es, hacia la extensa dehesa. Rodamos bien agrupados, dejando a nuestro paso, los establos de “los errenazos”, “la calancha” brillante,  por el generoso  aguazo que  la madrugada nos  ha dejado  y  pendiente  abajo, continuamos de cháchara con las historietas de la semana pasada. Abrimos  las porteras del sereno encinar; la colorida hierba bien empapada por la complaciente rociada,  salvamos los tímidos charcos y otros que  esquivamos, somos testigos  del “sediento pantano” y de  una manada de vacas, pastando a sus anchas; en este punto, un par de compañeros, deciden “acortar el paseo” y dan media vuelta.  No nos podemos quejar de “la plana estampa”, “la recogida avenida del alcornocal” y  también nos recreamos con “la agradable brisa pantanera”;  a veces,  jugamos con los tramos quebrados, por las pasadas lluvias levantados,  también,  avistamos cientos de grullas, con su espectacular vuelo –todas juntas- y su animosa orquesta sinfónica, dando vida al “desteñido día”.  Continuamos “cabalgando” por el tupido llano, “sin prisa pero sin pausa”, los  expectantes sentidos van atentos por el sosegado paisaje arbolado; me adelanto, para inmortalizar el paso por el conocido arroyo, tantas veces confidente de divertidas historietas,  ¡¡¡sorpresa, ni gota de agua lleva!!! No se mueven ni los montones de arena. Marchamos por la estirada vía, comentando “el próximo reto” y otros acontecimientos de actualidad; “planteles de jóvenes encinas”, ¿quién las conocerá? -nos dice Alberto “El Maestro Ceramista”; un despistado aguilucho (“¿habrá salido a desayunar?”) lidera el pelotón –mientras pedaleamos- pedaleamos y vamos “rajando”-  nos va abriendo el paso; los tenaces galgueros también se dejan ver “por estos lares” y allá al fondo, se asoma “el castillo de Oropesa” envuelto en un marco de  grises tonos. Hacemos un giro por la callejuela de  la izquierda, mientras se deja ver, “bien ataviada la lozana siembra; el divagar  del adentrado otoño también deja su huella  en los árboles frutales y por la puerta trasera,  arribamos en los antiguos lavaderos “torralbeños”. Paramos a repostar, compartimos viandas –y buenos momentos- nos echamos unas risas, con las travesuras y faenas que hemos “liado”, “hace ya algunos años”. 

 
     



































































     Reemprendemos la marcha, pero hacemos un inciso en la calmada plaza, fotos de rigor con “los verracos celtas” –de imitación-  y Roberto “El Bueno”, que se quiere llevar “un lechón”,  para que vigile  y sustituya al marrano  del “cerro gamón”. Pasamos por la calle honorífica y nos adentramos en la alargada vía; El Águila de Alcañizo  sobrevolando sus territorios marcados, se quiere “retratar” con el novedoso “traje de gala”; seis ovejas “descarriadas” toman la delantera, “como sigan con este trote, llegan hasta Velada” y  otras ideas “malévolas” se nos pasan por la cabeza - que entre risas comentamos. Hacemos labores de pastoreo e Ilde “El Suegro” hace de “carea”; se adelanta, las amaga y vocea, hasta que se hace con ellas, para que puedan marchar con  las demás. Llegamos a la pista Real, los espigados quejigos,  presentan armas a nuestro paso, salvamos el enésimo arroyo –éste con agua-, más granjas a nuestro paso  –nos libramos del temeroso arenal- y menos mal,  que la pista está bien compactada. Alberto “El Maestro Ceramista”, que no se cansa, “tira para Mejorada”, por mi parte, quiero “cargar el bono-bici” para la próxima semana (- falta nos hará-) a los demás,  también en casa les esperan  para “sus tareas” ; tiramos por la opción más corta y entretenida, saludamos a Julián “El Andarín” y echamos la vista atrás,  para recordar  a  tanta buena gente, que nos han acompañado en nuestras andanzas, durante  estos veinte años de aventuras y épicas burriclistas. Sin más novedad, entramos en la villa “por la puerta trasera” preparando “el gran asalto” para la próxima semana.




    








































 










       En definitiva, ruta circular de 50 kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Camino de Velada a Arenas de San Pedro-Parrillas-Navalcán, Camino de Los Veratos, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Navalcán a Oropesa, Camino de Jarandilla a Torralba de Oropesa, Camino de Torralba de Oropesa a Navalcán-Velada, Camino Real a Velada.


   Buen  día…………..SALUD.
  

“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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