martes, 10 de mayo de 2016

Ruta: más andanzas Marrupejas

     Sábado, siete de Mayo, volvemos a cambiar el día de salida, porque según las previsiones,  mañana anuncian lluvias para todo el día. Cuatro caballeros veleños nos congregamos para la pactada cita;  en el punto de encuentro, ya está Roberto “El Bueno”, poniendo a punto la reliquia burricleta del Maestro, “además de otros achaques,  voy sin frenos”. Con las burricletas a punto y bien dispuestas, “para hoy tenemos más cuestas y andanzas marrupejas”.

     Iniciamos la marcha, dirección Gamonal, la villa más cercana; a ritmo pausado, temas varios vamos comentando, cruzamos las  callejuelas desiertas, más adelante se nos abren las puertas de las conocidas cuestas, “cada cual como pueda y parriba, arriando velas” entre las perfumadas callejas; nos hacemos dueños del clamoroso silencio y de la reconfortante sensación que inunda el custodiado  territorio “gamón”.  Comentamos  las agradables temperaturas que nos acompañan y sobre el encanto de la serena mañana, que se mece en  la deslucida panorámica cerrera; atravesamos otras villas vecinas y conversaciones de “champions”-que no van a ninguna parte-  entre piques y risas “dividen al cuarteto maravillas”. Nos colamos en la senda de Los Leñadores, hierbas fresca y mojada nos refrescan “las patas”;  a nuestro paso,  extensos prados, de agua hartados y la dócil vacada, ante nuestra presencia, ni se inmutan y campean a sus anchas. Destacamos, la colorida estampa “viriata” que emerge en la grisácea jornada y la recompensa de cabalgar en armonía, en estas  etapas nubladas. Circunvalamos  la aldea “montesa” por sus estrechas callejuelas y en el tramo de carretera, avistamos buenos espárragos, sobresaliendo  en la cuneta; más adelante, nos convidan  “con otro tramo que pica hacia arriba”; ascendemos “a cámara lenta”, sin prisa por la enchinada pista, para adentrarnos en “la enigmática senda del Jabalí”. Nos recreamos por el asilvestrado  paso y “la cuesta pelleja” tanteamos, “pero nada”, allí sigue, más empinada y por los esquivos marranos,  escarbada;  por el paraíso botánico, damos rienda suelta a la desbocada imaginación, recolectando fotogramas de ficción; atravesamos los floridos arroyuelos y a pesar de la pericia,  “algunos caballeros” los pinreles empapamos. Divagamos por el bosque encantado, recortado de los cuentos escandinavos; andrajosas “barbas de viejo” y el verdoso musgo, engalanando las torres de piedra  y a las longevas encinas, dándolas luz y vida; por la sosegada  vía, nos atrapa la profunda mudez y su transparente estampa, “cada rincón tiene su belleza, pero no todos pueden verla”. Sobrevolamos “aletargados” por  el poseído escondrijo, “contando los espárragos” y suspirando adjetivos superlativos, aterrizamos en el andén más profundo del inframundo. Paramos a repostar y compartimos viandas, “exquisito el bollo de avena” – a algunos les ha dado por el forraje- ; aprovechamos para “escurrir los calcetines”, mientras comentamos el devenir de la jornada.



     


















































































      Reemprendemos la marcha, por las veredas de “San Marrupejo”; a nuestro paso,  resuenan gaitas y timbales, “desde que no me perdía por estos lares”, nos comenta Fernando “El Grande”. A cada metro, se disparan los atentos  flashes; detrás de las piedras, entre las flores y también desde la copa de los árboles. Continuamos cruzando el omnipresente arroyo cristalino, “¿cuántas veces más vendrá?”, otro tendido repecho sale a nuestro encuentro, antes del sigiloso descenso y El Gran Maestre se envalentona y a lomos de  su GT, en el estanque marrupejo “se corona”. Ascendemos por el embarrado Riscal, agua y pateados lodazales hacen más dura la escalada por estos zaguanes; a nuestro paso, escenarios colosales, inundadas sendas y ante nosotros ¡La Gran Muralla! en esta ocasión de bajada. Para no variar, “hacemos salto de vallas”; por estos agraciados  parajes, detenemos el tiempo y “cabalgamos embelesados” por la estrecha y verdosa  vereda, acompañando al colorido y ataviado arroyuelo; intrincado  laberinto  que da cobijo a las Ninfas Marrupejas y a sus unicornios alados. Después de tanta fascinación, nos despertamos de tanto romanticismo y otra vez “El Dragón de Siete Cabezas”, reposando nos espera. Lo que faltaba, de repente un nubarrón también nos acecha, “si nos lloverá” –se comenta-; iniciamos la temida subida, “cada cual como pueda” y  como le permitan sus fuerzas; tomamos el pulso a la enrabietada fiera, “aquí marca una veintena”  y en este punto “aparece en blanco”, Fernando,  nos comenta-; lo que digo, “hasta el cacharro se ha gripado”, aunque me da, “que algunos,  de tanto pasar la van a allanar”. Fotografiamos la escalada y echamos un vistazo a la postal cerrera, ¡¡no está nada mal!, pero toca apretar. De uno en uno vamos coronando, para no quedarme frío,  “voy a bajar otro tramo”,  así al Maestro en “su particular calvario”  le acompaño. En la cima nos agrupamos y después de recuperar la respiración y el habla,  hacemos comentarios varios, “nos estamos acostumbrando”. Atravesamos Segurilla, también la villa zorrera dejamos atrás;  Roberto “El Bueno” se despide, marcha  directo hacia Gamonal. Nosotros, también bajamos el ritmo y  vamos entretenidos por la palpable quietud  del camino; mirando hacia atrás y  esperando en cada “repechillo”; desde el alto de la Gamonosa, en un descenso fugaz llegamos al “Barbú” en un plis-plas  y en el camino de los Perales, saludamos a Goyo “El Coloso” que viene de arreglar el huerto ;  en esta ocasión, por la hora y las llamadas  “no paramos ni a estirar”.




     
























































 


     Resumiendo, ruta circular de 54 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Camino de Velada a Gamonal-Mejorada-Segurilla, Senda de Los Leñadores, Camino de Segurilla a Cervera de Los Montes, Camino de Cervera a Sotillo de Las Palomas, Senda del Jabalí, Senda de Los Contrabandistas, Camino de Marrupe a Segurilla, Camino de Sotillo a Segurilla; Senda del Marrupejo Largo; Camino del Hituero-El Riscal; Camino de Buenaventura a Segurilla (La Gran Muralla); Senda del Marrupejo; Camino de Valdecolmenares; Camino de Segurilla-Mejorada-Velada. 


    Pd: Fernando, Roberto, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (3,1).



   Buen día…………….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 



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