lunes, 5 de septiembre de 2016

Ruta: Vía Verde de La Jara

Viernes dos de septiembre, día de fiestas populares  en Velada, aunque, “algunos” tenemos jornada pactada de “pedaladas”, tiempo tendremos para disfrutar de los festejos propuestos. Un quinteto de caballeros, entre veleños y gamoninos, somos los invitados para “rodar” por el estirado y monótono  camino; desde Calera, nos proponemos a  hacer la vía verde “entera”.

     Después de descargar y preparar las burriclestas en la localidad calerana, iniciamos la etapa, aunque, Oscar “Boliche” ya ha calentado, desde Gamonal llega “zurrando”. Nada más comenzar, de todo un poco vamos hablando, relajados y las piernas “acomodando”; a nuestro paso, damos los buenos días a los madrugadores senderistas y  por “la pista longa”, nos reciben agradables olores a terreno fresco, la frondosidad de las silvestres  higueras, dibujando un variado repertorio  de sombras  y extensos campos de maíz  que se pierden tras la cortina del azulado horizonte. Las burricletas 29 exhiben su potencia y sobrada eficiencia por los planos terrenos, aunque sus doctos jinetes “van sobrados y están bien entrenados”. Entramos en una dinámica de rodar continuo, cruzamos el monumental viaducto que acompaña el discurrir sereno del serpenteante río; salvamos diminutos repechos disimulados, avistamos surtidores de agua, distribuidos en diferentes puntos de la vía y  también nos adentramos en túneles de todos los tamaños y en los más largos, Cristobalón y Roberto “El Bueno”, con sus candiles, alumbrando los tramos más delicados. Nos colamos en otra dimensión, más estaciones abandonadas, otras, en zonas de turismo transformadas, dentro de las postal  más asilvestrada; el raído molino de agua, mostrando los espectaculares cerros, de jaras arropados y vistosos peñascales de pizarra, decorando y dando color a nuestro fugaz paso. También, de vez en cuando bajamos la marcha, miramos hacia atrás y “guardando” para la vuelta, por lo que pueda pasar, llegamos a la última parada, que nos muestra una imagen bastante descuidada. Nos detenemos  a repostar, bocatas, fruta fresca, pasas y dulces-para no variar- también, con “ganas” nos hidratamos, porque el calor extremo ya viene amenazando y foto de rigor, delante del informativo cartelón.


     
















































































     Reemprendemos la marcha, en esta ocasión, por el mismo camino “en la ida recorrido”  y nada más partir, unos minutos para “relajar”; el amigo Roberto, prueba la burricleta veintinueve (“este va a picar”) y el quinteto de burriclistas “comienza a volar”; los tupidos jarales, amablemente, nos hacen el paseíllo y  los abigarrados parajes de pizarra, se mueven con más prisa de lo normal. Por la retaguardia “saltan las alarmas”, a  Gabriel “Lamparillas” la kilometrada, parece que se le quiere atragantar; aminoramos la marcha, pero sin bajar la guardia y el amigo Cristobalón, hace un esfuerzo extra y recurre “al empujón”. Continuamos cruzando las distintas galerías, ahora se agradece su temperatura más acogedoras y frías y nos aprovechamos del descarado paisaje apuntando hacia abajo; “sufrimos” la interminable recta de “Aldeanueva” y en dicha localidad, paramos a coger agua y darnos un buen remojón, para apaciguar el visible sofocón. Desde este punto, no decae el buen rollo y armonía; vamos  recogiendo los parajes transitados; “desde Silos, teníamos que haber salido” –se vuelve a escuchar- el caso es recortar, a la vez que, las altas temperaturas nos golpean y hacen mella en la animada grupeta; avistamos los apagados aspersores –íbamos pensando en refrescarnos- y  el recogido callejón de cañas, desprende un calor abrasador;  hacemos un último y titánico  esfuerzo por la desolada y achicharrada pista y al fondo, un mar de olivos,  las cuidadas cosechas y el transitado puente, nos avisan del final de la vía. Acomodamos las burricletas en los coches, despedimos a los demás compañeros, pero  a “Boliche” todavía le queda recorrer un “trecho”. Hasta la próxima.



     





















































     
     En definitiva, ruta lineal de 105 kilómetros, realizada a por  la Vía Verde de La Jara; desde Calera y Chozas hasta la estación de Las Minas de Santa Quiteria.

       Pd: Oscar, Cristóbal, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (5)


      Buen día……………SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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