Viernes, diecinueve de
agosto, a las 21:30 es la hora pactada, para echarnos a disfrutar de la noche
clara y descaradamente despejada; dieciséis caballeros, entre veleños, gamones
y escuderos, acudimos al concertado aquelarre burriclista, con las “monturas” bien dispuestas y engalanadas con farolas,
linternas, candiles y otros "achiperres" -que ya veremos si funcionan-,
aceptamos el reto que la intensa oscuridad nos pone sobre el tapete de la mesa.
Iniciamos la jornada por la iluminada avenida, luces multicolores,
intermitentes e intensos destellos blanquecinos, nos van abriendo el paso por
el tenebroso camino; escalamos la subida de "La Gamonosa", empezamos a
apretar y también escuchamos los primeros "bufíos", “da igual de
noche que de día, tenemos tela que cortar”; olor a quemado por el reciente
fuego "malintencionado" que un " buen pedazo de terralgo"
ha abrasado, fotografías para recordar y los atentos flashes de Ángel “El
Guerrero” y Jesús “El Serrano” que no
paran de alumbrar. Nos informan, que por la retaguardia tenemos avería y
se anuncia la retirada de Marcos “Zoco”, antes de entrar en Mejorada; cruzamos las
villas vecinas y “pillamos” a sus campechanas gentes "tomando el fresco en la
calle", con caras de sorpresa y también extrañados, nos vitorean y nos
regalan ánimos y piropos con agrado. Encendemos las vías apagadas y en plena
bajada, ¡¡¡unos astados!! Campando en mitad del camino nos cortan el paso y
ante la inesperada presencia, corren espantados, mientras avisamos a los demás
compañeros: ¡¡¡Cuidado!!! Tres "pokemons con cuernos" hemos
encontrado. En este punto, "nos configuramos" en modo escalada; la
inmensa bóveda inundada de estrellas, vigilante, guía nuestros pasos, desafiamos a la oscuridad cerrera, acunada en
la mágica noche estrellada y la atenta luna, meciéndonos en la buhardilla de la atrevida andanza. Alberto
"El Maestro Ceramista" y Diego "Sin Miedo", se emplean a
fondo, lideran "La Cuadrilla de Los Iluminados", tensan la cuerda y aprietan por los tramos más
empinados; en medio de la nada, esperamos y nos agrupamos, tantas veces como
sea necesario y a todos los compañeros aguardamos. Nos perdemos por parajes
adormilados, disfrutando en la transparente quietud de la noche y del
silencio atronador que rescatamos de los rincones "amurriados". Por
la portera de atrás, entramos en Sotillo y abrevamos "agua con sabor a
goma"; hacemos chistes y bromas alrededor del surtidor y entre risas,
"a las antenas pielagueras" algunos se quieren encaramar, ¿será
verdad? Cómo algún compañero diga la palabra mágica, veréis la que se puede
liar. Después del efímero descanso, continuamos trepando perfiles, seriamente
empinados y hormigonados; postales camufladas que vuelan a nuestro paso y
"una liebre también cazamos"; sin consecuencias, "chapa y
pintura" para el dañado, por culpa del discontinuo camino ondulado.
Retiramos la burricleta herida del medio de la pista, por lo que pueda
pasar, todavía vienen compañeros detrás;
Roberto "El Bueno", echa mano del botiquín de primeros auxilios y
hace de experto curandero; más adelante, damos novedades al grupo, de "la presa
cazada" y entramos en la aldea montesa a "echar una pieza en su
animada verbena". En la concurrida y jubilosa plaza, paramos a repostar y
la andorga llenar; fotos de rigor con la orquesta de fondo y "música de
antaño" para los asistentes e invitados congregados.
Reemprendemos la marcha y por las ataviadas callejuelas, abandonamos la
localidad fiestera; por el camino rural asfaltado, el enésimo repecho sale a
nuestro encuentro; cada cual como pueda o según le acompañen sus fuerzas,
"aprieta" o "destensa". En la improvisada cima, una vez más esperamos y agrupamos y en fila
de "a uno" descendemos, extremando la precaución, ya que suben
más de un vehículo a la cercana "función". Desde la parte trasera, se
divisa una serpiente de luz que avanza fugazmente y la plácida madrugada,
agasaja con ráfagas de aire fresco a la escuadra de valientes. Volvemos a
cruzar las desiertas poblaciones "en modo distendido"; con ímpetu y
animados, recolectamos gratos momentos y desde el atril de los sueños,
también nos apropiamos de la relajada oscuridad, a la vez, que zarandeamos los
cimientos del reposo que la misteriosa noche nos regala. Bien agrupados,
cabalgamos por la detenida y centelleante vía, añorando la distancia enmarcada;
a nuestro paso, rompemos barreras y
derribamos a los últimos gigantes que nos acosan desde lo alto; sin más
novedad, nos dejamos llevar por el ameno descenso y triunfantes, ya entrada la madrugada, hacemos “el paseíllo”
por la señorial y “acallada” villa; despedimos a los amigos gamoninos, también
a Goyo "El Coloso" que no tiene ganas de "rondar" y
los demás, nos acercamos "hasta la parroquia abierta". Fiambre
envasada, pan y zumo de cebada y divertidos minutos de "cháchara" para brindar por un Aquelarre más.....
Resumiendo, ruta circular de 50 kilómetros, los principales caminos
transitados han sido; Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino del Hituero,
Antiguo Camino de Segurilla a Sotillo de las Palomas. Camino de Sotillo-Cervera
de Los Montes-Segurilla-Mejorada-Velada.
Pd: Jesús, muchas gracias por tu
aportación fotográfica (5)
Buen día………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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