lunes, 8 de junio de 2020

Ruta: Sotillo de las Palomas "más extra".


En primer lugar, desde estas líneas, me voy a permitir la licencia de felicitar a todo un campeón, pero mejor persona si cabe: Lhesem Sidahmed, una vez más lo ha vuelto a conseguir, a finales del mes de febrero se proclamó campeón de la XX Marathon del Sáhara (2020), traduciendo, 42 kilómetros de carrera a pie por el desierto. En la jornada  festiva de hoy (7-6-20), hemos tenido la suerte de disfrutar de su agradable compañía, su grandeza y su bondad ¡¡¡todo un lujo para el grupo!!! Desde el aprecio y la admiración, enhorabuena campeón. Esperamos que nos puedas acompañar más fines de semana: “La sencillez y la humildad son grandes valores que van de la mano y que imprimen al corazón un brillo especial…..”



Domingo, siete de junio, en el habitual punto de encuentro, acudimos siete caballeros veleños; con las burricletas prestas y bien dispuestas, vamos sumando unidades al desperdigado pelotón, después del obligado confinamiento y las salidas individuales cada uno por sus respectivos territorios municipales. Acude “El Gran Maestre”, que espera a “sus pupilos”, para hacer una etapa de menor entidad, “después de la jarana nocturna, éstos no sé si acudirán” -no comenta el laureado maestro. También, acude Martín “El Fiero”, Gabriel “Machaque”, Jesús “El Serrano”, Roberto “El Bueno”, Francis “Sevilla” y como invitado de honor, Lhesem “La Gacela del Sáhara”. Además, en la villa “cagarrache” nos aguardan “otros tantos”, (entre veleños y talaveranos) con  Ilde “El Suegro”, como reconocida autoridad,  a la cabeza del segundo grupo de  congregados.


















Comenzamos la jornada, después de tanto tiempo, nos damos novedades, por dónde hemos andado, cómo lo hemos pasado, qué tal los familiares y demás; agradables temperaturas para cabalgar y sin darnos cuenta, se nos presenta “la empinada Gamonosa”, “al tran-tran” que esto acaba de empezar; nos zarandeamos por los parajes cerreros, desfile “de modelos”, posados para la foto de rigor, mientras damos la talla por los repechos que salen a nuestro encuentro. Cruzamos la villas vecinas, todavía “dormidas” y sin movimiento por las calles vacías; en la localidad “cagarrache”, en el lugar pactado, nos reencontramos con amigos y compañeros de fatiga, -para aumentar la cuadrilla- también nos damos novedades, nos alegramos de vernos y vamos “al grano”. Esto ya es “otra historia”, disfrutar de la buena compañía, poder rodar en grupo, el deseado encuentro, hace más agradable dicho momento. A buen ritmo, cabalgamos por parajes que ya se echaban de menos, los acogedores y silenciados cerros, con la bajada al “inframundo” del Marrupejo. Desde aquí, nos adentramos por parajes más asilvestrados, sembrados en el iluminado rincón; rodamos en armonía, fotografía por aquí, fotografía por allá, los “flashes” tampoco paran, parece que hay “hambre de saborear”,  nos agrupamos cuando es necesario, todos esperamos y ningún componente queda en el olvido. También paramos en Sotillo, a llenar “la andorga”, minutos de relax y vuelta a empezar.



















Reemprendemos la marcha, todavía montados en el animado tobogán, “toca apretar” por la cuesta hormigonada y pericia por la pista de chinas atiborrada, mientras nos recreamos por los paisajes multicolores y arbolados, vamos restando los subes y bajas de la épica etapa. “La serpiente multicolor” nos movemos con soltura, algunos se exhiben en las subidas, otros pierden el respeto en las bajadas, mientras vamos sumando desnivel y metros a la kilometrada. Sin apenas darnos cuenta, cruzamos Cervera de los Montes y en “el puerto del depósito”, -ante la duda de “los gallos”- Roberto “El Bueno” coge los puntos del “más combativo”; ¿la mejor alternativa? nos metemos por “la senda de los contrabandistas” -había ganas de senderos- disfrutando por la angosta “línea”, los contrastes de colores nos dejan pasmados, también,  miramos de reojo hacia las anchurosas praderas y la fiel estampa de los campos cosechados y altos pastos, que encontramos a nuestro paso. En Segurilla, nos volvemos a despedir del comando de Talavera, mientras el séptimo veleño nos perdemos por la vía de los colegios; cruzamos la villa “zorrera”, dirección Gamonal; todavía nos acompaña el aire fresco, llevadero sin rastro del amenazante calor, surcamos esta vertiente cerrera; hacemos las pertinentes cuestas, por pasos agrietados y “maltratados” por los últimos aguaceros, resguardados a la sombra de los  discontinuos repechos por las piedras caballeras, mientras el alto de la Atalaya, nos controla otro día más. Disfrutamos el entretenido descenso, contamos las curvas y planeamos entre encinas que nos sirven de escudo y guía; atrás dejamos el pueblo gamón, tenemos ganas de más -grita la afición; nos adentramos en “parajes indios”, mientras rodamos con salero por la circunvalación, algunos compañeros también dan por concluida la jornada. Sin novedad por el Carril de las Mulas, por el término adehesado sumamos minutos y distancia con el aire en contra, antes de entrar al camino “imperial”; sin prisa pero sin pausa, recogemos los caminos, hacemos otro garabato en el mapa,  echamos de comer a las vacas y nos inventamos el circuito sobre la marcha, “el caso es no volver a casa”, hasta que nos despedimos para la próxima semana. ”La fama, aunque dulce,  es breve y efímera. El prestigio, en cambio es un camino de esfuerzo y dedicación, que desemboca en respeto, confianza y reconocimiento”.    

En definitiva, ruta circular de 70 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Camino de Velada- Mejorad- Segurilla, Antiguo Camino de Segurilla-Sotillo-Cervera, Senda de los Leñadores-Segurilla-Mejorada-Gamonal, Camino de Casaquemada, Carril de Las Mulas, Camino Real, Camino del Corchito-Carril de Las Mulas- Chilines, Camino de Gamonal-Velada.  


Buen día…………..SALUD.


“…..mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”.


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