Domingo, seis de diciembre, en el habitual punto de encuentro nos damos cita cuatro caballeros veleños; con las burricletas bien dispuestas y pertrechas, nosotros, también aparecemos ataviados hasta las cejas, para hacer frente a las primeras “pelonas” de la temporada. Después de las pasadas jornadas, la etapa estaba clara; cuestas, llanos, cuestas, llanos…..pues eso, a calentarnos por las bondadosas alturas.
A nuestro paso, nos encontramos con
estampas blanquecinas, fruto de las adelantadas heladas del fin de semana; ya
lucen los charcos congelados, mientras nos desmarcamos por pasos “poco
frecuentados”, pero igualmente, recargados de encanto. Tenemos la receta
perfecta para entrar en calor, después de bregar con las bajas temperaturas,
nos colamos en las pantallas empinadas
de la etapa pactada; como comentan en “las grandes vueltas”, después de la curva,
“en un giro de izquierdas, comienza el puerto”. Como jabatos “nos revolvemos” y
desafiamos a las exigentes pendientes, salvamos los tramos más complicados, acostumbrados
a grandes asaltos y conocedores del terreno que pisamos, “nos dosificamos”, sabemos como afrontar los pasos más delicados,
sin quemarnos. Sobre la marcha, de todo un poco hablamos, no faltan las
fotografías de rigor, también nos relajamos por la cañada, para coger aire y
afrontar en mejores condiciones las temerosas ascensiones: “La vida es como una
montaña rusa. Tiene bajadas y subidas, pero es tu elección gritar o disfrutar
del paseo.”
En nuestra andanza dominguera, disfrutamos de los vastos parajes helados, encendemos las luces de las antiguas trochas arrieras y ganaderas, nos recreamos por la serena cañada, y asaltamos las anchas pistas que pican para arriba; con disimulo nos ponen a prueba y nos encaraman al altar de los galadornados. Sobre la marcha, saludamos a otros burriclistas y también, nos encontramos con el amigo Nico "Charcos" y su hijo, al cual está "ilustrando". Por estos lares, hablamos con el privilegiado silencio, mientras mi cabeza “se va a pájaros”, es un placer ver las cunetas cargadas de agua; escuchamos los susurros que se escapan del encinar y por la zona más umbría, percibimos las mejores fragancias y con sutileza van avivando a los expectantes sentidos. Cabalgamos bien agrupados, en perfecta armonía, cuando hay que esperar se espera -no hace falta parar- sólo hay que mirar para atrás, con aflojar un poco, basta; todos contentos y vuelta al ruedo. Mis compañeros de fatiga (Roberto “El Bueno”, Francis “El Paciente” y Alberto “El Maestro Ceramista”), aprueban con nota esta prueba “montesa”; estamos a principios de curso, tampoco hay “que atracarse”, ya que nos puede dar una indigestión: “Mientras más años tenemos, más te das cuenta que no deseas tener dramas innecesarios, ni conflictos exhaustivos. Sólo deseas un lugar donde sentirte tranquilo y con personas que te generen paz.” Hasta la próxima.
Resumiendo, ruta circular de 55 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Camino de Los Perales-Molino de Vientos, Camino de Mojeda, Camino de Los Huertos, Colada de las Juntas, Cañada Real Leonesa Oriental, Vereda del Madroño (La Herrería-Mataburras), Camino Mejorada-Segurilla, Camino del Vertedero -bajada- , Camino de Mojosal, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Buenaventura-Segurilla (La Gran Muralla). Camino de Segurilla-Mejorada, Gamonal-Velada.
Buen día…………..SALUD.
“…..mil caminos por andar y mucho tiempo
perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”.
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