Domingo (29-01-2023), ocho caballeros
veleños nos presentamos al habitual punto de encuentro; hasta las cejas,
ataviados y con las burricletas prestas y bien dispuestas para afrontar la festiva
contienda. Temperaturas por debajo de cero para iniciar la jornada, un pequeño
detalle que no amedranta a los
convocados; con la firme propuesta sobre la mesa, para entrar en
calor “nos vamos de cuestas”.
Comenzamos la etapa, sobre el alambre afilada
con los dígitos del termómetro en negativo, cabalgamos por la extensa llanura
del “Baldío”, buscando territorios más favorables y “calentillos”. A nuestro
paso, cruje la tierra y también, las placas de hielo se hacen añicos, mientras
aguantamos las embestidas de la penúltima pelona de la noche pasada. Como los
mejores jamones, “nos curamos en la troje del llanazo con el belicoso frío”
para hacer calidad; agradable, la sensación de comenzar a escalar por la vía
compactada, sutilmente mecida y mimada por “el remonte cerrero”.
Nuestra pintoresca etapa está jalonada y
engalanada con un recorrido variado, con exquisitos y placenteros ingredientes;
subidas de todos los colores, -heladas, hormigonadas, quebradas e
inundadas-, bajadas divertidas que
enfriaban el ambiente, las fantásticas panorámicas del Piélago y sus antenas
ondeando –que nos llevan a recurrentes ideas- angostas veredas que han hecho
las delicias de los congregados, estrechos pasos embarrados que nos han puesto
a prueba y para rematar la faena, atravesar el crecido río con las burricletas
a cuestas.
Sobre la marcha, amenas conversaciones,
para templar la jornada y hacerla más llevadera; algunos compañeros,
personalizan la ruta –genial, rutas
adaptadas- y por diferentes motivos se van saliendo de la propuesta inicial.
Atravesamos el bosque asilvestrado de
enebros, chaparras y jaras en las tupidas aceras, “a tope de barro y
pasos inundados”, con sus benévolas pendientes y su fantasiosa senda, antes de arribar
en el vetusto y acogedor puente. Unos minutos de relax, para reponer fuerzas y
recrearnos con la singular estampa que nos rodea; un recorte de la Sierra de
Gredos, pedruscos abrigados con un manto de musgo y la dinámica corriente, engullendo a
la placentera mañana.
La vuelta, más animada entre
andurriales, patatales, pistas en mal estado, esquivando charcos y más pendientes “para ahogar las penas”; nos
desenvolvemos con solvencia por estos lares, dando la talla mis compañeros de
fatiga, cogiendo sensaciones y dibujando
“las cuestas, más llanas”.
Recogemos los caminos y las pendientes salteadas que nos encontramos por el
abigarrado paisaje, aunque a estas horas y a pesar de “la que llevamos” –no nos
habremos calentado suficiente-, el gélido aire,
todavía se deja notar a nuestro paso.
Destacar de la ruta, esta visita anual
al “Puente de los Duendes” y su digno entorno,
el espectacular y maravilloso rincón, oculto en las entrañas del copioso
encinar, bien acompañado con el paso del río Guadyerbas y las genuinas vistas
con las que nos agasaja el generoso recoveco. No menos destacable, los vistosos
y transparentes atuendos que comienzan a
asomar por la variada postal. “Para apreciar la belleza de los copos de nieve,
es necesario estar en medio del frío”. “En las profundidades del invierno, finalmente aprendí que en mi interior
habitaba un verano invencible”.
En definitiva, ruta circular de 64 kms (1100 m.aprox. D+). Los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de los Huertos, Camino del Bonal, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla-Cervera-Sotillo-Marrupe, Camino de Cervera- Cordelillo- Navamorcuende- (Cañada) Sotillo, Antiguo Camino de Segurilla-Mejorada-Gamonal-Velada.
Pd: Francis, muchas gracias por tu
aportación fotográfica (2).
Pd1: Fotografías en orden inverso a la ruta realizada.
Buen día……….SALUD.
“…..mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”.
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