Domingo,
cuatro de marzo, otro día más que “no me apetece madrugar”; la cantidad de agua caída, un pronóstico del
tiempo dudoso, me hacen posponer “fuera de la hora prevista” la salida festiva. Tarde, pero motivado, hacia
El Embalse de Cazalegas por el canal, quiero evitar “los caminos blandos y el
barro”, lo tengo claro.
Inicio la
etapa, dirección hacia la villa de Gamonal y desde la moqueta asfaltada voy
contemplando los magníficos resultados que nos han dejado los recientes y
generosos aguaceros; amplias praderas y cunetas empapadas y rebosadas de “la
tan esperada agua”. Por la vía del estirado canal, -“creía, que nunca
iba a decir esto-“ , no dejo de
disfrutar, siendo testigo de las lúcidas estampas que nos regalan las últimas lluvias
caídas; agradables aromas a hierba fresca y a eucaliptos removidos , para airear y
despertar a los ávidos sentidos; con
música de fondo, el nítido canto de la
perdiz, con algún “esparraguero y
andarines” también me encuentro. Pero, lo que es “todo un lujo”, escuchar los transparentes murmullos del agua “corriendo” por los
rebosados arroyos y otros pasos colmados; grandes extensiones inundadas y las ajetreadas
vaquerías, de barro hasta por
encima de las rodillas. Desde el desteñido horizonte, algún nubarrón con “capa
y espada” me amenaza, “pero pase lo que pase, ya no me vuelvo para casa”; saludo
a otros burriclistas que invaden la monótona pero placentera pista, mientras
voy rebasando las anegadas huertas, granjas y lujosas viviendas que “reposan”
sobre las acuosas parcelas. A “postas y
sin excusas” paso por encima de algún que otro charco, “lo bueno, que no me voy
a manchar de barro”; pero, como un crío voy disfrutando, salpicando y con
la cámara de fotos, enfocando e inmortalizando algunos momentos destacados. A
ritmo constante y alegre, van cayendo los kilómetros, hasta que llego al
marcado objetivo: El Embalse de Cazalegas,“ rugiendo con fuerza y repleto
de agua, bien abastecido”. Más
fotografías, por aquí y por allá, cuando por la retaguardia se me acercan; “de barro no te vas a manchar” –me comentan.
El amigo Alberto “Maestro Ceramista” que por lo visto, ha pensado igual que un
servidor e impoluto quiere “acabar”; siempre, es un placer contar con tan
agradable compañía y tenerle de escudero de fatigas; nos damos novedades,
contemplamos el citado embalse, por aquí y por allá “qué cantidad de agua y
según las predicciones, esto no va a parar”. Aprovechamos, para comer un plátano y una “barrita de aglomerao” para
reponer fuerzas y afrontar el camino de vuelta.
Reemprendemos
la marcha, atizándonos un leve aire de cara y
encaramados en la sentida tranquilidad
del canal; comentamos temas varios “pero con la mira puesta, en el próximo
reto”; nivel de la ruta, logística y
aposentos contratados. Mi compañero, “esté como esté, siempre mete una marcha
más”; “hay que sufrir y sudar” lleva como lema; recorremos un tramo del camino andado, pero
hacia el área recreativa de “La Portiña” nos desviamos, para dar más emoción y
como estaba previsto, la etapa alargar; nos configuramos en modo escalada,
aunque subimos a buen ritmo, mi acompañante, con estilo y fiereza, en plena
exhibición escaladora “unos metros se adelanta”; no entiende de pachangas, siempre da lo más”;
salvamos las duras pendientes, las cerradas curvas con alegría trazamos y tampoco bajamos los brazos en el último
repechón de hormigón: ”Unas veces se gana, otras se aprende”. Una vez coronada la torreta “cagarrache”, mientras respiramos y
cogemos aire, echamos un vistazo, a todo
lo que nuestros sentidos pueden rescatar; desde el punto más alto, relajamos la
marcha, cruzamos las villas cerreras hacia la vía de “Los Huertos” por el descenso asfaltado. Atrás,
dejamos las parcelas de árboles frutales y diversos decorados bien regados,
caminos “algo más blandos” que hasta el
encharcado Baldío nos acercan. Sin más novedad, cruzamos la anchurosa
extensión, esquivamos los dispersos charcos, escalamos “Las Casillas”
acelerando la marcha “quién da más” y en modo más distendido, recorremos las callejuelas del casco antiguo y,
desde “la emoción y euforia que nos
embriaga”, nos despedimos hasta la
próxima semana.
En
definitiva, ruta circular de 70 kms, los principales caminos transitados han
sido: Carril de Las Mulas, Gamonal,
Canal Bajo del Alberche-Embalse de Cazalegas-Canal Bajo del Alberche-
Área Recreativa de La Portiña-Segurilla-Mejorada-Camino de Los Huertos-Cañada
Real Leonesa Oriental-Velada.
“….mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”
No hay comentarios:
Publicar un comentario