Domingo,
catorce de agosto, otro día más, tenemos fiesta “burriclista” por la sierra y
acogedores territorios de Arenas: ocho
caballeros veleños, somos los elegidos para el nuevo reto montañero. Alberto
“El Maestro Ceramista” y Antonio Medina
“El Estratega” nos tienen preparado el exigente desafío de La Centenera y el
refugio de Las Campanas para brindar en la jovial mañana.
Comenzamos la jornada, cuatro pedaladas
para calentar y en breve, nos abren la portera de la angosta vereda; resguardados en la
reconfortante sombra, la elevada arboleda nos regala un digno paseíllo, un
mosaico de olores embriagadores, manando
de los pasos estrechos recién acicalados y “los caballeros invitados”, cabalgando por el
hechizado paisaje, de belleza inundado; en esta ocasión, las gafas tendidas en
el casco, quiero disfrutar del directo
con el que la privilegiada estampa nos
agasaja; salvamos pequeños repechos, que “parriba van picando” y mantienen su delicado y contundente encanto. Desde el
inicio, ya se respira “el buen rollo y la contagiosa armonía”, nos orientamos
en “La Parra” y entre árboles frutales y el camino hormigonado, se nos presenta
el colosal ascenso empinado ¿Cómo relatar la exigente subida desde este punto?
Tantos kilómetros dan para mucho y más; cabeza fría y serena, piernas finas,
toneladas de ilusión y ganas de volar
hacia “el paraje lunar”; “taitantas” fotografías para el recuerdo enmarcar,
intercambiamos posiciones, una veces en primera línea, otras por la
retaguardia, “rajando” y otras impresiones comentando y en el solitario pilón,
todos abrevando “por si acaso”; me da por levantar la cabeza y a la vez, “por
pensar” ¿hasta dónde queremos llegar? y
“tatareando”: “Porque han pintao tus
cuestas y repechos de lirio real, porque te han puesto de seda, ¡Ay Centenera! ¿Por
qué será?….mira que to el que no sabe, tu eres la severa subida que nos va a
calentar…. “¡ay! Centenera aunque la
gente no crea…..no nos vamos a enfriar”. Esto, no tiene pinta de “desfile
militar”, pero, marchamos
entusiasmados y se respira cierta
euforia, a pesar de intuir “la que nos espera”; disfrutando del esfuerzo
exigido, sudando “a cubos”, suspirando, “pidiendo clemencia”, bufando, pero sin
perder de vista, las espectaculares panorámicas que la benévola estampa nos regala; de vez en cuando, también nos llega “el tufillo del incendio de hace
unos años” que este paraíso dejó “tocado” (que no hundido); somos generosos,
unas veces apretamos, otras, aflojamos, esperamos y nos agrupamos en algún cruce “poco
marcado” y el último tramo asfaltado, también nos obliga a ir concentrados y
apretando, antes de coronar el primer collado. Desde “el panel informativo”,
por “la senda la Rubía”, se nos presenta “la temida subida”; nos agarramos al
lema conocido y cada cual como pueda y “con su cruz acuestas”; salvamos más
tramos perfilados y revirados, curvas
perfectamente diseñadas, abruptos desniveles que nos “ponen una vez más a prueba” y nos hacen
apretar los dientes, sobre un decorado majestuoso y complaciente. Antonio Medina, de fuerzas
sobrado, lidera la cuadrilla, “lleva un motor de gasolina”, los demás
“cumplimos la dulce condena” ¿y la cima cuando llega? A pesar del “suplicio”, me
siguen saliendo “delirantes tonillos” de
“la campanera”: “ Por qué has pintao en
tus ojeras…dicen que no eres buena… dile que pare esa noria….cuál es la
llave de la verdad….aunque la gente no quiera, ¡Ay campanera! ¿Por qué será?”
¿Será el mal de altura que hace desvariar? En estos indescriptibles momentos:
¿Qué llevarán mis compañeros en sus cabezas? Pero continuamos progresando y a
la agresiva montaña, con descaro, desafiando;
“si crees que puedes, ya has hecho la mitad del camino” y la otra mitad,
la hacemos con tesón y sobrada voluntad. De uno en uno conquistamos el
sagrado refugio y a los pies de “Las Morrillas” nos postramos; felicito a mis
compañeros por el éxito logrado, “sus caras reflejan la satisfacción y mucho
más”, intercambiamos sensaciones,
agotamos adjetivos y nos quedamos sin palabras desde el privilegiado trono “en
medio de la nada”. Desde el deleite y la contemplación, repostamos para reponer
fuerzas, pero sin dejar de idolatrar y admirar el recóndito rincón.
Reemprendemos la marcha, por “la fugaz
bajada”, reconstruyendo y examinando el territorio escalado, sin perder de
vista la grandeza que nos envuelve y la
inmensidad que nos cobija; más abajo, paramos a abrevar y llenar “las botijas”
en el límpido pilón; más relajados, nos saciamos y Gabriel “Lamparillas” nos
pega un baño con las bendecidas aguas
frías; más bromas y risas, siguen salpicando el encomiable día. Desde aquí, nos
adentramos en el etéreo bosque abigarrado, por el sinuoso camino, agradables olores a pino, “millones” de árboles frutales salen a nuestro encuentro y
los afilados erizos de los castaños,
“asomando”; descendemos vertiginosas pendientes hormigonadas (“21 %” Ilde “El
Suegro” nos comenta”) y “huele a hierro quemado”, ya que las pastillas de los
frenos, la vía van “perfumando”. Hacemos turismo por “El Arenal”, saludamos a
sus simpáticas gentes y a otros burriclistas valientes que también encontramos;
las ninfas de las charcas también nos animan con pancartas coloridas, mientras
nos perdemos por el idílico circuito de
los sueños. Todavía nos quedan fuerzas para afrontar algún “sube y baja”,
cuando las piernas ya estaban “acomodadas”, vuelven a resonar las carcajadas,
por la tímida emboscada. Coronamos el collado de “La Tendera” y nos lanzamos
por el entretenido laberinto de las cetas –éste, lo vamos a hacer de subida, ya veréis como no
corréis tanto ese día jajajjajajajajaaja-. Arribamos en el templo de San Pedro,
redimimos nuestros pecados y pensamientos “impuros”, fotos de rigor y en modo
distendido, retomamos el camino peregrino para clausurar otra épica jornada.
En definitiva, ruta circular de 36
kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Vereda de los Caletos,
Camino de La Morañega; Collado de La Centenera, Senda de La Rubía, Refugio de
Las Campanas. Senda de La Rubía; Camino del Puerto del Arenal; Camino del
Berrocoso; Collado de La Cruz de La Tendera; Los Barrancos (Zetas de San Pedro)
Monasterio de San Pedro-Arenas de San Pedro.
Pd: Antonio,
Diego, Cristóbal, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (7)
Buen
día…………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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