Domingo, uno de noviembre; cinco
caballeros veleños acudimos al habitual punto de encuentro; pasamos lista y
revista, somos los que estamos y los que contamos para esta digna etapa; con
las burricletas bien dispuestas y prestas, nos disponemos a presentar batalla en la nueva
jornada.
Nos dirigimos hacia la Real Cañada, para
subir por el camino de “La Gamonosa”
hacia Mejorada; excelente arteria de caminos, que desde Segurilla nos
adentrarán por el sube y baja del colmado encinar; podemos apreciar “el aguazo”
de la noche pasada y el brillante verdor de los tapates que engalanan las forradas praderas; sorprendemos al vistoso
otoño, “acurrucado” por estos lares,
haciendo gala de su lujoso esplendor: “La música del lejano verano revolotea
alrededor del otoño buscando su nido interior”. Recorremos antiguos caminos por el manido
laberinto, hilvanando anchas vías y angostas sendas, para “colarnos” en la
mágica gruta “de los duendes y las
ninfas”; su ánimo y destreza se dejan ver, correteando y saltando por los
recovecos del lugar encantado. Desde aquí, salimos a la ancha avenida (Cañada
Real), que nos llevará hasta Sotillo de las Palomas, cogemos agua “sobre la
marcha” y salimos de la localidad, para continuar con alegría por la estirada Cañada y cruzamos los temerosos e incómodos arenales
del “Baldío” antes de llegar a Velada.
Buena jornada para visitar el lugar
conocido como “El Puente de Los Duendes”, antes de que nos acompañen las
continuas y esperadas lluvias y nos “impidan” disfrutar de estos “exóticos
parajes”. Martín “El Fiero” con su “Barreiros-todoterreno” nos abre el paso y
nos retira la piedras que vamos encontrando; Jesús “El Serrano”, nos comenta que
no conocía “este templo sagrado”, los demás (Roberto El Bueno, Alberto “El
Maestro Ceramista y El Relatero) nos limitamos a disfrutar y admirar el agraciado
lugar. El otoño es una estación especial, de colores vivos, que nos deja unos
espectaculares lienzos para enmarcar en la retina de los sentidos; a nuestro paso,
entre los vallados empedrados, el inconfundible olor a encina mojada, las
salpicaduras de “barro” por los tramos regados en la última rociada y la
ilusión de “perdernos” por estos ascéticos escondrijos, hacen más llevadera la mítica etapa: “Del
otoño aprendí que aunque caigan las hojas, el árbol sigue en pie.” Rescatamos
amables fragancias por el empañado monte; en nuestro cabalgar, avistamos una gratificante estampa de encinas,
estilizados enebros por el parque de los sueños, espigadas jaras separando la
angosta avenida, amarillentas choperas asomando en varias direcciones, sutiles fragancias
a hierba fresca airean la resaca mañanera, adornando la cautivadora
tranquilidad y haciendo resonancias en el visible silencio, a través de una tupida
alfombra de hojas secas, antes de “aterrizar” en el fantástico escondite. Nos
recreamos con el singular atractivo en el puente de los sueños, a la vez que, nos alimentamos e hidratamos para coger
fuerzas para el camino de vuelta. En nuestro regreso, velocidad, relevos y armonía,
se respira en el quinteto titular por la
irregular cañada; saludamos a otras escuadras burriclistas y antes de graduarnos,
por los territorios veleños, tenemos que retarnos con el temido arenal: “El
éxito ocurre cuando tus sueños son más grandes que tus excusas”.
Resumiendo, ruta circular de 60 kms, los
principales caminos transitados han sido; Camino de Velada-Mejorada-Segurilla,
Camino del Hituero, Antiguo Camino de Segurilla-Sotillo, Senda Cervera, Camino
de Meregil, Camino de Los Dornajos, Camino de
Segurilla-Marrupe-Cervera-Navamorcuende (Cañada Real Leonesa
Oriental)-Sotillo-Velada.
Pd: Roberto, gracias por la aportación
fotográfica (1).
Buen día………….SALUD.
“…..mil caminos por andar y mucho tiempo
perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”.
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